Una vez una mujer samaritana trató de debatir con Jesús cuál era el mejor tiempo, lugar y estilo de adoración. Jesús le respondió que esos detalles externos eran irrelevantes. Dónde adora no es tan importante como cómo adora y cuánto de usted mismo ofrece a Dios cuando adora. Hay una manera correcta y una manera incorrecta de adorar. La Biblia dice, "Seamos agradecidos y adoremos a Dios de la manera que le complacerá" (Hebreos 12:28).
Dios se complace cuando nuestra adoración es veraz. A menudo alguien dice, "Pienso que Dios es..." y después él o ella comparte su idea de la clase de Dios que le gustaría adorar. Pero no podemos arbitrariamente crearnos nuestra propia imagen conveniente o inofensiva de Dios y adorarla. Eso es idolatría.
La adoración tiene que estar basada en la verdad de las Escrituras, no en nuestras opiniones de Dios. Jesús le dijo a la mujer samaritana, "los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren." Adorar en verdad significa adorar a Dios tal como El es verdaderamente revelado en la Biblia.
Dios se complace cuando nuestra adoración es auténtica. Cuando Jesús dijo que usted debe "adorar en espíritu", él no se estaba refiriendo al Espíritu Santo sino al espíritu suyo. Hecho a semejanza de Dios, usted es un espíritu que reside en un cuerpo y Dios diseñó su espíritu para comunicarse con El. La adoración es su espíritu respondiendo al Espíritu de Dios. Cuando Jesús dijo, "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma" él quiso dar a entender que la adoración debe de ser genuina y de corazón. No es sólo una cuestión de decir las palabras correctas; tiene que sentir lo que dice. La alabanza que no viene del corazón ¡no es alabanza del todo! No tiene ningún valor y es un insulto a Dios.
Cuando adoramos, Dios ve más allá de nuestras palabras y ve la actitud de nuestros corazones. La Biblia dice, "El hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón"(I Samuel 16:7). Como la adoración envuelve deleitarse en Dios, ésta utiliza sus emociones. Dios le dio sus emociones para que lo pudiera adorar con sentimientos profundos, pero esas emociones tienen que ser genuinas, no fingidas. Dios odia la hipocresía. El no quiere exhibicionismo o pretensión o fingimiento en su adoración. El quiere su amor sincero y real. Podemos adorar a Dios imperfectamente, pero no podemos adorarlo sin sinceridad. Claro, la sinceridad por sí sola no es suficiente; uno puede estar sinceramente equivocado. Por eso es que el espíritu y la verdad son necesarios. La adoración tiene que ser veraz y auténtica. La adoración que complace a Dios es profundamente emocional y profundamente doctrinal. Usamos nuestros corazones y nuestras cabezas.
Hoy en día muchas personas igualan ser emocionalmente conmovido por la música a ser conmovido por el Espíritu, pero estas dos cosas no son las mismas. La adoración genuina ocurre cuando su espíritu responde a Dios, no a algún sonido musical. De hecho, algunas canciones introspectivas y sentimentales son un obstáculo a la adoración porque le quitan la atención a Dios y la concentran en nuestros sentimientos. La mayor distracción en la adoración es usted mismo, sus intereses y su preocupación de lo que otros están pensando de usted.
A menudo los cristianos difieren acerca de la manera más apropiada o auténtica de expresar la adoración a Dios, pero estos argumentos usualmente sólo reflejan diferencias de personalidad y de experiencias pasadas. Hay muchas formas de adorar que son mencionadas en la biblia. El mejor estilo de adoración es el que más auténticamente representa su amor por Dios, basado en el pasado personal y la personalidad que Dios le dio.
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