Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, February 24, 2015

¿POR QUÉ SE ESCONDE DIOS?


“¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidaras para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mi?” (Salmos 13:1-2)

Dios es real, sienta lo que sienta. Es fácil adorar a Dios cuando las cosas van de maravillas en nuestras vidas. Cuando El ha proveído alimento, amigos, familia, salud y situaciones felices. Pero las circunstancias no son siempre placenteras. ¿Cómo hace para adorar a Dios cuando eso pasa? ¿Qué hace cuando Dios parece estar a un millón de millas de distancia? El nivel más profundo de adoración es alabar a Dios a pesar del dolor, darle gracias durante la prueba, confiar en Él cuando es tentado, entregarse a Él cuando está sufriendo y amarlo cuando parece distante.

Las amistades a menudo son probadas por la separación y el silencio; cuando están separadas por la distancia física o porque no se pueden hablar. En su  relación con Dios, no se sentirá siempre cercano a Él. Cualquier relación envuelve tiempos de intimidad y tiempos de distanciamiento y en una relación con Dios, no importa qué tan íntima sea, el péndulo se mueve de un lado a otro. Ahí es cuando la adoración se hace difícil.

Para profundizar su relación, Dios lo prueba con períodos de aparente separación, tiempos cuando se siente como que si El lo ha abandonado o se ha olvidado de usted. Se siente como que si Dios está a un millón de millas. Se refirió a estos días de sequía espiritual, duda y separación de Dios como "la noche oscura del alma." Otros se refirieron a ellos como "el invierno del corazón".

David fue probablemente el que tuvo la relación más intima con Dios sin par. Dios se complació en llamarlo “un varón conforme a mi corazón.” Sin embargo, David frecuentemente se quejaba de la aparente ausencia de Dios. Por supuesto, Dios en realidad no había abandonado a David y El tampoco lo abandonará a usted. Repetidamente El ha prometido: "Nunca te dejaré ni te abandonaré." Pero Dios no ha prometido: “Siempre sentirás mi presencia.” De hecho, Dios admite que algunas veces El esconde su rostro de nosotros. Hay tiempos en que parecerá como que se desaparece completamente de su vida.

Si despierta una mañana y todos sus sentimientos espirituales se le han ido, ¿Que va hacer? Ora pero nada pasa. Reprende al diablo pero eso no cambia nada. Hace sus ejercicios espirituales, le pide a sus amigos que oren por usted, confiesa todos los pecados que se pueda imaginar y después se va a pedirle perdón a toda persona que conoce. Se pone a ayunar y aún así, nada. Comienza a preguntarse cuánto tiempo va a durar esta depresión espiritual. ¿Días, semanas, meses, cuándo se va a acabar? Siente como que si sus oraciones simplemente rebotan del techo. En total desesperación usted solloza, ¿qué me pasa?

¡La verdad es que no hay nada malo con usted! Es una parte normal de la prueba y de la profundización de su relación con Dios. Todo creyente pasa por esto al menos una vez en su vida, y usualmente varias veces. Es doloroso y desconcertante, pero es absolutamente vital para el desarrollo de su fe. Saber esto le dio a Job esperanza cuando no podía sentir la presencia de Dios en su vida. Él dijo, "Voy hacia el este, pero él no está allí. Voy hacia el oeste, pero no lo puedo encontrar. No lo veo en el norte porque él está escondido. Me vuelvo al sur pero no lo puedo encontrar. Pero él sabe dónde voy. Y cuando él me haya probado como oro en el fuego, me pronunciará inocente" (Job 23:8-10).

Cuando Dios parece distante, puede que sienta que El está enojado con usted o que lo está disciplinando por algún pecado. De hecho, el pecado sí nos desconecta de la comunión íntima con Dios. Pero muy a menudo este sentimiento de abandono o de separación de Dios no tiene nada que ver con el pecado. Es una prueba de fe, una que todos tenemos que enfrentar: ¿Va usted a continuar amando, confiando, obedeciendo y adorando a Dios, aún cuando no percibe Su presencia o tiene evidencia visible que está obrando en su vida?

El error más común que la gente cometen hoy en la adoración es que buscan una experiencia en lugar de buscar a Dios. Buscan un sentimiento, y si ocurre entonces concluyen que han adorado. ¡Esto es erróneo! De hecho, Dios a menudo remueve nuestros sentimientos para que no dependamos de ellos. Buscar un sentimiento, aún si es el de sentir la cercanía de Dios, no es adoración.



WHY DOES GOD HIDE HIMSELF?



“How long wilt thou forget me, O Lord? Forever? How long wilt thou hide thy face from me? How long shall I take counsel in my soul, having sorrow in my heart daily? How long shall mine enemy be exalted over me?”(Psalm 13:1-2)

God is real, no matter how or what you feel. It is easy to worship God when things are going good in our life, when He has provided food, friends, family, health and happy situations. But circumstances are not always pleasant. What do you do to worship God when this happens? What do you do when God seems to be a million miles away? The deepest level of worship is to praise God in spite of the pain, to thank him during times of trials, to trust in Him when you are tempted, to surrender to Him when you are suffering and love Him when He seems distant.

Friendships are often tested by separation and silence; when you are separated by physical distance or because you are not able to speak to each other. In your relationship with God, you will not always feel close to Him. Every relationship has its times of intimacy and times of separation and in a relationship with God, it does not matter how intimate it may be, the pendulum moves from one side to the other. It is here that worship is difficult.

To deepen your relationship, God tests you with periods of apparent separation, times when it feels as if He has abandon you or has forgotten you. It feels as if He is a million miles away. These days of spiritual drought, doubt and separation of God are referred to as "the dark night of the soul." Others call it "the winter of the heart".

David was probably the one that had the most intimate relationship with God without equal. God took pleasure in calling him "a man after mine own heart." Nevertheless, David frequently complained about the apparent absence of God. Of course, God had not actually abandon David and He will not leave you either. Repeatedly He has promised: “I will never leave you nor abandon you.” But God has not promised: “You will always feel my presence." In fact, God admits that sometimes He does hide His face from us. There are times in which it will seem as if He has disappeared completely from your life.

If you wake up one morning and all your spiritual feelings are gone, what are you going to do? You pray, but nothing happens. You rebuke the devil but that doesn’t change anything. You do your spiritual exercises, you ask your friends to pray for you, you confess all the sins that you can possible imagine and then you go and apologize to every person you know. You fast and even then, nothing happens. You begin to ask yourself, how long is this depression going to last. Days, weeks, months, when is it going to end? You feel as if your prayers simply bounce off the ceiling. In total desperation you sob: “what’s happening to me?”

The truth is that there is nothing wrong with you! It is a normal part of the testing and of the deepening of your relationship with God. Every believer goes through this at least once in his life and usually several times. It is painful and disconcerting, but it is absolutely vital for the development of your faith. To know this, gave Job hope when he could not feel the presence of God in his life. He said, “Behold, I go forward, but he is not there; and backward, but I cannot perceive him: On the left hand, where he doth work, but I cannot behold him: he hideth himself on the right hand, that I cannot see him: But he knoweth the way that I take: when he hath tried me, I shall come forth as gold” (Job 23:8-10).

When God seems distant, it is possible that you feel that He is angry with you or that He is disciplining you for some sin. In fact, sin does disconnect us from intimate communion with God. But very often this feeling of abandonment or of God's separation has nothing in common with sin. It is a testing of faith, one that we all have to face. Are you going to keep on loving, trusting, obeying and worshiping God, even if you do not perceive His presence or have visible evidence that He is acting in your life?

The most common error that people commit today in worshiping is that they look for an experience instead of looking for God. They look for a feeling, and if it happens they then conclude that they have worshiped. This is erroneous! In fact, God often removes our feelings so that we do not depend on them. To look for a feeling, even if it is to feel God's closeness, is not worship.


Tuesday, February 17, 2015

¿QUÉ ES LA CUARESMA?



¡Según la historia 4,000 años antes del nacimiento de Cristo ya se observaba la Cuaresma! Todavía estaba siendo observado durante el tiempo de Jesús y en los días de los Apóstoles. ¡Aún, Cristo no lo instituyó y Él nunca lo observó! Los Apóstoles y la iglesia primitiva apostólica nunca lo observaron. ¿Cuándo, dónde y quién comenzó la práctica de la cuaresma?


La temporada de la Cuaresma es un período de abstinencia de 40 días, empezando con el Miércoles de Ceniza. La palabra Cuaresma viene de una antigua palabra inglesa “Lenten” que significa la primavera. La celebración de la Cuaresma originalmente estaba asociada con la primavera. ¡Pero, hoy en día se celebra en el invierno! ¿Por qué? ¿Donde se origino y cuando fue cambiada la celebración de la primavera al invierno?


Si volvamos a la historia cercas del cierre del segundo siglo cien años después de la muerte del último de los apóstoles. He aquí lo que escribe Ireneo al Obispo de Roma tocante a la Cuaresma en ese entonces: "Porqué la controversia no es solamente en relación con el día (había una controversia sobre la fecha de la celebración del Domingo de Resurrección) sino también en la concerniente al asunto del ayuno (el ayuno de la temporada de Cuaresma). Porqué algunos piensan que ellos deberían ayunar un día, otros dos o más y algunos cuarenta," informa Ireneo, Obispo de Lyon, Francia. "Y esta diversidad en su observancia" continúa Ireneo, "no se ha originado en nuestro tiempo, sino mucho antes, desde nuestros ancestros. Es muy probable que ellos no se apegaran estrictamente a la exactitud y en consecuencia establecieron una costumbre para su posteridad según su fantasía privada" (No un mandamiento Apostólico o de Cristo). [Historia de la Iglesia por Eusebio, Libro 5, capítulo 24]


La Cuaresma se introdujo a la Iglesia por costumbre, mediante fantasía privada. Las iglesias observan la Cuaresma, no porque la Biblia lo manda, sino porque los cristianos profesantes adoptaron la costumbre de sus vecinos paganos. "Mientras que la perfección de la iglesia primitiva (la Iglesia Primitiva Apostólica) permaneció inviolada," escribió Casiano, el obispo católico del siglo V, "no hubo observancia de Cuaresma, pero cuando los hombres empezaron a descender del fervor Apostólico de la devoción, entonces los sacerdotes en general convinieron en retirarlos de los cuidados seculares mediante una convocación canónica de ayuno..." [Antigüedades de la Iglesia Cristiana, Libro 21, capítulo 1]. El ayuno, o abstinencia de ciertas comidas, fue impuesto después de los días de los Apóstoles, por algunos sacerdotes. La Cuaresma no es de origen Apostólico. ¡No se originó con Cristo! Se introdujo a la cristiandad del mundo romano en el segundo siglo junto con el Domingo de Resurrección. Pero, ¿cuándo se originó el Domingo de Resurrección?


He aquí lo que Sócrates Scholasticus escribió en su Historia Eclesiástica, no mucho después que el Emperador Constantino subió al poder en el siglo IV de la era cristiana: "Así pues, ni los apóstoles, ni los Evangelios, han impuesto en ninguna parte...Pero en virtud de que los hombres aman los festivales porque les permiten cesar de sus trabajos; cada individuo en todo lugar, según su propio placer, ha celebrado por costumbre popular (el Domingo de Resurrección)...El Salvador y sus apóstoles mediante ninguna ley nos han mandado observar la fiesta...tal como muchas otras costumbres han sido establecidas en varias localidades según la usanza, de la misma manera la fiesta del Domingo de Resurrección vino a ser observada en cada lugar según las peculiaridades individuales de los pueblos ya que ninguno de los Apóstoles legisló sobre el asunto. Y los hechos mismos indican que la observancia se originó no por legislación, sino como una costumbre” [capítulo 22]. El Domingo de Resurrección se origino como una costumbre de la gente y también la Cuaresma. La Cuaresma es meramente la introducción del Domingo de Resurrección y éste es la culminación de la Cuaresma.


¿De qué lugar provino la celebración de la cuaresma para luego propagarse por toda la cristiandad de profesión en el mundo Romano? He aquí lo que registra la Enciclopedia Católica: "En todo caso, ciertamente se desprende de las cartas sobre los, festivales escritas por San Atanasio que en el año 331 [él] ordenó a su rebaño un período de cuarenta días de ayuno preeliminara la Semana Santa, y segundo, que en el año 339 después de haber viajado a Roma y sobre una gran extensión de Europa, [él] escribió en términos muy enérgicos para urgir esta observancia [de la Cuaresma] sobre la gente bajo su jurisdicción." Atanasio estaba influenciado por las costumbres Romanas. Fue en Roma donde el Domingo de Resurrección y también la Cuaresma entraron a la Iglesia Cristiana. Ireneo escribió que la Cuaresma y la Pascua de Resurrección fueron introducidas durante la época del Obispo Sixto de Roma. Este Obispo no permitió a sus sucesores observar las prácticas de los Apóstoles sino que en su lugar introdujo la costumbre de la Cuaresma y la Pascua de Resurrección. ¿De donde obtuvieron los Obispos de Roma la costumbre de la Cuaresma?


En la Iglesia Romana, la Cuaresma siempre era llamada “tessarakoste” en Griego, o “quadragesima”, en Latín. Estas dos palabras significan "cuenta cuarenta”. La Cuaresma, aunque algunas veces se celebra por solamente uno o dos días, o por varias semanas, siempre era llamada la celebración de cuarenta días. ¿Por qué? ¿Por qué un período de abstinencia había llevado tal nombre, si no fue hasta principios del siglo VIII después de Cristo que finalmente el número de cuarenta días fue fijado en toda la Iglesia? La respuesta es muy obvia,  la abstinencia entre los paganos era llamada "cuenta cuarenta" porque esa era la duración de su festival de primavera. Recuerde, que la palabra "Lenten" significa la primavera. El historiador Wilkinson en su libro Antigüedades Egipcias, Capítulo III, p. 181, escribió que los paganos observaban "ayunos, muchos de los cuales duraban de siete a cuarenta y dos días, y algunas veces períodos todavía más largos".


La duración del ayuno trazada hasta la antigua Babilonia hace 4,000 años, era de "cuarenta días de ayuno en la primavera del año" [Del libro Nínive y Babilonia, por Layard, capítulo 4, página 93]. Por esa razón llevó el nombre de "cuarenta días" o Cuaresma. Cada nación gradualmente cambió la duración de la celebración, pero todas ellas retuvieron el nombre. Los cristianos apostatas meramente adoptaron las costumbres de sus respectivos países, por eso ellos quedaron divididos en cuanto a la duración de la festividad desde el principio. Las iglesias del mundo occidental lucharon durante casi ocho siglos para imponer un período total de cuarenta días de abstinencia como había sido la costumbre original en Babel. La cristiandad hoy en día se ha vuelto a las costumbres paganas de Babel en lugar de seguir los mandamientos de Dios expuestos en la Biblia.


El Nuevo Testamento no manda ni menciona la celebración de la Cuaresma en ninguno de sus pasajes. Pero en cambio, el Antiguo Testamento sí la menciona. La Cuaresma, parece haber sido el preámbulo indispensable para el gran festival anual en conmemoración de la muerte y resurrección de Tamuz, el Mesías babilónico pagano. Los meses lunares babilonios de Junio y Julio fueron nombrados en honor del falso Mesías de Babilonia. Durante los cuarenta días que precedían a la fiesta de Tamuz (regularmente celebrada en Junio), los paganos celebraban su temporada de Cuaresma.


El profeta Ezequiel describe esto vívidamente. "Me dijo después [Él Señor], Vuélvete aún, verás abominaciones mayores...” Note que Dios llama a lo que Ezequiel está a punto de ver, abominaciones. ¿Qué ve el profeta? "...Y he aquí sentadas endechando a Tamuz” (Ezequiel 8:13-14). Ellas lloraban por Tamuz el falso mesías de los paganos. Esas endechas precedían a los festivales paganos en honor de la supuesta resurrección de Tamuz. El ayuno y las endechas se combinaban por un periodo de cuarenta días antes del festival en honor de Tamuz. El ayuno y las endechas y semi-ayuno caían durante la primavera. Por eso es que otro de los significados de esta fiesta es "primavera". La Cuaresma es una continuación de la costumbre pagana de abstenerse de ciertas comidas antes de la celebración de una resurrección supuesta de una deidad babilonia pagana. Dios llama a la Cuaresma una abominación. Por eso Cristo y la Iglesia Primitiva Apostólica jamás la observaron. Pablo prohibió a los cristianos observar estos "tiempos" paganos o temporadas (Gálatas 4:10).


Seguramente la gente hoy en día es sincera, pero también lo eran los paganos. Pero, ¿qué tiene de malo que el Domingo de Resurrección y la Cuaresma sean viejos festivales paganos? ¿No está bien que los observemos en honor de Cristo? Este es el modo humano de razonar. Pero permitamos que Dios conteste estos interrogantes. Dios habló a Moisés para advertirle al pueblo que no siguiera estas costumbres de los paganos. He aquí las palabras de Dios. "Guárdate...no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así al eterno tu Dios; porque toda cosa abominable que el Eterno aborrece, hicieron ellos a sus dioses..." (Deut. 12:30-31).


He aquí lo que Dios dice, no importa qué pensemos nosotros, lo que importa es la opinión de Dios. Él llama abominaciones a estas costumbres de la Cuaresma y Domingo de Resurrección porque ellos conmemoran ideas falsas. La penitencia de la cuaresma  es una forma de tristeza mundana sobre las cosas que hiere la conciencia de uno. Pero, la conciencia no es la guía suficiente para bien o mal. La penitencia de la cuaresma es una falsificación del arrepentimiento genuino del pecado. No es, pues de asombrar que los apóstoles jamás hubieran enseñado a la Iglesia la observancia de estas costumbres paganas. No es de extrañar que Jeremías se inspiró para escribir: "No aprendáis las costumbres de los paganos...porque las prácticas de los pueblos son vanidad" (Jeremías 10:2-3).


Note que la Cuaresma precede inmediatamente a la celebración del Domingo de Resurrección, supuestamente la de Cristo. Pero Cristo no resucitó en un domingo. El Nuevo Testamento, en ninguno de sus pasajes, nos manda observar la resurrección de Cristo. Lo que se nos manda observar es la conmemoración de su muerte. La Iglesia Primitiva Apostólica observó ese conmemorativo, pero jamás celebró el Domingo de Resurrección ni la Cuaresma. Dios nunca mandó la celebración de ese Domingo en honor de la resurrección. Todo ello es en honor del falso mesías, Tamuz.


El Domingo de Resurrección y la Cuaresma celebran la resurrección del Cristo falso. Pablo advirtió sobre la propagación de esta costumbre: "Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado..." (II Cor. 11:4). Y eso es exactamente lo que ha sucedido. La Cuaresma celebra a otro Jesús, al mesías falso de Babilonia. La celebración de un festival en domingo, para honrar la resurrección, viene directamente del paganismo. Los paganos celebraban la resurrección de Tamuz, inmediatamente después de la Cuaresma. Este festival se propagó entre el mundo que profesaba ser cristiano después de la muerte de los apóstoles.


Note que inmediatamente después de la observancia de la Cuaresma, el profeta Ezequiel ve que la gente celebra un culto matutino de resurrección. "Y me dijo: ¿No ves...? [El ayuno de la Cuaresma]. Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que estas. [¿Qué ve el profeta? ¡Hombres postrándose hacia el oriente, y adorando al sol! Servicios matutinos de Domingo de Resurrección, la culminación de los cuarenta días de la Cuaresma] (Ezequiel 8:15-16).



           

           




WHAT IS LENT?




According to history 4,000 years before the birth of Christ Lent was already being observed! It was still being observed during the time of Jesus and in the days of the Apostles. Yet, Christ did not institute it and He never observed it! The Apostles and the early apostolic church never observed it either. When, where and who started the practice of Lent?


The Lenten season is a period of abstinence of 40 days, beginning with Ash Wednesday. The word Lent comes from an old English word “Lenten” which means the spring time. The celebration of Lent originally was associated with the spring. But, nowadays it is celebrated in the winter! Why? Where did it originate and when was the celebration changed from spring to winter?


If we look back in history to the close of the second century, a hundred years after the death of the last Apostle, we find that in a letter written to the bishop of Rome about Lent the following; “For the controversy is not only concerning the day, (there was a controversy over the time to celebrate the day called Easter) but also concerning the very manner of the fast (the fast of the Lenten season.). For some think that they should fast one day, others two, yet others more and some forty days.” This letter was written by Ireneaus, a bishop form Lyon, France. “And this variety in its observance,” continued Irenaeus, “has not originated in our time, but long before in that of our ancestors. It is likely they did not hold to strict accuracy and thus formed a custom for their posterity according to private fancy,” not Apostolic authority or Christ’s command! [History of the Church by Eusebio, book 5, chapter 24]


Lent came into the church through custom, through private fancy. The church observed Lent, not because the Bible commanded it, but because professing Christians adopted the custom from their gentile neighbors. “As long as the perfection of the primitive church, the inspired Apostolic church, remained inviolable,” wrote Cassian, a Catholic historian of the 5th century, “there was no observance of Lent, but when men began to decline from the Apostolic fervour of devotion, then the priests in general agreed to recall them from secular cares by a canonical induction of fasting…” [Antiquities of the Christian Church, book 21, chapter 1]. Fasting or abstinence from certain foods was imposed after the days of the Apostles by the authority of the priests! Lent is not of Apostolic origin. It did not originate with Christ or His Apostles. It entered at the same time that Easter did! It was introduced to the Christendom of the Roman world in the second century together with Easter Sunday. But, when did Easter Sunday originate?
     

Here is what Socates Scholasticus wrote in the Ecclesiastical History, not long after Emperor Constantine came to power in the fourth century of the Christian era, “Neither the Apostles, therefore, nor the Gospels, have anywhere imposed Easter, where fore in as much as men love festivals, because they afford them cessation from labor: each individual in every place, according to his own pleasure, has by a prevalent custom celebrated (Easter). The Saviour and His Apostles have enjoined us by no law to keep this feast, just as many other customs have been established in individual localities according to usage, so also the feast of Easter came to be observed in each place, according to the individual peculiarities of the peoples inasmuch as none of the Apostles legislated on the matter. And that the observance originated not by legislation, but as a custom the facts themselves indicate” [chapter 22]. Easter originated as a custom of the people and so did Lent. Lent is merely the introduction to Easter. Easter is the climax of Lent.


From what city did the celebration of Lent begin to spread throughout the professing Christianity of the Roman world? The Catholic Encyclopedia records the following: “In any case it is certain from the festival letters of Saint Athanasius that in 331, he enjoined upon his flock a period of forty days of fasting preliminary to, Holy week and second that in 339, after having traveled to Rome and over the greater part of Europe, [he] wrote in the strongest terms to urge this observance [of Lent] upon the people under his jurisdiction.” Athanasius, Bishop of Alexandria in Egypt, was influenced by Roman customer. It was at Rome that not only Easter, but also Lent, entered the Christian world. Irenaeus confirmed this when he wrote in his famous letter that Lent and Easter were introduced during the time of Bishop Xystus of Rome. This Bishop did not permit those after him to observe the Apostolic practice of commemorating the death of Jesus. Instead he introduced the custom of Easter and Lent. But, from where did the Bishops of Rome obtain the custom of Lent?


In the early church, Lent was always called “Tessarakoste,” in Greek, or “Quadragesima” in Latin. These two words mean; “count forty”. Lent, though sometimes celebrated for only one or two days or for several weeks, was always called the celebration of forty days! Why? Why should a period of abstinence have gone by this name even though it was not until the beginning of the eighth century after Christ that the final number of forty days was fastened on the whole church? The answer is obvious, abstinence among the pagans was by the name “count forty” because that is the length of time they celebrated their spring festival! Remember, the word Lent means “spring”. The historian Wilkinson, in his book Egyptian Antiquities, chapter 3 page 181, wrote that the pagans kept fasts, many of which lasted from seven to forty two days and sometimes even a longer period.


The original length of the fast, traced back to ancient Babylon 4,000 years ago, was a forty day fast in the spring of the year [from the book Nineveh and Babylonia, by Layard, chapter 4, page 93]. That is why it bore its name of “forty days” or Lent! Each nation gradually changed the length of celebration, but they all retained the name. The professing Christians of the second century merely adopted the customs found in their respecdtive countries, which is why they were divided as to its length from the beginning. It took the churches of the western world nearly eight centuries to re-impose a total period of forty days abstinence as had been the original custom at Babylon. Christianity today has turned to pagan customs instead of the commands of God found in the Bible.


Lent is nowhere commanded or mentioned in the New Testament but, it is mentioned in the Old Testament! Lent was an indispensable preliminary to the great annual festival in commemoration of the death and resurrection of Tammuz, the pagan Babylonian counterfeit of the Messiah. The Babylonian lunar months of June and July were named in honor of this false Babylonian messiah. Forty days preceding the feast of Tammuz, usually celebrated in June, the pagans held their Lenten season.


Ezekiel describes it vividly in chapter eight of his book the thirteenth and fourteenth verses: “He said also unto me, turn thee yet again and thou shalt see greater abominations.” You will notice that God calls what Ezekiel is about to see an abomination. What does the prophet see? “And, behold, there sat women weeping for Tammuz.” They wept for Tammuz, the false messiah of the pagans. That weeping preceded the pagan festival in honor of a supposed resurrection of Tammuz. Fasting was joined with weeping for a period of forty days before the festival in honor of Tammuz. The period of fasting, weeping and semi fasting take place during the springtime. That is why the word Lent means “spring”. Lent is a continuation of the pagan springtime custom of abstaining from certain foods just prior to celebrating a supposed resurrection of a pagan Babylonian deity. God calls the celebration of Lent an abomination. That is why Christ and the Apostolic Church never observed it! The Apostle Paul forbade the believers to observe these pagan “times or seasons” (Galatians 4:10).


Surely the people nowadays are sincere, but so were the pagans. But, what if Easter and Lent are ancient pagan festivals? Isn’t it still all right, if we use them to honor Christ? That’s the way people reason. Let God answer that question. God spoke to Moses to warn the people that they should not follow these customs of the pagans. Here are the words of God: “Take heed…that thou enquire not after their gods, saying; how did these nations serve their gods? Even so will I do likewise. Thou shalt not do so unto the Lord thy God! For every abomination to the Lord, which he hateth, have they done unto their gods: (Deut. 12:30-31).


Here is what God says. It doesn’t matter what we think, but it does matter what He thinks. He calls these pagan Easter and Lenten customs abominations because they commemorate false ideas. The penitence of Lent is a form of worldly sorrow over the things that smite one’s conscience. But, conscience is not sufficient guide to right or wrong. The penitence of Lent is a counterfeit of genuine repentance of sin. Easter commemorates a supposed Sunday morning resurrection of Jesus, though in fact Jesus was resurrected, according to the Bible, on Saturday evening, after He had been in the tomb three days and three nights. It is therefore not surprising that the apostles could never have taught the Church the observance of these heathen customs. Is it any wonder that Jeremiah was inspired to write: “Learn not the way of the heathen…for the customs of the people are in vain” (Jeremiah 10:2-3).


Notice that Lent precedes immediately the celebration of Resurrection Sunday (Easter), supposedly that of Christ. But, Christ did not resurrect on a Sunday. The New Testament, in none of its passages, orders us to observe Christ's resurrection. What we are commanded to observe is the commemoration of his death. The Primitive Apostolic Church observed that one commemorative, but it never celebrated either Easter Sunday or Lent. God never ordered the celebration of this Sunday in honor of the resurrection. All this is in honor of the false messiah, Tammuz.


Easter Sunday and Lent celebrate the resurrection of the false Christ. Paul warned about the spread of this custom: "For if he that cometh preacheth another Jesus, whom we have not preached ...” (II Corinthians 11:4). And this is exactly what has happened. Lent celebrates another Jesus, the false Messiah of Babylonia. The celebration of a festival on Sunday, to honor the resurrection, comes directly from paganism. The pagans were celebrating the resurrection of Tammuz, immediately after Lent. This festival was propagated throughout the professing Christian world after the death of the apostles.




Notice that immediately after the observance of Lent, the prophet Ezekiel sees that the people celebrate a sun rise service of resurrection: “Then said he unto me, Hast thou seen this…? [The fasting of Lent] Turn thee yet again, and thou shalt see greater abominations than these”. [What does the prophet see?] Men prostrating themselves to the East, and worshipping the Sun! Sun rise services on Easter Sunday, the culmination of the forty days of Lent (Ezekiel 8:15-16).  

MARDI GRA (MARTES GRASO)



El Martes de Carnaval en los Estados Unidos de América se ha adoptado la denominación francesa Mardi Gras, que significa ‘martes graso’, al igual que Terça-feira gorda, en los países de habla portuguesa.

El Martes de Carnaval, en el calendario cristiano (Católico), es el segundo y último día de Carnaval que antecede al Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma. En tiempos en que la Cuaresma recibía un mayor seguimiento los días anteriores al Miércoles de Ceniza, se conocían como Carnaval o carnestolendas. Estos días previos se realizaban diversas actividades como banquetes, bailes, juegos y de esta manera se enfrentaban al comienzo de los días de penitencia.

El origen de esas celebraciones se remonta a fiestas paganas de tiempos precristianos, que correspondían al ritmo de las estaciones y de los trabajos agrícolas. La palabra “carnevale” significa, “Carne para Bal”. A los fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar el origen pagano del nombre. A comienzos de la Edad Media la Iglesia Católica propuso una etimología de carnaval: del latín vulgar carne-levare, que significa 'abandonar la carne' (lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma).


La fecha de su celebración es variable, ya que se celebra 40 días antes de la fiesta Cristiana del Domingo de Pascua y este no depende del calendario gregoriano (exclusivamente solar) sino del antiguo calendario solar/lunar. Para el Cristianismo, este domingo es siempre el siguiente a la primera luna llena posterior al equinoccio (y cae siempre entre el 22 de marzo y el 25 de abril), por lo que el Martes de Carnaval caerá siempre entre el 18 de febrero y el 16 de marzo (un día más tarde si cae en febrero y el año es bisiesto).

MARDI GRA (FAT TUESDAY)



Mardi Gras (mɑrdiɡrɑ), "Mardi Gras season" and "Carnival season" in English, refer to events of the Carnival celebrations, beginning on or after Epiphany and culminating on the day before Ash Wednesday. Mardi Gras is French for Fat Tuesday, referring to the practice of the last night of eating richer, fatty foods before the ritual fasting of the Lenten season, which begins on Ash Wednesday. The day is sometimes referred to as Shrove Tuesday, from the word shrive, meaning "confess."Related popular practices are associated with celebrations before the fasting and religious obligations associated with the penitential season of Lent.


Carnaval, or Carnivale, is a festive season which occurs immediately before Lent; the main events are usually during February. Carnival typically involves a public celebration or parade combining some elements of a circus, mask and public street party. People often dress up or masquerade during the celebrations, which mark an overturning of daily life.


The origin of the name "Carnival" derives from the word "carne" (meat), the link with carne would suggest an origin with earlier religions ({carne para Bal} meat for Baal).

¿DONDE ESTA SU TESORO?


“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6:19-21


“Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” Lucas 12:13-21


Cuando piensa de toda la ansiedad, congoja, tensión y daño físico que viene como un resultado directo de nuestra búsqueda frenética de las posesiones, uno tiene que admitir que parece de hecho como que si el dinero es la cosa más importante en el mundo. Argumentos sobre el dinero son la causa primaria de tensión matrimonial entre parejas. Los periódicos cuentan de gente quien se mata el uno al otro sobre el dinero y cosas, para decir nada de esos quien literalmente se están matando ellos mismos en su búsqueda frenética de logros y la acumulación.


Es una inclinación natural en la mayoría de nosotros de conseguir cosas, rodearnos con posesiones materiales. ¡Si solo tuviera una casa mejor, un sueldo mejor, un carro mejor, que mejor fuera la vida! ¡Quizás! Pero no hay ninguna garantía. porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”


Cuántos de nosotros no hemos dicho en un tiempo u otro, “Si nomás tuviere un millón de dólares, yo compraría esto y eso, o hiciera esto y aquello.” El aspecto duro del dinero y las posesiones materiales es que necesitamos una cierta cantidad de ellos para vivir. Nuestras posesiones enriquecen nuestras vidas en maneras innumerables. Pero, como hemos notado, nuestras posesiones también pueden hacernos miserables. ¿Qué es lo que hace la diferencia? Esa es la pregunta detrás de la escritura de hoy, acerca de las posesiones.


Si trazaremos la vida humana, notando las preocupaciones predominantes a cada etapa en la peregrinación de la vida, la preocupación sobre posesiones materiales marcaría cada paso a lo largo del camino. El adolescente, en un intento desesperado de ser aceptado como uno del grupo, compra zapatos especiales y ropa que son “De moda”. La calidad no es la meta en estas compras. La cosa principal es comprar cosas que aseguraran la popularidad. A una edad temprana, venimos a asociar las posesiones como la manera de ganar amigos y lograr un sentido de bienestar personal. El colegiante, que a menudo crítica a sus padres por sus preocupaciones con la casa, carro, trabajo y el prestigio, anhela un carro nuevo, el mejor estéreo para su dormitorio. El “se quema las cejas” con esperanzas de lograra mejores grados para que después pueda conseguir un trabajo que paga bien que renda un ingreso suficiente para satisfacer sus expectativas. La pareja quien descuida sus hijos para realizar cada deseo material posible para ellos. Ellos están llenos de ansiedad sobre el futuro de una vida de acumulación. ¿Es vida esto?


Un hombre viene a Jesús y le pide que resuelva una disputa sobre una herencia. Pero Jesús no se envuelve en la disputa de esta familia sobre el dinero. En cambio, Él usa esta ocasión para advertir a todo mundo, Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Mirad que los deseos vanos de hoy no llegan a ser las necesidades de mañana. Mirad que las cosas sin valor en la vida no excluyen las cosas que valen la pena en la vida. Eso es frecuentemente la manera que es con el dinero.


Aquí tenemos a dos hermanos que han llegado a ser alienados el uno del otro sobre una herencia. ¿Ha conocido alguna familia que le ha sucedido esto? Alguien, una vez me dijo, “La mejor cosa que los padres puede hacer para sus hijos es gastar todo su dinero mientras viven y no dejar nada para que la familia no se destruya después en una disputa sobre la herencia.” ¡Que triste ver una familia dividido sobre posesiones! ¡Qué triste es ver una vida corrompida o destruida en búsqueda de la abundancia de algo que, mientras es importante, no puede exclusivamente conducir a una vida abundante!


Aquí está un hombre quien podemos llamar la personificación del éxito. El ha levantado su negocio de la nada a una aventura prospera. El ocupa un lugar en la directiva de dos corporaciones y sirve como un síndico de una universidad grande. Le pudiéramos llamar un ciudadano ejemplar. Pero Dios podría llamarle a este excelente, persona prospera un necio, un hombre quien pensaba que tenía tanto, pero en realidad tenía nada. Todos sus logros financieros, sus graneros llenos, sus acciones y bonos, sus cuentas bancarias, ¿de qué le sirven ahora que el ángel de la muerte le llama y respira su último? Este hombre quien en los ojos del mundo aparece tan sabio es en la realidad muy tonto. El, alocadamente pensó que sus riquezas le podían escudar de la muerte. “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”


Ponemos nuestro dinero en un plan de retiro para asegurarnos contra problemas cuando lleguemos a ser ancianos. Instalamos un sistema de alarma contra ladrones para proteger nuestras posesiones. Construimos casas grandes, graneros más grandes, y cuentas más grandes de ahorros.  Les pasamos cosas a nuestros herederos para que ellos también puedan construir graneros más grandes, cuentas más grandes de ahorros. Pero, cuando la muerte nos llama, ¿qué entonces? “¿y lo que has provisto, de quién será?  


Considerad los lirios, dijo Jesús. Vea su belleza, su exuberancia. Aun, ¿qué han hecho para merecer su belleza? Su gloria viene como un regalo de Dios. “No temáis,” dice Jesús. Pero esto es más fácil decir que hacer. La ansiedad sobre las cosas materiales es una fuente principal de problemas emocionales y físicos de salud. A veces nuestra ansiedad es relacionada con temores sobre proveer por las necesidades básicas de la vida. A menudo está relacionado con temor sobre obtener cosas que no son en ninguna manera necesarios para nuestra supervivencia.


Recientemente, se tomo una encuesta y se les pregunto a la gente, “¿Está usted más feliz hoy que era hace diez años?” ¿Por qué es que la gente no se siente más feliz y más financieramente prósperos? La razón se debe a lo que se llama “El fenómeno nivel de adaptación.” Esto significa que nuestros niveles de expectativa en la vida se adaptan a nuestros niveles de logro. Simplemente dicho, entre más tenemos, más queremos. Nuestros ingresos pueden haber subido. Pero nuestro ingreso nunca sube tan rápido como nuestras expectativas. Con razón, que mientras intentamos “hacernos tesoros,” estamos condenados a la infelicidad perpetua. Nunca podemos conseguir lo suficiente que queremos. Podemos conseguir lo que necesitamos, pero lo que nosotros queremos es otra cosa. Si Dios les da a los lirios del campo lo que necesitan, estas plantas frágiles “que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno,” ¿cuánto más a nosotros, suplirá Dios nuestras necesidades? Pero, nuestros deseos, no nuestras necesidades, es nuestro gran problema.


Mientras Jesús tal vez no tuvo posesiones propias, Él sabía el poder que las cosas materiales podían tener sobre la gente. “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” La chequera de una persona nos puede decir mucho de su corazón como cualquier otra cosa. Jesús no tuvo ilusiones sobre la naturaleza humana. Él supo que nuestros corazones tienden a estar dondequiera que este nuestro dinero.



“No os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.” No permitas que la búsqueda de posesiones materiales se vuelva en una obsesión. No dejes que su vida sea consumida con una pasión para las cosas que no satisfacen finalmente. ¿Por qué hablo Jesús tanto sobre posesiones materiales? Porque reconocía la locura y la desilusión que viene a esos quien confían en las “cosas” más que en Él. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25-34).    

WHERE IS YOUR TREASURE?



Lay not up for yourselves treasures upon earth, where moth and rust doth corrupt, and where thieves break through and steal: But lay up for yourselves treasures in heaven, where neither moth nor rust doth corrupt, and where thieves do not break through nor steal: For where your treasure is, there will your heart be also.” (Matt. 6:19-21)


“And one of the company said unto him, Master, speak to my brother, that he divide the inheritance with me. And he said unto him, Man, who made me a judge or a divider over you? And he said unto them, Take heed, and beware of covetousness: for a man’s life does not consist in the abundance of the things which he possess. And he spoke a parable unto them, saying, The fields of a certain rich man brought forth plentifully: And he thought within himself, saying, What shall I do, because I have no room where to bestow my fruits? And he said, This will I do: I will pull down my barns, and build greater; and there will I bestow all my fruits and my goods. And I will say to my soul, Soul, thou hast much goods laid up for many years; take your ease, eat, drink, and be merry. But God said unto him, Thou fool, this night thy soul shall be required of thee: then whose shall those things be, which thou hast provided? So is he that lays up treasure for himself, and is not rich toward God.” (Luke 12:13-21)


When you think of all the anxiety, grief, stress, and physical harm that come as a direct result of our frantic pursuit for possessions, one must agree that it does indeed seem as if money is the most important thing in the world. Arguments about money are the primary cause of marital stress among couples. The newspapers tell of people who kill one another over money and things, to say nothing of those who are literally killing themselves in their frantic pursuit of achievement and accumulation.


It is a natural inclination in most of us to get things, to surround ourselves with material possessions. If only I had a better house, a better salary, a better car, how much better life would be! Perhaps! But there is no guarantee. Jesus said, “A man’s life does not consist in the abundance of his possessions.”


How many of us have said at one time or another, “If I only had a million dollars, I would buy this and that, or do this and that. The tough aspect of money and material possessions is that we need a certain amount of them in order to live. Our possessions enrich our lives in countless ways. But, as we have noted, our possessions can also make us miserable. What makes the difference? That is the question behind today’s scripture concerning possessions.


If we were to chart human life, noticing the predominant concerns at each stage in life’s pilgrimage, concern about material possessions would mark each step along the way. The teenager, in a desperate attempt to be accepted as one of the crowd, buys special shoes and clothes which are “in” at the moment. Quality is not the goal in these purchases. The main thing is to buy things that will ensure popularity. At an early age, we come to associate possessions as the way to win friends and to achieve a sense of personal well-being.


The college student, while sometimes putting down his parents’ preoccupation with house, car, job and prestige, longs for the best car, the best stereo in the dorm. He “burns the midnight oil,” in hopes of getting good grades to get a high paying job that will yield a sufficient income to meet his expectations. The couple who neglect their children in order to fulfill every possible material desire for their children. They are filled with anxiety over the future of a lifetime of accumulation. Is this life?


A man comes to Jesus and asks him to settle an inheritance dispute. But Jesus doesn’t get involved in the brothers squabble over the money. Instead, he uses this as an occasion to warn everyone, “Take heed, and beware of all covetousness, for man’s life does not consist in the abundance of his possessions.” Take heed lest today’s vain desires become tomorrow’s necessities. Take heed lest the worthless things in life crowd out the worthwhile things in life. That’s often the way it is with money.


Here we have two brothers who have become alienated from each other over an inheritance. Have you ever known that to happen in a family? Someone once told me, “The best thing a parent can do for his or her children is to spend all the money while they are alive and leave nothing so that the family will not be destroyed later in a dispute over the inheritance.” How sad to see a family torn apart over possessions! How sad to see a life corrupted or destroyed in pursuit of the abundance of something which, while important, cannot alone lead to an abundant life!


Here is a man whom we might call the epitome of success “the American way.” He has built his business up from nothing into a thriving, prosperous venture. He sits on the boards of two corporations and serves as a trustee at a major university. We would call him a model citizen. But god might call this fine, prosperous person a fool, a man who thought he had so much but in reality had nothing. All his financial achievements, his full barns, his stocks and bonds, his bank accounts, what good do they do him as the angel of death calls him and he breathes his last? This man who in the eyes of the world appears so wise is in reality very foolish. He foolishly thought that his wealth could shield him from death. “So is he who lays up treasure for himself, and is not rich toward God”


We put our money in an IRA to insure against problems when we grow old. We install a burglar alarm system to protect our possessions. We build bigger houses, bigger warehouses, and bigger savings accounts. We pass things along to our heirs so they can build even bigger barns, bigger savings accounts. But, when death calls us, what then? “And the things you have prepared, whose will they be?”


Consider the lilies, says Jesus. See their beauty, their luxuriance, yet what have they done to earn their beauty? Their glory comes as a gift from God. “Fear not,” Jesus says. But, this is easier said than done. Anxiety over our material things is a major source of emotional and physical health problems. Sometimes our anxiety is related to fears about providing for the basic necessities of life. Often it is related to fears over obtaining things that are in no way necessary for our survival.


Recently, Americans were asked by public opinion researchers, “Are you happier today than you were ten years ago?” Why don’t people feel happier and more financially prosperous? The reason is what is called the “adaptation level phenomenon.” This means that our levels of expectation in life adapt to our levels of achievement. Simply stated, the more we have, the more we want. Our incomes may have risen. But our income never rises as fast as our expectations. No wonder that as we attempt to “lay up treasure” for ourselves, we are doomed to perpetual unhappiness. We can never get as much as we want. We may get what we need, but what we want is another matter. If God gives the lilies of the field what they need, these fragile plants which are “alive in the field today and tomorrow are thrown into the oven” how much more will God supply our needs? But our wants, not our needs, are our big problem.


While Jesus may not have had possessions of his own, He knew the power that material things can exercise over people: “For where your treasure is, there will your heart be also.” A person’s checkbook can tell us as much as anything else about their heart. Jesus had no delusions about human nature. He knew that our hearts tend to be wherever our money is.


"Do not be overly concerned about what you are to eat and drink." Do not let the pursuit of material possessions become an obsession. Don’t let your life be consumed by a passion for things that do not ultimately satisfy.  Why did Jesus talk so much about material possessions? Because He recognized the foolishness and disappointment that come to those who trust in “things” rather then in Him. “Seek first the kingdom of God, and his righteousness and He will take care of the rest (Matthew 6:25-34).
 


Monday, February 9, 2015

MADURANDO EN CARÁCTER



“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.”  Filipenses 3:12


Vivimos en un día de fórmulas instantáneos que supuestamente pueden ser aplicadas a todo bajo el sol desde cenas de microondas a “como enriquecerse” en tres lecciones fáciles. Nuestra “sociedad de botón” y edad computarizado nos ha condicionado para pensar en soluciones rápidas y fáciles a una multitud de problemas.


 Cuando se trata de la madurar del carácter, algunos han caído víctima también a ese tipo de pensamiento instantáneo. Sed “llenos del Espíritu,” dicen algunos y “¡ése es el secreto a la vida  victoriosa!” “Debe abandonar y crucificar el Yo,” dicen otros, “y entonces usted subirá de repente a un nivel nuevo de espiritualidad.” Todavía, otros dicen “descubre sus Dones Espirituales y empieza a funcionar en el cuerpo de Cristo.” Junto con estas ideas, por supuesto, va la lectura de la Biblia y fórmulas de la oración. Ahora todas estas declaraciones son dignas de consideración cuidadosa. Pero en sí mismos son generalizaciones vagas que frecuentemente confunden a cristianos nuevos y viejos igual. No hay ningún atajo para llegar a ser un creyente maduro, se toma tiempo y esfuerzo para llegar a ser la persona que Dios quiere que seamos.


¿Como se conoce a un creyente maduro? Ésta no es una pregunta nueva. Esto era un problema en el tiempo de los apóstoles. Cuando Timoteo permaneció en Efeso para ayudar a los nuevos creyentes que madurar, el se encaro con personas que querían ser maestros y líderes en la iglesia. El Apóstol Pablo aplaudió a esos que querían trabajar en la obra de Dios. “Buena obra desea,” escribió el apóstol (I Timoteo 3:1). “Pero,” él implicó, “estar seguro que sea cierto tipo de persona.” Tito, también, se encaro con esta problema en Creta (Tito 1:5).


Los dos pasajes en las cartas del Apóstol Pablo a Timoteo y Tito forman un perfil poderoso para probar el nivel de madurez de un creyente. (I Timoteo 3:1-7; Tito 1:1-10). La siguiente es una lista combinada de estos requisitos espirituales:


      1. Irreprensible                                               9. No pendenciero
      2. No iracundo                                               10. No contencioso
      3. Templado                                                   11. Manso
      4. Prudente                                                    12. Libre del amor de dinero
      5. Respetable                                                 13. Uno quien administra bien su familia
      6. Hospedador                                               14. Una reputación buena con esos afuera de la iglesia
      7. Devoto                                                        15. Amador de lo bueno
      8. No soberbio                                                16. Justo


El Apóstol Pablo fue más allá de las generalizaciones de esas características específicas que son marcas de un cristiano maduro. Esta es una persona que ha madurado por un proceso de desarrollo y crecimiento sobre un período de tiempo. Ha aprendido a reflejar a Jesucristo en su estilo de vida total.


Seguramente se implica que esta persona “se ha despojado del hombre viejo” y “se ha vestido del nuevo”. Él ha abandonado esas actitudes y modos de comportamiento que estaban conectados con su estilo de vida anterior, y ha adoptado esas actitudes y modelos del comportamiento que son los de Cristo. Pero también es obvio que esto ha sido el resultado de un proceso de llegar a ser más y más conforme a la imagen de Cristo.
 Usted notará que en esta lista entera no hay referencia a Dones Espirituales. El Apóstol Pablo no dijo  busca a una persona con Dones Espirituales. De hecho, hay muy poca referencia a una capacidad o una habilidad. Más bien, de los veinte requisitos enumerados, diecinueve de ellos tienen que ver con la reputación del creyente, su ética, moralidad, temperamento, hábitos, y madurez espiritual y psicológica. Y el otro tiene que ver con su capacidad de dirigir su propia familia.


Algunos creyentes tienen la idea que ellos deben descubrir sus Dones Espirituales antes que ellos pueden empezar a servir dentro del cuerpo de Cristo. Desafortunadamente, esto es poner la carreta antes del caballo. La Biblia enseña que debemos empezar por madurar nuestro carácter. Debemos asegurarnos que hemos desarrollado las calidades que  son especificadas por el  Apóstol Pablo.


Debemos todos fijarnos como una meta para nuestras vidas el desarrollo de las características especificadas por el Apóstol Pablo. Es relativamente fácil de evaluar la aptitud de un creyente que desea  trabajar por el Señor en la base de criterios académicos. Él puede tener muchos talentos y habilidades, pero no calificaciones básicas. El Señor más bien preferiría tener una persona quien es calificado espiritualmente y psicológicamente que uno quien tiene mucha habilidad y es todavía carnal. El cristiano que tiene las calidades mencionados por el Apóstol Pablo puede desarrollar rápidamente habilidades y usarlos para la gloria de Dios. Necesitamos todo el entrenamiento que podemos conseguir. Pero en todo nuestro entrenamiento si no desarrollamos calificaciones básicas para la madurez espiritual, no estamos preparados seguramente para ser un discípulo de Dios.


Hemos escogido estas características de I Timoteo y Tito por las siguientes razones: En primer lugar, aparecen  ser normativo para la madurez del cristiano. Se mencionan con respecto a las personas quienes han de funcionar dentro del cuerpo de Cristo. La segunda razón por seleccionar estas características es que aparecen ser calidades que cada creyente debe esforzarse a tener.


Un creyente maduro “no aparece repentinamente.” Se toma tiempo, es un proceso que no es completo hasta que estamos con Cristo. Pero hay un nivel definido de madurez que es discernible, ambos por el creyente quien evalúa su propia vida así como también esos quien se asocia con él. Él es reconocible.


¿“En dónde empiezo?” La respuesta es tomar cada una de estas características, entender lo que significa, y luego establecer cada uno como una meta para su vida. Entonces proceder momento por momento y día a día para convertirse en el creyente maduro que Dios quiere.