“Alégrate en el día de la prosperidad, y en el día de la adversidad considera: Dios ha hecho tanto el uno como el otro para que el hombre no descubra nada que suceda después de él”. (Eclesiastés 7:14)
Los días buenos y prósperos están en el diseño de Dios tiempos especiales de comodidad y alegría: los días de aflicción y problema, están en el diseño de Dios las temporadas apropiadas de recuerdo y consideración seria. La Providencia de Dios lo ha concibió, que nuestros días de bien y el mal deberían ser entremezclados cada uno con el otro. Esta mezcla de días de bien y el mal es por la Providencia Divina tan proporcionada, que esto suficientemente justifica el trato de Dios hace al hombre y evita todo su descontento y quejas contra Él.
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