“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.” II Corintios 10:4
Oración imprecatoria es un término teológico. La palabra “imprecatorios” se deriva de “imprecación”, que es un sinónimo de “maldición”. Es la palabra de la oración que ataca y busca destruir a su objeto. Es, de hecho, el equivalente cristiano de poner una maldición sobre algo (nunca sobre alguien). Lo más extremo que podemos ir en esa dirección como cristianos es orar por la justicia. En algunos casos, como la muerte de Herodes en Hechos 12, la muerte de una persona o personas bien puede ser el resultado, pero no debemos buscarlo (Lucas 9:54-56). Deberíamos orar por el final del mal que estamos atacando, y orar por el perdón, y salvación, de aquellos que están involucrados en ella.
Hay muchos ejemplos bíblicos de ello, especialmente en el Libro de los Salmos. La oración imprecatoria es muy efectiva para parar el mal; y por esta razón es algo que cada cristiano debería aprender a hacer. Con este tipo de oración podemos atacar agresivamente blancos del enemigo y destruirlos y simultáneamente traer a muchas personas a la salvación y también traer el avivamiento.
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