Esta parábola trata con una de las problemas más
insistentes de la vida: que es el uso
y la fidelidad de nuestros talentos y
habilidades” y con la fidelidad
diaria a nuestro deber.
También nos presenta el esplendor
y la gran recompensa del
servicio Cristiano. Nos ilustra también la tragedia de la pereza.
En la
parábola de las vírgenes (vv. 1-13) la advertencia es contra la negligencia. En está, es contra la ociosidad y la pereza. Los dos son peligrosos a nuestra vida espiritual ya la
obra de Dios. En la parábola de las vírgenes se nos enseña los peligros de la presunción; el de los talentos nos
muestra el peligro de faltar confianza
y el miedo. Las vírgenes pensaban que era cosa fácil el servir a Dios. El hombre que tenía solo un talento
pensaba que era demasiado duro
servir a Dios.
En la
manera más fuerte, El Señor en esta parábola alaba y aplaude el
servicio que hacemos para El. Muchas de las parábolas del Señor eran con el
propósito de inspirarnos a la acción.
El admira la acción, la decisión y la determinación
y le da un grado muy alto en Su valuación de cualidades Cristianas.
¿Cómo nos ve Dios? Para Dios el carácter de una persona y sus
logros en la vida son determinados por la fidelidad y energía con que él ha usado los talentos y habilidades
que Él le ha dado. El siervo
quien ganó diez talentos no recibió más honor o recompensa que el que había
ganado cinco. Cada uno recibió el mismo fogoso y cordial “¡bien, buen siervo
y fiel!”. Todo servicio es lo mismo para El
Señor. No hay primero o último. El nos
juzga por nuestra lealtad y fidelidad.
El punto
principal de la parábola, tiene que ver con el hombre quien escondió su talento
y no trajo ganancia a su Señor. Más que los otros dos siervos, su situación
corresponde al de la mayoría de nosotros, con nuestras cantidades pequeñas de habilidades y
talentos. No fue ningún accidente que el hombre quien escondió su
talento fue él quien tuvo solamente un talento y no él quien tuvo cinco o diez
talentos. La tentación para esconder
nuestros talentos y habilidades y no usarlos, viene con una fuerza peculiar al los quien tienen solo una cantidad
ordinaria.
La
advertencia de esta parábola es para la persona quien esconde sus talentos y
habilidades y no los usa. El,
simplemente no uso su talento para el
beneficio de su dueño. Pero ese error fue suficiente para lanzarlo en la
oscuridad. Esta advertencia es
para esos quien, siendo equipados
para el servicio, y se esconden de ello. Esos quienes siempre responden, “no
puedo,” “estoy muy ocupado” o “yo no tengo el tiempo.” ¿Cuánto del trabajo del Señor se
detiene por esto? ¿Qué diferencia hay entre estas personas y el
hombre que escondió su talento?
“Tuve miedo”. Con estas palabras de excusa el
hombre da voz a la razón principal por la pérdida de talentos e inutilidad de
multitudes de vidas. Cuántos
usan esta excusa, que ellos no pueden hacer nada, cuando en verdad lo que están
diciendo es que no quieren hacer nada. Dios
busca personas que digan: “¡Yo no puedo hacerlo todo, pero puedo
hacer algo! ¡Yo no voy a dejar que lo que no puedo hacer interfiere con lo que puedo hacer! Algunos
tienen miedo de hacer errores. La persona que nunca cometió errores nunca
hizo nada. El famoso futbolista Brasileño Pelé una vez dijo, “Usted siempre va errarle al 100 % de los
tiros que usted no toma.” Para cosechar las recompensas, usted tiene que
arriesgarse.
La forma
más común de esconder nuestro talento es por decir, y pensar de lo que haríamos
si las circunstancias fueran diferentes o tuviéramos mejores oportunidades, ¡haciendo nada mientras, con las condiciones
y oportunidades que tenemos hoy!
Tales
imaginaciones son una ilusión y una droga para la conciencia. Pasan por alto
dos cosas importantes. El verdadero logro de una persona es medido por el uso
que hace con lo que tiene, sea grande o pequeño. La única indicación segura de lo que uno hiciera con los
talentos o mejores medios es por lo que realmente hace con lo pequeño que tiene
hoy.
Cuando la
parábola dice que se le quito el talento, nos muestra una ley que es verdad en
lo físico, económico y en el mundo intelectual, así como también en lo
espiritual. El brazo que nunca se ejerce pierde su fuerza poco a poco,
mientras los músculos se encogen. Así, también los talentos y las
habilidades que Dios nos ha dado, se van perdiendo se no los ejercemos. La
capacidad para el entusiasmo, el apetito para las cosas espirituales, la
habilidad para ver visiones, la energía para trabajar y el espíritu de
sacrificio, todo este se marchitan y se pierden cuando no se usan.
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