Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Monday, April 21, 2025

EL DIOS DE LAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES

 



Lucas 15: 11-24, I Juan 1:9

No todos los días tenemos una segunda oportunidad, la mayoría de las veces estamos contentos de tener la primera. Dios no es solo el Dios de las segundas oportunidades; él es el Dios de las nuevas oportunidades. Esto es una buena noticia, ya que la mayoría de nosotros desperdiciamos las segundas oportunidades.

Una de los aspectos asombrosos del carácter de Dios es su increíble paciencia con nosotros. El Salmo 86:15 lo expresa bien: “Mas tú, Señor, eres un Dios misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y fidelidad”. Miqueas 7:18 dice: “¿Qué Dios como tú, que perdona la iniquidad y pasa por alto la transgresión del remanente de su heredad? No retiene para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia”.

La Biblia está llena de personas que recibieron segundas oportunidades, e incluso terceras y cuartas: Pedro, Jonás, Marcos, Sansón, David y otros. Todos ellos trofeos de la gracia de Dios.

Así como Dios es paciente y perdonador, quiere que seamos pacientes y perdonadores con los demás. "Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de entrañable compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia" (Colosenses 3:12).

Él nos da segundas oportunidades, y debemos dar lo mismo a los demás. Jesús da una severa advertencia a quienes se niegan a perdonar, diciendo “que si no perdonamos a los demás, Dios no nos perdonará” (Mateo 6:15, Efesios 4:32, Colosenses 3:13, Proverbios 19:11). Si alguien está verdaderamente arrepentido, entonces estamos obligados a perdonar (Mateo 18:21-22).

Ofrecer perdón no es lo mismo que reconciliarse. A muchas personas les cuesta encontrar el equilibrio entre mostrar misericordia y permitir que una persona dañosa siga haciéndonos daño. Debemos estar dispuestos a perdonar a todo aquel que nos hace daño, así como Jesús nos perdona. Pero, cuando alguien continúa violando los límites de otra persona sin arrepentirse, una persona sabia aprende a establecer límites más firmes. Si un hombre te ha golpeado repetidamente en la cara, puedes ofrecerle perdón; pero mantengas alejado hasta que demuestre con el tiempo que ha cambiado.

Darle a alguien una segunda oportunidad significa darle otra oportunidad para ganarse nuestra confianza. Pero eso no significa que olvidemos al instante lo que la experiencia nos ha enseñado. La confianza se gana con el tiempo, y somos insensatos si la damos prematuramente. Podemos tener un corazón amoroso y perdonador que también practique una sabia custodia de nuestras vidas.

Cuando hemos ofendido a alguien, no tenemos derecho a exigir otra oportunidad. Pero debemos esforzarnos por ganar otra mediante una demostración continua de arrepentimiento y cambio.

Incluso Dios tiene un límite para el perdón. En Romanos 1:18-32, el apóstol Pablo nos advierte lo que sucede cuando continuamos menospreciando la paciencia de Dios y rechazando su llamado al arrepentimiento.

En tres ocasiones, aparece la frase "Dios los entregó". Cuando insistimos en vivir como queremos en lugar de como Dios quiere, Él nos lo permite. Finalmente, cuando nuestro corazón se endurece contra Él, nos deja ir. Nos entrega a una mente reprobada, una que ya no puede buscar a Dios. En ese momento, el pecado se convierte en nuestro dios.

Puede llegar un momento en una relación humana en que ocurra lo mismo: cuando se ofrece el perdón y la restauración es posible, pero una de las partes se niega a arrepentirse y rechaza todos los esfuerzos de reconciliación. Quizás sea el momento de terminar esa relación. Las segundas oportunidades ya no funcionan. Terminar una relación es el último recurso, pero a veces es necesario (Mateo 18:17).

Dios hace todo lo posible para atraernos al arrepentimiento, ofreciéndonos perdón y segundas oportunidades (II Pedro 3:9). Pero si continuamos rechazándolo, la oferta se retira y, al morir, ya no hay más oportunidades (Hebreos 9:27). La gracia de Dios es nuestro modelo. Podemos ofrecer segundas oportunidades a otros hasta que una relación sana ya no sea posible.

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