“¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación.” (Salmos 13:1-5)
Dentro de estos cinco versos David se mueve de la desesperación espiritual a la esperanza, de la lucha interna a la plena confianza y de la pena profunda a la alegría. ¿Qué causa el cambio dramático?
Los salmos de David son simplemente vislumbres de sus sentimientos. Mientras él gradualmente trataba con los crises, él volvió a su confianza en Dios. Pero puede haber pasado más despacio que aparecería cuando leemos la cuenta comprimida en estos pocos versos.
David sabía expresar sus sentimientos y fe simultáneamente. El revela sus emociones en un nivel mientras en otro nivel nos dice lo que él realmente creía.
Los cambios de humor de David reflejan los sentimientos de muchas personas que luchan con su fe. Quizás por eso muchos de nosotros nos identificamos con él y los Salmos con todos sus altibajos.
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