Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, July 24, 2012

EL CONFLICTO EN EL MATRIMONIO


Efesios 4:25-32, Gn. 2:18, 21-24; Ef. 5:21-31; Tito 2:4-5

Habrá conflicto en el matrimonio, por lo que necesitamos saber cómo hacerle frente. La hostilidad se puede desplazar, canalizar, modificar o ser reprimida, pero no puede desaparecer. Debe ser enfrentado y descontaminado o de lo contrario nos destruirá.  La marca de la madurez es estar dispuesto a cambiar por una causa.

La Biblia menciona la hostilidad o conflicto que persiste en el matrimonio (Pr. 19:13, 21:19, 27:15-16, II Ti. 2:23-26). Muy a menudo crueles métodos de tortura son usados: crítica pública, las amenazas aterradoras, la intimidación, el sarcasmo desagradable y odiosos observaciones dirigidas a menoscabar el cónyuge. Estas tácticas son populares pero son malos porque son injustos y nunca conducen a la paz doméstica.

La mayoría de las peleas no son limpias, ¡así que ninguno de los dos gana sino que ambos pierden! En estas peleas, los compañeros recurren a táctica sucia, no bíblica, verbal y a veces abuso físico. Los desacuerdos son una parte del matrimonio. Debemos ser realistas.

El contentamiento no se adquiere haciendo caso omiso de malos sentimientos por parte de un compañero. La paz es uno fruto del Espíritu; esto no es una tregua hostil, pero la paz verdadera. El objetivo de descontaminar la hostilidad es para unir a dos compañeros amorosos, en una sola carne (Gn. 2:24), no por un milagro sino por la sinceridad y la predisposición al cambio.

COMO PELEAR  (intercambio verbal)

Hay momentos en que una pareja no está en condiciones de hablar acerca de asuntos serios o desagradables. Posponer una pelea por consentimiento común es una manera justa  para pelear. Esto protege contra no traeré cosas dolorosas y agravios del pasado. Son sabias las parejas que buscan el tiempo apropiado y oportuno. No debería ser una postergación larga.

Pelear por cita ayuda a los cónyuges porque les da tiempo para arreglar sus pensamientos, dar respuestas tranquilas, y limitar sus comentarios a la cuestión. Si ustedes están peleando por una cita previa, su cónyuge puede sentirse obligado a dar calmamente una contrapropuesta. Por ejemplo, si su cónyuge  ha hecho algo que te ofendió, usted puede decir, “Mi amor, éste no es el tiempo adecuado para hablar de esto.” “Hablemos mañana cuando los niños no estén presentes.” Esto también le da tiempo para ser persuasivo y tiempo para que se calme poco el asunto. Puede ser que para mañana usted se dé cuenta que solo fue el calor del momento, que en verdad no fue una ofensa.

REGLAS PARA UNA PELEA JUSTA         
      
1. Establezca y respete líneas de cinturón. Atacar un interés particular de su compañero (por ejemplo: la familia, los amigos, la religión, etc.) es injusto.

2. Cuando el oponente viola las reglas establecidas, grite foul!

3. Nunca empuje al oponente contra a las cuerdas y no habrá necesidad de contraataques viciosos. Darles una salida.  

4. Mantenga la calma, más luz y menos calor.

5.  Habré líneas de comunicación:

a. Presente claramente expectativas.

b. Estar de acuerdo, “no ponga su ley.”

c. Manténgase sobre el tema, dejar de lado el material irrelevante.

d. No haga que su compañero adivine lo que estas pensando.

e. No retenga información, ni dé información falsa.

6. Consiga su atención.

7. Prepare a su compañero para que reciba el mensaje.

8. De su mensaje claramente y hágalo sin sarcasmo.

9. No se salga del tema, esto es muy importante.

10. Estimule comentarios con respuestas apropiadas.

11. No pelean en cuanto llegan a la casa.

12. No metan el sexo en su pelea.

TÉCNICAS PARA RESOLVER PROBLEMAS

Haga todo el esfuerzo para vivir en paz (Heb. 12:14). No deberíamos disputar nomás por contender. Debería dar una respuesta blandita (Prov. 15:1), pero debemos contestar. Se debe evitar las platicas insalubre por las que son buenas (Efe. 4:29).

La comunicación es el secreto para permanecer en el amor. Dios nos requiere que confesemos el pecado (Stg. 1:14-15, 5:16). Nosotros somos tentados por nuestra propia concupiscencia; Dios no es responsable por mi pecado. No nos debemos disculpar por hacer el mal ni echarle la culpa.

Cuando el esposo y la esposa se están atacando el uno al otro, el problema sigue igual. La técnica correcta para resolver un problema es que ambos están atacando el problema. Si usted está atacando el problema y su compañero le está atacando a usted, debe entonces atacarse usted misma. Diga, Sí, yo sé que no soy lo que debo ser, yo se que hago muchas cosas mal.” Es una persona dura quien puede continuar en vista de tal humildad. ¡Acuérdese, usted pueda tener la última palabra y ganar la batalla, pero a la vez pierda la guerra!

DESPUÉS DE LA PELEA

Debemos confesar nuestros pecados el uno al otro (Stg. 5:16). Esta confesión es para públicamente acusarse personalmente. El arrepentimiento y la confesión traen reconciliación. Los Salmos 32, 38 y 52 cuentan de la enfermedad y tortura del pecado que no se ha confesado y también del alivio y la felicidad de pecado resuelto. Ellos hablan de síntomas que todos hemos experimentado.

Nuestra confesión debe también ser a Dios porque todo pecado es contra Dios. A veces creemos que una pelea entre un esposo y esposa no puede clasificares como pecado. Si uno verdaderamente ha ofendido al otro o si uno guarda algo contra el otro, verdaderamente hay pecado contra Dios (Mt. 5:21-24). Tiene que haber confesión.

El perdón involucra olvidando. En pidiendo perdón, usted pone la carga de perdonar sobre él quien usted ha pecado. Si el esposo dice, por favor perdóname,” la esposa debe de responder, “yo te perdono.” Cuando usted verdaderamente ha perdonado a su compañero, usted nunca debe de mencionar la ofensa de nuevo. Por pensar o hablando de la ofensa que se le hizo (“No me puedo olvidar lo que me hizo” “Cada vez que la veo me acuerdo de ello.”), el que había pecado o ofendido, que había sido perdonado es hecho sufrir nuevamente por su pecado.

Dios tal vez escoja traer consecuencias por este pecado a fin de realizar Su propósito en esta vida. Pero nosotros no tenemos este derecho. Jesús ya pago el precio por su pecado. Nadie tiene derecho para requerir expiación adicional. El perdón es una promesa a no recordar un delito nuevamente, y no mencionarlo otra vez.

UN NUEVO PRINCIPIO

Necesitamos un nuevo principio, una imagen nueva como esposa o esposo. Podemos comenzar con abriendo nuestro corazón a nuestro compañero, decir le que usted desea ser un esposo o esposa mejor, y verdaderamente cambiar las cosas que necesitan ser cambiado. No debe hablar en generalidades pero ser específico. En una verdadera atmósfera de amor nadie pierde y todos ganan. Conflictos honestos terminan con dos compañeros amantes más íntimos que antes.    


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