“Quitadle, pues, el
talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado,
y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.” (Mateo
25:29-30)
Esta parábola trata con una de las problemas más insistentes de
la vida: que es el uso y la fidelidad de
nuestros talentos y habilidades” y con la fidelidad diaria
a nuestro deber. También nos presenta el esplendor la gran
recompensa del servicio Cristiano. Nos ilustra también la tragedia de
la pereza.
En la parábola de las vírgenes (vv. 1-13) la advertencia es contra
la negligencia. En está, es contra la ociosidad y la pereza. Los
dos son peligrosos a nuestra vida espiritual ya la obra de Dios. En la parábola
de las vírgenes se nos enseña los peligros de la presunción; el de los
talentos nos muestra el peligro de faltar confianza y el miedo. Las
vírgenes pensaban que era cosa fácil el servir a Dios. El hombre que
tenía solo un talento pensaba que era demasiado duro servir a Dios.
En la manera más fuerte, El Señor en esta
parábola alaba y aplaude el servicio que hacemos para El.
Muchas de las parábolas del Señor eran con el propósito de inspirarnos a
la acción. El admira la acción, la decisión y la determinación y le da
un grado muy alto en Su valuación de cualidades Cristianas.
¿Qué es la manera que dios nos ve? Para Dios el carácter de una
persona y sus logros en la vida son determinados por la fidelidad y
energía con que él ha usado los talentos y habilidades que Él le ha
dado. El siervo quien ganó diez talentos no recibió más honor o recompensa
que el que había ganado cinco. Cada uno recibió el mismo fogoso y cordial “¡bien,
buen siervo y fiel!”. Todo servicio es lo mismo para El Señor. No hay
primero o último. Él nos juzga por nuestra lealtad y fidelidad.
El punto principal de la parábola, tiene que ver con el hombre quien
escondió su talento y no trajo ganancia a su Señor. Más que los otros dos
siervos, su situación corresponde al de la mayoría de nosotros, con nuestras
cantidades pequeñas de habilidades y talentos. No fue ningún
accidente que el hombre quien escondió su talento fue él quien tuvo solamente
un talento y no él quien tuvo cinco o diez talentos. La tentación
para esconder nuestros talentos y habilidades y no usarlos, viene
con una fuerza peculiar al los quien tienen solo una cantidad ordinaria.
La advertencia de esta parábola es para la persona quien esconde sus
talentos y habilidades y no los usa. El, simplemente no uso
su talento para el beneficio de su dueño. Pero ese error fue suficiente
para lanzarlo en la oscuridad. Esta advertencia es para esos quien,
siendo equipados para el servicio, y se esconden de ello. Esos
quienes siempre responden, “no puedo,” “estoy muy ocupado” o “yo no
tengo el tiempo.” ¿Cuánto del trabajo del Señor se detiene por
esto? ¿Qué diferencia hay entre estas personas y el hombre que escondió su
talento?
“Tuve miedo”. Con estas palabras de excusa el hombre da voz a la razón
principal por la pérdida de talentos e inutilidad de multitudes de
vidas. Cuántos usan esta excusa, que ellos no pueden hacer nada, cuando en
verdad lo que están diciendo es que no quieren hacer nada. Dios busca
personas que digan: “¡Yo no puedo hacerlo
todo, pero puedo hacer algo! ¡Yo no voy a dejar que lo que no
puedo hacer interfiere con lo que puedo hacer! Algunos tienen
miedo de hacer errores. La persona que nunca cometió errores nunca
hizo nada. El famoso futbolista Brasileño Pelé una vez dijo, “Usted
siempre va errarle al 100 % de los tiros que usted no toma.” Para
cosechar las recompensas, usted tiene que arriesgarse.
La forma más común de esconder nuestro talento es por decir, y pensar de lo
que haríamos si las circunstancias fueran diferentes o tuviéramos mejores
oportunidades, ¡haciendo nada mientras, con las condiciones y oportunidades
que tenemos hoy!
Tales imaginaciones son una ilusión y una droga para la conciencia. Pasan
por alto dos cosas importantes. El verdadero logro de una persona es medido por
el uso que hace con lo que tiene, sea grande o pequeño. La única indicación segura
de lo que uno hiciera con los talentos o mejores medios es por lo que realmente
hace con lo pequeño que tiene hoy.
Cuando la parábola dice que se le quito el talento, nos muestra una ley que
es verdad en lo físico, económico y en el mundo intelectual, así como también
en lo espiritual. El brazo que nunca se ejerce pierde su fuerza
poco a poco, mientras los músculos se encogen. Así, también los
talentos y las habilidades que Dios nos ha dado, se van perdiendo se no los
ejercemos. La capacidad para el entusiasmo, el apetito para las
cosas espirituales, la habilidad para ver visiones, la energía para trabajar y
el espíritu de sacrificio, todo este se marchitan y se pierden cuando no se
usan.
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