Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Thursday, March 28, 2013

NO ESTA AQUI, HA RESUCITADO


“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.” Mateo 28:1-6
 
¡Él no está aquí, ha resucitado! Estas seis palabras declaran la verdad más importante en la Biblia entera. ¿Usted puede preguntar, “Podía alguna verdad ser más importante que la verdad del nacimiento virginal de Cristo o, la verdad de la cruz de Calvario? ¿O los milagros que Cristo hizo, sanar los enfermos, dar la vista a los ciegos, y resucitando los muertos?” ¡Sí! ¡Porque, no importa lo que hizo Jesús, o quién era, si la muerte lo podría haber mantenido en la tumba, todo lo demás hubiera sido en vano!

La cruz y la resurrección de Jesús son inseparables, el uno demanda el otro. Si Jesús no hubiera muerto no habría por supuesto ninguna resurrección, de ahí ninguna fe, ninguna salvación, ninguna nueva creación; pero se no hubiera conquistado la muerte, el infierno, y la tumba Su muerte hubiera sido en vano. ¡Por lo tanto aquellos  que niegan Su resurrección más vale que nieguen que fue crucificado! “Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” (I Corintios 15:12-19).
El diablo hizo todo en su poder de mantener a Jesús de la cruz. Él sabía que si Jesús alcanzara el Calvario, Su muerte en la cruz eventualmente traería la caída de su reino. Satanás reunió todas las fuerzas del infierno, en un intento de destruir a Jesús antes de que él alcanzara la cruz, pero la Biblia nos dice en Colosenses 2:15 que Jesús, “despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Cuando Jesús oro en el Jardín de Getsemaní, Él vio todas las fuerzas del infierno aliados juntos para aplastarlo; pero un Ángel fue enviado para fortalecerlo y El obtuvo la victoria, poniendo al infierno a una vergüenza abierta.
El diablo trató de matar a Jesús cuando fue azotado por los romanos pero no lo logro. Él trató de matarlo bajo el peso de la cruz y falló. ¡Jesús vino al mundo para morir en la cruz, y ni el diablo y todas las fuerzas del infierno no podían pararlo!  Incluso después de que Él llegó a la cruz y murió allí, ellos pensaron que ellos podrían mantenerlo en la tumba por poniendo una piedra pesada en frente de la entrada, sellándolo con el sello imperial de Roma, y poniendo una guardia romana enfrente de ella. Pero ellos no habían tomado en cuenta el poder de Dios y el hecho que no era posible que la muerte lo detuviera porque Él era Dios mismo manifestado en la carne como dice el evangelio de San Juan 1:14; “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”
¡No era posible que la muerte detuviera a Jesús! La muerte es el resultado del pecado, “Porque la paga del pecado es muerte” dice Romanos 6:23, “y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” dice Santiago 1:15, pero Jesús no pecó; no había pecado en Él. Por tanto la muerte no tenía ningún derecho a Jesús. Jesús no murió como muere un mortal; Él no murió una muerte “natural.” Él entrego su vida por su propia voluntad, para volverla a tomar. El dijo en San Juan 10:17-18: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.” Jesús es vida, y es imposible que la muerte retenga la vida. Él dijo en San Juan 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida.” Él tomo un cuerpo para poder morir, dar Su vida, y mediante la muerte hacer posible la vida eterna a todos los que creen en Él, San Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
¡Ningún hombre mató a Jesús! ¡Es cierto que los hombres demandaron Su muerte, los hombres lo detuvieron y lo condenaron, y las manos de hombres le clavaron en la Cruz, pero no nos equivoquemos, el hombre no tomo su vida! Jesús era Dios manifestado en la carne, y Dios no puede morir ni puede ser matado.   
Pilato dio el cuerpo exánime de Jesús a Nicodemo y José de Arimathaea. Ellos bajaron el cuerpo de la cruz y lo pusieron en la tumba nueva de José, ¡pero no era posible que la corrupción destruya Su cuerpo, y al tercer día después de Su entierro Jesús salió de la tumba en el mismo cuerpo que Nicodemo y José habían puesto en la tumba! Si Él no hubiera resucitado corporalmente no hubiera ganado la victoria total sobre la muerte.     
Sin Su resurrección corporal Él hubiera ganado solamente una victoria parcial sobre la muerte. Pero, Él si resucito corporalmente, y la Palabra de Dios declara: Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (I Corintios 15:54-57).
Gracias a Dios que Él no se detuvo antes que ganar victoria total sobre el mundo, la carne, y el diablo, la muerte, el infierno, y la tumba. Tomo un cuerpo que era capaz de morir y en ese cuerpo Él murió y resucito. Su resurrección corporal es la garantía que conquisto todo lo que Él vino a conquistar, y Él ahora retiene las llaves del infernó y de la muerte. “yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17-18).
Que todos los muertos van a ser resucitados a vida es enseñado en las escrituras, De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” (Juan 5:25-29). Dos cosas se enseñan en esta escritura. La primera cosa es que todos los que mueren van a ser resucitados a vida. La segunda cosa es que algunos van a ser resucitados a vida eterna mientras otros van a ser resucitados a vergüenza eterna y condenación.
Todos los que han vivido y han muerto van a resucitar de la muerte al fin de la edad. Ellos se levantaran a la vida eterna o a la muerte eterna. Lo que la persona hace con Cristo va determinar cuál de estos dos va ser su fin. los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:56, 11-15).             

 

HE IS NOT HERE, HE IS RISEN!


“After the Sabbath, at dawn on the first day of the week, Mary Magdalene and the other Mary went to look at the tomb. There was a violent earthquake, for an angel of the Lord came down from heaven and, going to the tomb, rolled back the stone and sat on it. His appearance was like lightning, and his clothes were white as snow. The guards were so afraid of him that they shook and became like dead men. The angel said to the women, “Do not be afraid, for I know that you are looking for Jesus, who was crucified. He is not here; he has risen, just as he said. Come and see the place where he lay.” Matthew 28:1-6
He is not here, He is raised! These seven words declare the most important truth in the entire Bible. You may ask, “Could any truth be more important than the truth of the virgin birth of Christ or, the truth of the cross of Calvary? Or the miracles that Jesus did, healing the sick, giving sight to the blind, and restoring the dead to life?” Yes! Because, it doesn’t matters what Jesus did, or who He was, if death could have kept Him in the grave, All else would have been in vain!
The cross and the resurrection of Jesus are inseparable one demands the other. If Jesus had not died there would of course be no resurrection, hence no faith, no salvation, no new creation; but had he not conquered death, hell, and the grave His death would have been in vain. Therefore those who deny His resurrection might just as well deny that He was crucified! “Now if Christ be preached that he rose from the dead, how say some among you that there is no resurrection of the dead? But if there be no resurrection of the dead, then is Christ not risen: And if Christ be not risen, then is our preaching vain, and your faith is also vain. Yea, and we are found false witnesses of God; because we have testified of God that he raised up Christ: whom he raised not up, if so be that the dead rise not. For if the dead rise not, then is not Christ raised: And if Christ be not raised, your faith is vain; ye are yet in your sins. Then they also which are fallen asleep in Christ are perished. If in this life only we have hope in Christ, we are of all men most miserable” (I Corinthians 15:12-19).
The devil did everything in his power to keep Jesus from the cross. He knew that if Jesus reached Calvary, His death on the cross would eventually lead to the downfall of his kingdom. Satan assembled all the forces of hell, in an all-out attempt to destroy Jesus before He reached the cross, but the Bible tells us in Colossians 2:15 that Jesus, “Having disarmed the powers and authorities, he made a public spectacle of them, triumphing over them by the cross.” When Jesus prayed in the Garden of Gethsemane, He saw all the forces of hell allied together to crush Him; but an angel was sent to strengthen Him and He won the victory, putting hell to an open shame.
The devil tried to kill Jesus on the Roman whipping post and failed. He tried to kill Him under the weight of the cross and failed. Jesus came into the world to die on the cross, and all the forces of hell could not stop Him! Even after He reached the cross and died there, they thought that they could keep Him in the tomb by rolling a heavy stone across the door, sealing it with the imperial seal of Rome, and placing a Roman guard over it. But they did not reckon on the power of God and the fact that it was not possible for death to hold Him because He was God manifested in the flesh just as the gospel of St. John 1:14 tells us “And the Word was made flesh, and dwelt among us.”
It was not possible that death could hold Jesus! Death is the result of sin, “the wages of sin is death” says Romans 6:23, “Sin, when it is finished, bringeth forth death” says James 1:15, but Jesus did not sin; there was no sin in Him. Therefore death had no claim on Him. Jesus did not die as mortals die; He did not die a “natural” death. He laid His life down of Himself, that He might take it again. He said in John 10:17-18, “No man taketh it from me, but I lay it down of myself. I have power to lay it down, and I have power to take it again.” Jesus is Life, and it is impossible for death to hold life. He said in St. John 11:25: “I am the resurrection, and the life.” He took a body in order that He might die, lay His life down, and through death make eternal life possible for all who believe in Him. John 3:16: “For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whosoever believeth in him should not perish, but have everlasting life.”
No man killed Jesus! It is true that men demanded His death, men arrested and condemned Him, and the hands of men nailed Him to the cross, but make no mistake, friend, man did not take His life! Jesus was God manifested in the flesh, and God cannot die or be killed.  
Pilate gave Jesus’ lifeless body to Nicodemus and Joseph of Arimathaea. They took it down form the cross and placed it in Joseph’s new tomb, but it was not possible for corruption to destroy His body, and on the third day after His burial Jesus came forth from the grave in the same body Nicodemus and Joseph had placed in the tomb! If He had not risen bodily He would not have won total victory over death.
Without His bodily resurrection He would have won only partial victory over death. But He did rise bodily, and the Word of God declares: “When this corruptible shall have put on incorruption, and this mortal shall have put on immortality, then shall be brought to pass the saying that is written, Death is swallowed up in victory. O death, where is thy sting? O grave, where is thy victory? The sting of death is sin; and the strength of sin is the law. But thanks be to god, which giveth us the victory through our Lord Jesus Christ!” (I Cor.15:54-57).
Thank God, He did not stop short of total victory, victory over the world, the flesh, and the devil, death, hell, and the grave. He took a body that was capable of dying and in that body He died and rose again. His bodily resurrection is the guarantee that He conquered all He came to conquer, and He now holds the keys of hell and of death. “I am the first and the last: I am he that liveth, and was dead; and, behold, I am alive for evermore, Amen; and have the keys of hell and of death.” (Rev. 1:18). 
That the dead are going to be raised to life again is taught throughout the scriptures, “Verily, verily, I say unto you,  The hour is coming, and now is, when the dead shall hear the voice of the Son of God: and they that hear shall live. For as the Father hath life in himself; so hath he given to the Son to have life in himself; And hath given him authority to execute judgment also, because he is the Son of man. Marvel not at this: for the hour is coming, in the which all that are in the graves shall hear his voice, And shall come forth; they that have done good, unto the resurrection of life; and they that have done evil, unto the resurrection of damnation” (John 5:25-29).  Two things are taught in this Scripture. The first thing is that everyone who dies is going to be raised to life again. The second thing is that some are going to be raised to life while others are going to be raised to everlasting shame and damnation.
Everyone who’s ever lived and died is going to be raise from the dead in the end of the age. They will either be raised to eternal life or to eternal damnation. What a person does with Christ will determine which of these it will be, “the rest of the dead lived not again until the thousand years were finished. This is the first resurrection. Blessed and holy is he that hath part in the first resurrection: on such the second death hath no power, but they shall be priests of God and of Christ, and shall reign with him. And I saw a great white throne, and him that sat on it, from whose face the earth and the heaven fled away; and there was found no place for them. And I saw the dead, small and great, stand before God; and the books were opened: and another book was opened, which is the book of life: and the dead were judged out of those things which were written in the books, according to their works. And the sea gave up the dead which were in it; and death and hell delivered up the dead which were in them: and they were judged every man according to their works.  And death and hell were cast into the lake of fire. This is the second death. And whosoever was not found written in the book of life was cast into the lake of fire.” (Revelation  205-6, 11-15).

 

Wednesday, March 20, 2013

LA CRUCIFIXIÓN Y LA RESURRECCIÓN, ¿QUÉ DÍA?


El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.”  Mateo 12:39-40
Muchas personas, por la razón de la tradición del "Viernes Santo y Domingo de Resurrección" han asumido que Jesús murió en viernes y resucitó el Domingo de Pascua. Como Jesús dijo que resucitaría al tercer día, algunos cuentan parte del viernes como un día, sábado como el segundo y parte del domingo, como el tercero. Pero cuando escudriñamos las Escrituras, hallamos que Cristo habló del período de tiempo como tres días y tres noches. ¡Del viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana, no hay tres días y tres noches! ¿Cuál es entonces la explicación correcta? No hubo testigos oculares de la resurrección. Aun los llamados "Padres Apostólicos" no tuvieron más fuente e información que los registros que están hoy a nuestra disposición. No fue sino hasta la muerte del último de los doce apóstoles (Juan) que la tradición de "Viernes Santo y Domingo de Resurrección" empezó a difundirse en las iglesias. ¿Cuáles son los hechos registrados?
 
Los fariseos pedían a Jesús una señal de que era el verdadero Mesías, El les dijo que no les daría más señal que la del profeta Jonás. "Porque como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra, tres días y tres noches" (Mat. 12:39-40, 16:21; Mar. 10:34; Lc. 24:7; Jonás 1:7). Jesús declaró expresamente que la única señal que daría para probar Su dignidad de Mesías, sería Su permanencia de tres días y tres noches justos en el sepulcro.
 
Estos fariseos que se negaban a admitir la investidura de Cristo exigían una prueba, Jesús les ofreció solamente una prueba. Esa prueba no era el hecho de la resurrección en sí, sino el lapso de tiempo que El había de reposar en el sepulcro antes de ser resucitado. Jesús reclamo su derecho de ser el Salvador sobre Su promesa de permanecer exactamente tres días y tres noches en el sepulcro, ¡pero si el fracasaba en cumplir esta señal, debe ser rechazado como un impostor! ¡No es de extrañar que Satanás haya hecho que los incrédulos se mofen de la historia de Jonás y la Ballena! Esta única y sobrenatural prueba dada por Jesús para demostrar su mesiazgo, ha incomodado mucho a los comentaristas y a los altos críticos. Sus esfuerzos por descartar esta única prueba de la divinidad de Cristo, son ridículos en extremo. ¡Tienen que destruir esta evidencia, o sus tradiciones de "Viernes Santo y  el Domingo de Pascua" se derrumban!
 
Jesús estuvo en la tumba no menos ni más de 72 horas. Dios es un Dios de exactitud. El hace todo a la hora propicia. No hay nada de accidental en lo que El hace. "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo," no un año antes ni un año después, sino justamente a tiempo, que "Dios envió a su Hijo" (Gál.4:4). La hora de su Unigénito fue preordinado y de ella nos habló Daniel. De igual manera fue exacto el tiempo cuando Jesús fue "entregado" por los pecados del pueblo. Aquellos que trataron de matarlo antes, fallaron porque "su hora no había llegado". No solamente el día y el año de su muerte fueron preparados de antemano, ¡sino que hasta la "hora"  era parte del plan divino! "Padre...Jesús clamó..., la hora ha llegado..." (Juan 17:1).
 
Siendo que había una hora exacta para el nacimiento de Cristo, una hora exacta para su ungimiento, una hora exacta para el comienzo de su ministerio, una hora exacta para su muerte, no es impropio pensar que había también una hora exacta para su resurrección. Exactamente 72 horas. Un comentarista dice: "Por supuesto, sabemos que Jesús estuvo en el sepulcro solamente la mitad del tiempo que esperaba estar". ¡Algunos expositores nos embaucan hasta hacernos creer que "en la lengua griega, en que el N.T. fue escrito, la expresión 'Tres días y tres noches' indica tres períodos, ya sean del día o de la noche"! Jesús, nos dicen ellos, fue puesto en la tumba poco antes de la puesta del sol el viernes y resucitó al amanecer el domingo, dos noches y un día.
 
El comentarista Adam Clarke  como otros cita el Talmud judío para apoyar la idea de que tres días y tres noches supuestamente significan un día y dos noches. El Comentario Bíblico de los Adventistas del Séptimo Día implica lo mismo. Pero la Biblia no es interpretada por el Talmud judío ni por ningún comentario de hechura humana. Jesús rechazó las talmúdicas tradiciones de los judíos.
 
La definición de la Biblia con respecto a la duración de los "días y las noches", es muy simple. Aun estos mismos críticos admiten que en hebreo, la lengua en que el libro de Jonás fue escrito, la expresión "tres días y tres noches" quiere decir un período de 72 horas, tres días de doce horas y tres noches de doce horas. Jonás 1:17 dice, "...y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches". Ese, los críticos admiten, fue un período de 72 horas. Y Jesús dijo claramente, que "como estuvo Jonás tres días y tres noches" en el vientre del gran pez, ¡así El estaría el mismo lapso de tiempo en el sepulcro!
 
¿Sabía Jesús cuánto tiempo había en un "día"  y en una "noche”? Respondió Jesús: "¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él" (Juan 11:9-10). Ahora note usted la definición bíblica de la expresión "al tercer día". Texto tras texto nos dice, que Jesús resucito al tercer día. Vea cómo defina la Biblia el tiempo requerido para cumplir "el tercer día."
 
En Génesis 1:4 y 5 leemos que "separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde [oscuridad] y la mañana [luz] un día" [el primer día]. El versículo 8 dice: "Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde [oscuridad] y la mañana [luz] el día segundo". En el versículo 13 del mismo capítulo 1 de Génesis se lee; "...y fue la tarde [ahora tres períodos de oscuridad llamados noche - tres noches] y la mañana [ahora tres períodos de luz llamados día - tres días] el día tercero". Aquí tenemos la única definición de la Biblia que explica y suma la cantidad de tiempo implicada en la expresión, "el día tercero". Jesús dijo que doce horas contenía cada período. ¡Un total de 72 horas! "Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días" (Marcos 8:31).
 
Si Jesús hubiera muerto el viernes y resucitado después de un día, la resurrección habría ocurrido el sábado por la tarde, y si después de dos días, ésta habría acontecido la tarde del domingo, y si después e tres días, la tarde de lunes. Examine este texto cuidadosamente. Usted no puede, por ningún proceso de matemática, sumar nada menos que un total de setenta y dos horas, tres días y tres noches, en una resurrección que ocurrió tres días después de la crucifixión.
 
Si aceptamos todo el testimonio de la Biblia (Marcos 9:31; Mateo 27:63; Juan 2:19-21), tenemos que llegar a la conclusión de que Jesús estuvo exactamente tres días y tres noches, tres días completos de 24 horas cada uno, o sean 72 horas en el sepulcro.
 
Para que sean tres días y tres noches, 72 horas, los de su permanencia en el sepulcro, su resurrección tuvo que haber ocurrido exactamente a la misma hora del día en que su cuerpo fue colocado en la tumba. ¡Si podemos hallar la hora del día en que fue sepultado, habremos encontrado también la hora del día e la resurrección! Si el entierro, por ejemplo, hubiera sucedido a la salida del Sol, y era necesario que el cuerpo quedara tres días y tres noches en la tumba, la resurrección tenía que ocurrir también a la salida del Sol tres días después. Se el sepelio fue a la puesta del Sol, la resurrección ocurrió tres días más tarde al ponerse el Sol. Jesús clamó a gran voz en la cruz poco después de "la hora novena" {3:00 p.m.} (Mat. 27:46-50; Mr. 15:34-37; Lc. 23:44-46).
 
El día de la crucifixión fue llamado de "preparación" o un día antes del Sábado (Mt. 27:62; Mr. 15:42; Lc. 23:54; Jn. 19:31). Ese día terminó a la puesta del Sol, según la computación bíblica (Levítico 23:32). Jesús fue enterrado antes de que el citado día terminara, antes de la puesta del Sol. Juan añade: "Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús" (Jn. 19:42). De acuerdo con las leyes antes de que comenzara el Sábado o algún día grande de fiesta solemne. Por eso el cuerpo de Jesús fue enterrado antes del ocaso el mismo día que murió y su muerte ocurrió poco después de las tres de la tarde.
 
¡El entierro del cuerpo de Cristo fue a una hora avanzada de la tarde! Fue entre los tres pasados meridianos y la puesta del Sol como estas Escrituras lo prueban. Y puesto que la resurrección tuvo que ocurrir a la misma hora del día tres días más tarde, la resurrección de Cristo ocurrió, no a la salida del Sol, sino en la tarde, ya avanzada la hora, cerca de la puesta del Sol. Las primeras investigadoras, María Magdalena y sus compañeras, vinieron al sepulcro el primer día de la semana (el domingo) muy temprano, siendo todavía oscuro, cuando el Sol comenzaba a rayar, al alba (Mr. 16:2, 9; Lc. 24:1; Jn. 20:1). Estos son los textos que según suponen indica que la resurrección tuvo lugar a la salida del Sol la mañana del domingo. 
 
Algunos enseñan que Marcos 16:9 enseña que la resurrección fue el domingo en la mañana. Este versículo no dice que Jesús hubiera resucitado el primer día de la semana. ¿Dice que en el primer día de la semana estaba resucitado o que resucitó a esa hora? ¡No! Dice que al llegar el primer día de la semana "ya había resucitado". Esta frase está en tiempo antipretérito. La palabra griega aquí escrita "resucitó", que es en pasado. La palabra griega no indica que Cristo resucitó en la mañana del primer día de la semana; al contrario, expresa que ya había resucitado.
 
Cuando la Biblia fue escrita originalmente, las comas eran desconocidas. La puntuación fue inventada por Aldus Manutions, en el siglo XV. Como los manuscritos originales no tenían puntuación alguna, los traductores añadieron las comas en donde pensaron que debían ir, basados en la lógica. En Marcos 16:9, notemos que la coma está situada después de la palabra mañana. El poner la coma aquí conecta al primer día de la semana con la hora de la resurrección. Pero si la coma se pone después de la palabra "resucitó", vemos el significado correcto de las Escrituras. Recordemos que fueron las palabras de la Biblia inspiradas, no la puntuación, que fue añadida más tarde por los hombres. El tercer día a contar del miércoles en que ocurrió el sepelio, fue Sábado; los tres días completos de permanencia en la tumba terminaron el Sábado en la tarde, poco antes de la puesta del Sol, no el domingo por la mañana.
 
Jesús fue crucificado el miércoles, o sea el día intermedio de la semana. El murió en la cruz un poco después de las tres de aquella tarde y fue enterrado antes de la puesta del Sol, la tarde del miércoles. Cuente tres días y las tres noches. Su cuerpo estuvo en la tumba el miércoles, jueves y viernes por la noche, tres noches. Y también estuvo allí durante la porción iluminada del día el jueves, viernes y Sábado, tres días. ¡Fue resucitado el sábado, ya tarde, un poco antes de la puesta del Sol, precisamente a la hora en que fue sepultado! Y el domingo en la mañana al amanecer ¡El ya estaba allí, ya había resucitado!  
 
¡Ahora llegamos a una objeción que posiblemente pueda surgir, y con todo, es precisamente el punto que prueba esta verdad! Tal vez haya observado que la Escritura dice que el día posterior a la crucifixión fue un sábado. Por leer negligentemente la Palabra de Dios, durante siglos, muchas personas ciegamente han supuesto que la crucifixión tuvo lugar un viernes.
 
Ya hemos demostrado con los cuatro Evangelios que al día de la crucifixión se le llamo de "preparación" o "la víspera de la pascua". Era el día de preparación para el sábado. Pero, ¿para que sábado? El Evangelio de Juan da una respuesta "Y era la preparación de la pascua". ¿Qué es un gran día de sábado? ¡Pregunte usted a cualquier judío! Le dirá que es uno de los Días Santos anuales, o día de fiesta. ¡Los Israelitas observaban siete de éstos todos los años, y a cada uno le llamaban sábado! Los sábados anuales caen en ciertas fechas del calendario, en diferentes días de la semana y en diferentes años, así como las fiestas que se observan ahora. Estos siete Sábados anuales pueden caer lunes, jueves, domingo, etc. (Levítico 16:31; 23:15, 24, 26-32, 39).
 
Mateo 26:2: "Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado". ¡Si lee usted todo este capítulo, entenderá que Cristo fue crucificado en la Pascua! Cristo es nuestra pascua, sacrificado por nosotros (I Cor. 5:7). ¡Jesús fue ofrecido en sacrificio el mismo día en que la Pascua era inmolada cada año! ¡Fue sacrificado el 14 de Abib, el primer mes del calendario hebreo! Y este día de la Pascua era el anterior o de preparación para la fiesta, o gran sábado anual, que ocurría el 15 de Abib. Este sábado puede caer en cualquier día de la semana. Frecuentemente sucede, aún hoy, y es observado por los judíos, en jueves. Los judíos observaron este gran sábado un jueves en 1982, 1989, 1992, 2001, 2005 y lo observaran un jueves en 2013.
 
El calendario de los hebreos muestra que en el año en que Jesús fue crucificado, el 14 de Abib, día de la Pascua, era miércoles y que el sábado anual fue jueves. Este era el sábado que se acercaba ya, cuando, José de Arimatea se apresuró a enterrar el cuerpo de Jesús casi al finalizar aquella tarde del miércoles. ¡Hubo dos sábados en esa semana!
 
Según Marcos 16:1, María Magdalena y sus acompañantes compraron las drogas aromáticas para ungir el cuerpo de Jesús después de que el sábado hubo pasado. Por lo tanto, no pudieron preparar dichas drogas antes del citado día. Sin embargo, después de prepararlas, "descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento" (Lucas 23:56).
 
Estudie estos textos cuidadosamente. Hay solamente una posible explicación: el gran Sábado anual, el día de fiesta correspondiente a los días de los Panes sin Levadura, ese año (31 d. de J.C.) cayó jueves, y al día siguiente, es decir, el viernes, estas mujeres compraron y prepararon sus aromas y luego descansaron el Sábado semanal, conforme al mandamiento (Éxodo 20:8-11). Una comparación de estos dos textos prueba que hubo dos sábados en aquella semana, con un día intermedio. De otra manera, estos textos se contradicen.

 

 

 

THE CRUCIFIXION AND THE RESURRECTION, WHICH DAY?


“But he answered and said unto them, An evil and adulterous generation seeketh after a sign; and there shall no sign be given to it, but the sign of the prophet Jonas: For as Jonas was three days and three nights in the whale's belly; so shall the Son of man be three days and three nights in the heart of the earth.” Matthew 12:39-40

Many people, for the reason of the tradition of "Good Friday and Easter Sunday" have assumed that Jesus died on Friday and resurrected on Easter Sunday. Few have ever thought to question this. Because Jesus said that He would resurrect on the third day, some people count part of Friday as one day, Saturday as the second and part of Sunday, as the third day. But when we investigate the scriptures, we find that Christ spoke about the period of time as three days and three nights. From Friday evening until Sunday morning, are not three days and three nights! Which then is the correct explanation? There were no eye witnesses of the resurrection. Even the so-called "Apostolic Fathers" did not have any more sources and information then the records that are available to us today. Tradition must be dismissed. It wasn’t until the death of the last of the twelve apostles (John) that the tradition of "Good Friday and Easter Sunday" started spreading in the churches. What are the recorded facts.
The Pharisees were asking Jesus for a sign; evidence to prove that He was the true Messiah. Jesus answered: “An evil and adulterous generation seeketh after a sign; and there shall no sign be given to it, but the sign of the prophet Jonas: For as Jonas was three days and three nights in the whale’s belly; so shall the son of man be three days and three nights in the heart of the earth” (Matt. 12:39-40, 16:21). Now consider the tremendous importance of the overwhelming significance of Jesus’ statement. He expressly declared that the only sign He would give to prove He was the Messiah was that He would be just three days and three nights in the sepulcher.
These Pharisees who refused to admit the investiture of Christ demanded proof, Jesus offered but one proof. That proof was not the fact of the resurrection itself. It was the length of time He would be in the grave, before resurrecting. Think what this means! Jesus staked His claim to being the Saviour upon remaining exactly three days and three nights in the grave, but if He failed in this sign, He must be rejected as an impostor! No wonder Satan has caused unbelievers to scoff at the story of Jonah and the Whale! This one and only supernatural proof ever given by Jesus for His Mesiahship has bothered the commentators and critics. They attempt to explain away this sole proof for Christ’s divinity. For explain this away they must, or their “Good Friday-Easter” tradition collapses!
One commentator says, “of course we know that Jesus was actually in the tomb only half as long as He thought He would be!” Some imposes on us to believe that in the Greek language, in which the N.T. was written, the expression, three days and three nights, means three periods, either of day or of night! Jesus, they say, was placed in the tomb shortly before sunset Friday, and rose at sunrise Sunday morning, two nights and one day.
The Bible definition of the duration of nights and days is simple. Even the critics admit that in the Hebrew language, in which the book of Jonah was written, the expression “three days and three nights” means a period of 72 hours, three twelve hour days and three twelve hour nights. Notice Jonah 1:17: “And Jonah was in the belly of the fish three days and three nights!” They admit it was a period of 72 hours, and Jesus distinctly said that as Jonah was three days and three nights in the great fish’s belly, so He would be the same length of time in the grave! Did Jesus know how much time was in a day and in a night? Jesus answered, “are there not twelve hours in a day...but if a man walk in the night, he stumbleth” (John 11:9-10).
The Bible definition of the expression, “the third day” text after text tells us that Jesus rose the third day. Notice how the Bible defines the time required to fulfill, “the third day” (Gen. 1:4-13). “And he began to teach them, that the Son of man must suffer many things and be rejected of the elders and of the chief priests, and scribes and be killed and after three days rise again” (Mark 8:31). If Jesus had been killed on Friday and then after one day He had risen, the resurrection would have occurred on Saturday evening. If after two days it would have occurred Sunday evening and if after three days, it would have occurred Monday evening. Examine this text carefully. You cannot figure any less than a full 72 hours in a resurrection which occurred three days after the crucifixion! (Mark 9:31; Matt. 27:63; John 2:19-21) If we are to accept all the testimony of the Bible, we must conclude that Jesus was exactly three days and three nights, three full 24 hour days, 72 hours in the grave.
Now notice carefully this fact: in order to be three days and three nights in the tomb, Jesus had to be resurrected at exactly the same time of day that His body was buried in the tomb! If we can find the time of day of the burial, then we have found the time of day of the resurrection! If the burial, for instance, was at sunrise, then for the body to be left an even three days and three nights in the tomb, the resurrection likewise had to occur at sunrise, three days later. If the burial were at noon, the resurrection was at noon, etc.
The crucifixion day was called “the preparation” or day before the Sabbath (Mat. 27:62; Mark 15:42; Luke 23:54). This day ended at sunset, according to Lev. 23:32. Jesus cried out soon after “the ninth hour” or 3:00 p.m. (Matt. 27:46-50; Mark 15:34-37; Luke 23:44-46). Yet Jesus was buried before this same day ended, before sunset (Matt. 27:57; Luke 23:52-54). John adds, “There laid they Jesus therefore because of the Jews’ preparation day.” According to the laws observed by the Jews all dead bodies must be buried before the beginning of a Sabbath or feast day. Therefore Jesus was buried before sunset on the same day He died. He died shortly after 3:p.m. The burial of Christ’s body was in the late afternoon! It was between 3 p.m. and sunset as these scriptures prove. And since the resurrection had to occur at the same time of day, three days later, the resurrection of Christ occurred, not at sunrise, but in the late afternoon, near sunset.
The first investigators, Mary Magdalene and her companions, came to the sepulcher on the first day of the week (Sunday) very early, while it was yet dark, as the sun was beginning to rise, at dawn (Mark 16:2; Luke 24:1; John 20:1). These are the texts that most people have supposed stated that the resurrection was at sunrise Sunday morning. When the women arrived, the tomb was already open! At that time Sunday morning while it was yet dark, Jesus was not there! Notice how the angel says, “He is not here, but is risen” (Mark 16:2; Luke 24:6; Matt. 28:5-6). Jesus was already risen at sunrise Sunday morning! He rose from the grave in the late afternoon, near sunset! And since Christ was buried late Wednesday afternoon and that the resurrection took place at the same time of day three days later, we now know the resurrection of Christ occurred late Saturday afternoon.
Jesus was crucified on Wednesday, the middle day of the week. He died shortly after 3 p.m. that afternoon; was buried before sunset Wednesday evening. Now count the three days and three nights. His body was Wednesday, Thursday and Friday nights in the grave, three nights. It also was there through the daylight part of Thursday, Friday and Saturday, three days. He rose Saturday, the Sabbath, late afternoon, shortly before sunset, at the same time of day that He was buried! It is significant that in Daniel’s prophecy of the “seventy weeks” (Dan. 9:24-27), Jesus was to be cut off “in the midst of the week.” It is significant that Jesus was also “cut off” on the middle day of a literal week.
Now we come to an objection some may raise, yet the very pint which proves this truth. Perhaps you have noticed that the Bible say the day after the crucifixion was a Sabbath. Hence, for centuries, people have assumed the crucifixion was on Friday. We have seen by all four Gospels that the crucifixion day was called “the preparation.” The preparation day for the Sabbath. But for what Sabbath? It was the preparation of the Passover (John 19:14, 31).
Just what is a “high day”? Ask any Jew! He will tell you it is one of the annual holy days, or feast days. The Israelites observe seven of these every year, every one called a Sabbath! Annual Sabbaths fall on certain annual calendar dates and on different day of the week in different years, just like the Roman holidays now observed. These Sabbaths might fall on Monday, on Thursday, or on Sunday (Leviticus 16:31; 23:24, 26-32, 39). Notice Matthew 26:2, if you will follow through this chapter you will see that Jesus was crucified on the Passover! And what was the Passover? In the twelfth chapter of Exodus you will find the story of the original Passover. Following the Passover was a holy convocation or annual Sabbath (Num. 28:16-17). The Passover lamb, killed every year on the 14th of the first month called “Abib,” was a type of Christ, the Lamb of God that taketh away the sin of the world. Christ is our Passover, sacrificed for us (I Cor. 5:7).
Jesus was slain on the very same day the Passover had been slain every year. He was crucified on the 14th of Abib, the first Hebrew month of the year. And this day, the Passover, was the day before, and the preparation for, the Feast day, or annual high day Sabbath, which occurred on the 15th. of Abib. This Sabbath might occur on any day of the week. Frequently it occurs, and is observed even today, on Thursday. For instance, this “high-day” Sabbath came on Thursday in 1982, 1989, 1992, 2001, 2005 and will occur on Thursday in 2013.
The Hebrew calendar shows that in the year Jesus was crucified, the 14th of Abib, Passover day, the day Jesus was crucified, was Wednesday. And the annual Sabbath was Thursday. This was the Sabbath that drew on as Joseph of Arimathea hastened to bury the body of Jesus late that Wednesday afternoon. There were two separate Sabbaths that week!
According to Mark 16:1, Mary Magdalene and her companions did not buy their spices to anoint the body of Jesus until after the Sabbath was past. They could not prepare them until after this, yet after preparing the spices they rested the Sabbath day according to the commandment! (Luke 23:56).
Study these two texts carefully. There is only one possible explanation: After the annual high-day Sabbath, the feast day of the days of Unleavened Bread, which was Thursday, these women purchased and prepared their spices on Friday, and then they rested on the weekly Sabbath, Saturday, according to the commandment (Ex. 20:8-11). A comparison of these two texts proves there were two Sabbaths that week, with a day in between. Otherwise, these texts contradict themselves.

 

Tuesday, March 12, 2013

LA PASCUA Y LAS TRADICIONES RELACIONADAS


“Guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré.  No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses…” Deuteronomio 12:30-32
Sabemos por las Escrituras que el viernes no fue el día de la crucifixión y que la mañana del  Domingo de Pascua no fue el tiempo de la resurrección, como algunos piensan. Si esto no es el verdadero fundamento para la observación de la Pascua, ¿De dónde vino la observación de ese día? ¿Qué del pescado en viernes? ¿Los primeros cristianos pintaban huevos o compraban panes calientes en forma de cruz? ¿Acaso Pedro y Pablo ordenaron que se celebrara un culto matutino en este día? ¿De dónde vienen estas costumbres?

Cada viernes muchos católicos se abstienen de comer carne, sustituyéndola por pescado en recuerdo de la crucifixión del Señor. Algunos calendarios marcan los viernes con un pez, los restaurantes casi siempre ofrecen pescado en los viernes. Esto de comer pescado los viernes es supuestamente para conmemorar la muerte de Cristo el día viernes. Muchas doctrinas y ritos de la Iglesia Católica Romana, fueron adoptados del paganismo. Fue este el caso de los viernes y del pescado. Las Escrituras nunca asociaron los viernes con el pescado. En cambio, hay evidencias de esta idea básica en las filosofías de los paganos.
La Palabra “viernes” viene del nombre “Freya”, la cual era conocida como la diosa de la paz, el placer y la fertilidad, por los antiguos paganos. Como su símbolo de fertilidad, el pez era considerado sagrado por esa diosa. El pez había sido conocido como el símbolo de la fertilidad desde tiempos muy antiguos. Así era entre los antiguos Babilonios, los Asirios, Fenicios, Chinos y otros. La palabra pez viene de la palabra “Dag”, que implica aumento o fecundación. La razón por la cual el pez fue usado como símbolo de la fertilidad es porque tiene un alto índice de reproducción y por esta razón fue asociado por los Romanos con Freya, la diosa de la fertilidad, cuyo día conmemorativo era el viernes. De ahí viene la palabra inglesa “friday”, que significa viernes; de ahí podemos empezar a ver el significado de los viernes y del pez.

A la diosa de la fertilidad, los Romanos la llamaban Venus. Del nombre de esta diosa Venus (Veneris) deriva la palabra moderna viernes. El viernes era considerado como su día sagrado por que se creía que el planeta Venus reinaba sobre la primera hora del viernes. Para hacer el significado más completo, el pez era considerado la ofenda consagrada a ella.
En vista de estas cosas referentes al hecho de que el viernes sea considerado desde tiempos antiguos como un día santo del paganismo, que el pez sea su símbolo sagrado y que la Iglesia Católica Romana ordenara el ayuno de carne y su sustitución por pescado los viernes, es algo más que una simple coincidencia. Y ello se hace patente después de haber comprendido que Jesús no murió en viernes, sino en miércoles, lo que indica que hay otra razón para esto mandamientos de la Iglesia aparte de la muerte del Señor.  

La palabra  “Pascua” viene de la palabra Griega Pascha, la fiesta ordenada por Dios (Lev. 23:27-44) como recuerdo de la salida de Israel de Egipto. El Domingo de Pascua es celebrado con varias costumbres que provienen de Babilonia, tales como el pintar huevos de varios colores, éstos se esconden y los niños los buscan para comerlos. ¿Pero de dónde proviene esta costumbre? ¿Tiene algo que ver los huevos con Cristo o con Su resurrección?
¡El huevo es un símbolo sagrado que usaron los babilonios! Creían en una vieja fábula acerca de un huevo de gran tamaño que se suponía había caído del cielo al Río Eufrates. De este maravilloso huevo fue engendrada la diosa Astarté. Por eso el símbolo del huevo llegó a ser asociado con esta diosa (en el inglés se usa Easter). De Babilonia la humanidad se llenó de estas creencias y toda la tierra recibió la influencia de la idea del huevo místico; por esto hallamos el huevo como un símbolo sagrado en muchas naciones.

La Enciclopedia Británica dice: “El huevo, como un símbolo de fertilidad y de renovación de la vida, proviene de los antiguos egipcios y persas, quines también tenían por costumbre el colorear huevos y comerlos durante su festival de primavera”. No se puede discutir el hecho de que el huevo es un símbolo sagrado y parte de las festividades paganas desde tiempos atrás.
¿Cómo llegó entonces esta costumbre a ser asociada con la cristiandad? De igual manera como otros ritos fueron adoptados por la “Iglesia” para acercar el paganismo a la fe cristiana, buscando alguna similitud entre tales costumbres y algún evento cristiano. Así, en este caso, se sugirió que al igual que un pollo sale del huevo, ¡Cristo salió de la tumba! De esta manera los líderes apostatas dijeron al pueblo que el huevo era un símbolo de la resurrección de Cristo. El papa Pablo V decretó una oración en conexión con el huevo. “Bendice, oh Señor, te pedimos, a esta tu creación de huevos, que sean sustento a tus siervos, comiéndolos en recuerdo de nuestro Señor Jesucristo”. Otra mezcla que pasó a la Babilonia moderna y ha llegado a ser una costumbre de nuestros días.

Así como el pez fue asociado con la diosa como señal de fertilidad sexual, también el huevo y el conejo eran otro símbolo de fertilidad y nueva vida. Cuando lo analizamos es trágico que simbolismos viciosos como éstos hayan llegado a ser relacionados con la cristiandad, cuando en realidad estas cosas no tienen conexión alguna con el verdadero cristianismo.
La opinión común es que este servicio en honor de Cristo es debido a que Él resucitó en la mañana del Domingo de Pascua, ¡al salir el sol! Pero ya sabemos por las Escrituras que la resurrección de Cristo no ocurrió al amanecer, ya que siendo aún oscuro María Magdalena llegó al sepulcro el primer día de la semana (Juan 20:1). 

Había un tipo de culto pagano al amanecer conectado con la “adoración al sol.” No queremos decir con esto que los hermanos de hoy  que celebran cultos matutinos están adorando al sol. Pero sí decimos que  tales prácticas en la mañana del Domingo de Pascua son una obvia mezcla del paganismo con la cristiandad.
En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios fue llevado en cautiverio a Babilonia debido a su mezcla de paganismo y culto al sol. Dios les indicó esto por medio del profeta Ezequiel (Ez.8:16). En este verso vemos que el pueblo que había conocido a Dios, había permitido que esta mezcla de culto solar entrara y corrompiera su culto al verdadero Dios. El mismo nombre de Easter (en español Pascua), viene de la diosa de la primavera. De esta palabra sajón tenemos en español la palabra “Este”, que es el lugar donde sale el sol.

Dado que el Señor Jesucristo, resucitó en realidad, y como su resurrección tuvo lugar en primavera, aunque un poco antes del festival pagano de viejos tiempos, no fue muy difícil para la Iglesia del siglo IV (para esta época ya se había apartado de la verdadera Iglesia Apostólica) mezclar el rito pagano de la primavera con la celebración cristiana de la resurrección del Señor. De este modo ambos lados eran atraídos a la Iglesia profesante. Hablando de esta unión, la Enciclopedia Británica dice: “El cristianismo incorporó en su celebración de la gran fiesta cristiana muchos de los ritos y costumbres paganos del festival de primavera pagano”.
La evidencia cristiana es clara: la presente costumbre de la Semana Santa no es cristiana. Sus costumbres son simplemente una mezcla de paganismo con cristiandad. Algunos creen que podemos tomar estas costumbres y usarlas para dar honor a Cristo. Después de todo, razonan, ¿no piensan la mayoría de los cristianos en Cristo durante esta temporada? A pesar de que los paganos adoraban al sol de cara al Este, ¿no pueden los cultos matutinos ser en honor de la resurrección de Cristo? ¿No resucitó verdaderamente el Señor el domingo por la mañana? Y a pesar de que el huevo era usado por los paganos, ¿no podemos continuar con su uso para simbolizar la gran roca redonda que estaba enfrente de la tumba? En otras palabras, algunos hermanos creen que podemos tomar todas estas ideas y creencias paganas y en vez de aplicarlas a dioses falsos, usarlas para dar gloria a Cristo. A primera vista, parece ser un buen razonamiento, ¡pero esta idea e añadir costumbres paganas al culto del Dios verdadero, está absolutamente condenada por la Palabra de Dios! (Deut. 12:30-32).  Claramente entonces, Dios no quiere que añadamos nada a su culto. El no quiere que usemos costumbres y ritos que los paganos usaron, aunque arguyamos que es en su honor.

Habiendo adoptado el festival pagano de primavera de Ishtar o Easter en la Iglesia apóstata, fue natural el adoptar también la antigua costumbre del ayuno que precede al festival de primavera. Este período de cuarenta días antes de la Pascua, se conoce como Cuaresma. En tiempos pasados estos cuarenta días eran observados con llantos, ayuno y maceraciones por Tammuz, a fin de renovar sus favores, para que saliera del centro de la tierra, terminara el invierno y causara el principio de la primavera.
Cuarenta días de abstinencia o Cuaresma era conocido y practicado por los adoradores del demonio en el Kurdistán, quienes heredaron la costumbre primaveral de sus maestros, los babilonios. Esta costumbre era conocida también entre los paganos mexicanos, los cuales acostumbraban tener un “ayuno de cuarenta días en honor del sol”. Entre los paganos  esta Cuaresma parece haber sido indispensable antes del gran festival anual en memoria de la muerte y resurrección de Tammuz. La Cuaresma es considerada igualmente importante en la religión católica romana.

La Cuaresma es una doctrina cuyas raíces son el paganismo de Babilonia y no tiene ninguna base bíblica. Cuando el paganismo y el cristianismo fueron mezclados, poco a poco la Cuaresma pagana fue unida a la Iglesia profesante. Se decía que era para dar honor a Cristo y no a los dioses paganos. Naturalmente que las gentes que no comprenden el “misterio” de todo esto, piensan que el Festival de Primavera y todas sus costumbres son seguramente de origen cristiano y de gran virtud. La realidad, no obstante, es que la Biblia y la historia antigua enseñan todo lo contrario.