“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren.” (Juan 3:24)
Una vez una mujer samaritana trató de debatir
con Jesús cuál era el mejor tiempo, lugar y estilo de adoración. Jesús le
respondió que esos detalles externos eran irrelevantes. Dónde adora no es tan
importante como cómo adora y cuánto de usted mismo ofrece a Dios cuando adora.
Hay una manera correcta y una manera incorrecta de adorar. La Biblia dice, "Seamos agradecidos y adoremos a Dios
de la manera que le complacerá" (Hebreos 12:28).
Dios se complace cuando nuestra
adoración es veraz. A menudo alguien dice, "Pienso que Dios es..." y
después él o ella comparte su idea de la clase de Dios que le gustaría adorar. Pero
no podemos arbitrariamente crearnos nuestra propia imagen conveniente o
inofensiva de Dios y adorarla. Eso es idolatría.
La adoración tiene que estar basada en
la verdad de las Escrituras, no en nuestras opiniones de Dios. Jesús le dijo a
la mujer samaritana, "los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren." Adorar en verdad significa adorar
a Dios tal como El es verdaderamente revelado en la Biblia.
Dios se complace cuando nuestra
adoración es auténtica. Cuando Jesús dijo que usted debe "adorar en espíritu", él no se estaba refiriendo al
Espíritu Santo sino al espíritu suyo. Hecho a semejanza de Dios, usted es un
espíritu que reside en un cuerpo y Dios diseñó su espíritu para comunicarse con
El. La adoración es su espíritu respondiendo al Espíritu de Dios. Cuando Jesús
dijo, "Ama al Señor tu Dios con todo
tu corazón y con toda tu alma" él quiso dar a entender que la
adoración debe de ser genuina y de corazón. No es sólo una cuestión de decir
las palabras correctas; tiene que sentir lo que dice. La alabanza que no viene
del corazón ¡no es alabanza del todo! No tiene ningún valor y es un insulto a
Dios.
Cuando adoramos, Dios ve más allá de
nuestras palabras y ve la actitud de nuestros corazones. La Biblia dice, "El hombre mira la apariencia exterior,
pero el Señor mira el corazón"(I Samuel 16:7). Como la adoración envuelve
deleitarse en Dios, ésta utiliza sus emociones. Dios le dio sus emociones para
que lo pudiera adorar con sentimientos profundos, pero esas emociones tienen
que ser genuinas, no fingidas. Dios odia la hipocresía. El no quiere
exhibicionismo o pretensión o fingimiento en su adoración. El quiere su amor
sincero y real. Podemos adorar a Dios imperfectamente, pero no podemos adorarlo
sin sinceridad. Claro, la sinceridad por sí sola no es suficiente; uno puede
estar sinceramente equivocado. Por eso es que el espíritu y la verdad son
necesarios. La adoración tiene que ser veraz y auténtica. La adoración que
complace a Dios es profundamente emocional y profundamente doctrinal. Usamos
nuestros corazones y nuestras cabezas.
Hoy en día muchas personas igualan ser
emocionalmente conmovido por la música a ser conmovido por el Espíritu, pero
estas dos cosas no son las mismas. La adoración genuina ocurre cuando su
espíritu responde a Dios, no a algún sonido musical. De hecho, algunas
canciones introspectivas y sentimentales son un obstáculo a la adoración porque
le quitan la atención a Dios y la concentran en nuestros sentimientos. La mayor
distracción en la adoración es usted mismo, sus intereses y su preocupación de
lo que otros están pensando de usted.
A menudo los cristianos difieren acerca
de la manera más apropiada o auténtica de expresar la adoración a Dios, pero estos argumentos usualmente sólo
reflejan diferencias de personalidad y de experiencias pasadas. Hay muchas
formas de adorar que son mencionadas en la biblia. El mejor estilo de adoración
es el que más auténticamente representa su amor por Dios, basado en el pasado
personal y la personalidad que Dios le dio.
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