“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño,
en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo
tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también
nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del
mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,
nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo
la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. (Gálatas 4:1-5)
La Navidad no se
trata de nosotros extendiendo la mano ha si a Dios. La Navidad se trata de Dios
extendiendo ha si abajo su mano a nosotros. La historia de Navidad se ha hecho
demasiado familiar. ¡Que lastima! Cuando la encarnación de Dios como el bebé
Jesús se hace tan repetitivo como sobras de pavo, perdemos la vista del
significado del acto increíble de Dios.
En el calor cómodo
de la escena del pesebre, nos olvidamos por qué Dios decidió hacerse humano. Un
hombre despertó y encontró que dos pájaros habían entrado en su casa. Él abrió
puertas y ventanas para ellos, pero ellos no podían encontrar su salida. Él
trató de echarlos fuera, pero ellos sólo se espantaban más. En su frustración,
él pensó: “ellos no pueden entender que trato de ayudarles. Si solo podría
hacerme uno de ellos, yo podría mostrarles la salida". Después de un rato
él se detuvo y realizó que eso era lo que Dios había hecho. A través del
Antiguo Testamento, Dios trató de decirle a la gente como liberarse del pecado.
Como él no podía, Dios decidió mostrarnos. Por eso, “aquel Verbo fue hecho carne, y habito entre nosotros” (Juan 1:14)
Hay una diferencia
entre hacerse humano, que es lo que pasó en Jesús, y simplemente asumir un
disfraz humano. Dios podría haber tomado la forma de un adulto inmediato,
evitando treinta años de dolores del crecimiento. Pero entonces Dios realmente
no habría sido uno de nosotros. La decisión de Dios fue de compartir la
experiencia humana total del nacimiento a la muerte.
En la historia
navideña Dios envió un mensaje a la humanidad. ¿Cuál fue el mensaje? Habla de
un regalo que Él tenía para nosotros. La historia nos dice que Dios es el
donante del regalo. La capacidad del donante por lo general calibra el valor
del regalo. Esperaríamos que Dios diera lo último en regalos, y así fue. La
Biblia dice: “el que no escatimo ni a su
propio Hijo, sino que lo entrego por todos nosotros” (Romanos 8:32).
El motivo del
regalo de Dios fue el amor. “Porque de
tal manera amo Dios.” La Navidad nos dice que Dios nos ama. Jesús le dijo a
la mujer Samaritana, “Si conocieras el
don de Dios, y quien es el que te dice... (Juan 4:10). Todo mundo es el
recipiente del regalo de Dios. “Porque de
tal manera amo Dios al mundo…” la mayor parte de regalos son etiquetados
para cierto individuo, pero Dios no tiene favoritos: “Dios no hace acepción de personas". El regalo de Dios es para todos.
La historia
Navideña habla del valor del regalo que Él dio. Los regalos de sacrificio son
la expresión del amor genuino. Dios generosamente, tiernamente, y de sacrificio
dio a Su único hijo como expiación para nuestros pecados. La Biblia nos dice en
Romanos 5:8: “Mas Dios muestra su amor
para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros”,
de esto es lo que se trata la Navidad. La Palabra de Dios nos dice que un alma
vale más que todo el mundo entero. Es imposible estimar el valor del regalo que
Dios dio.
Cuando Dios dio Su
regalo Él lo hizo personal, a usted y mí. Estoy convencido que Cristo hubiera
dado su vida en la cruz si yo hubiera sido el único pecador en el mundo.
Pensamos en términos de comunicación en masa y fabricación en masa, pero Dios
trata por la escala de los individuos. En Juan 3:16 usted puede escribir su
nombre en donde dice: 'todo aquel', esto significa usted. ¡Qué pensamiento tan
glorioso en la Navidad, que Dios nos ama como individuos! Él está interesado en
usted como un individuo. En esta edad con todo su soledad, angustia, culpa,
sufrimiento, y pérdida, esto es una cosa emocionante de saber que Dios está
preocupado por cada persona en todo lugar.
Un regalo, no es un
regalo a menos que sea aceptado. Derecho de propiedad es condicional sobre la
aceptación. Por eso la Palabra de Dios dice: “Todo aquel que en él cree, no se
pierda”. Dios no fuerza Su regalo en nosotros, pero nos
pide que recabemos por fe Su regalo.
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