Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, September 23, 2014

¡NO SÉ DE POR VENCIDO, LEVÁNTESE, PONTE EN ACCIÓN!


“Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?... Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.” Juan 5:1-8

La escena introducida en esta parte del capítulo es en efecto uno muy patético. El fondo es el estanque de Betesda (que significa misericordia), alrededor del cual había una gran multitud de personas enfermas. Es aquí donde Jesús encuentra un hombre cojo que ha pasado por muchos años de frustración, miseria y desilusión. Después de treinta y ocho años, el problema de este hombre se había hecho un estilo de vida. Él no tenía ninguna esperanza de ser sanado y ningún deseo de ayudarse a sí mismo. El deseo había llegado al punto de desaparecer en su vida. Él había decidido aceptar su situación y se había rendido. Él había perdido todo el deseo de continuar. Es muy perjudicial cuando una persona pierde su deseo. Nada puede ser logrado sin deseo. Por eso Jesús comenzó aquí cuando se encontró con este hombre. La primera cosa que le pregunta al hombre cojo es; “¿Quieres ser sano?” No hay ningún sustituto para el deseo. Esto es la diferencia entre ganar o perder.

Ahora, en primer lugar, la pregunta de Jesús parece una cosa tan rara de preguntar: ¿Quiere ser sano? ¿Qué tipo de pregunta es esto? Por supuesto, él quería ser sanado. Él había estado viniendo al estanque de Betesda toda su vida. ¿Por qué más había estado él allí?

Aún, cuando usted piensa en ello, treinta y ocho años es mucho tiempo para esperar un milagro, especialmente cuando las condiciones eran tan obviamente imposibles satisfacer. De la propia admisión del hombre, él no tenía ninguna esperanza de alcanzar el agua antes de los demás. Usted tiene que preguntarse por qué él siguió volviendo, día tras día, año tras año. Considerando las circunstancias, él no tenía ninguna posibilidad razonable de jamás ser sanado. Así, en este sentido, es una buena pregunta. Realmente desea ser sanado es lo que Jesús estaba preguntándole al hombre cojo, porque, si en verdad quieres, la manera en que los está siendo es incorrecto. A menos que algo suceda, esto no va a pasar. Hay una lección para ser aprendida aquí: cuando se trata de ser sanado físicamente o por otra parte, la repetición no es necesariamente una virtud.

Betesda era una de las clínicas más atractivas de aquel día. No era demasiado desagradable estar allí en la sombra mientras otras personas afuera trabajaban todo el día. Era más fácil estar aquí acostado y no hacer nada. Es posible que este hombre había llegado a gustarle estar enfermo. Aquí él disfrutaba de una medida de comodidad.

Usted tiene que rechazar aceptar el fracaso como el final. Se dice que un profesional es un aficionado que simplemente no se dio por vencido. ¡No sé de por vencido, levántese, muévase! ¡Usted no puede orar con éxito con los frenos puestos! Hay algunas ventajas en estar lo suficientemente enfermo para conseguir simpatía, la atención o su manera. Poco a poco usted puede acostumbrarse a estar acostado. Puede empezar a pensar de esa manera. Usted puede pensar pequeño o puede pensar grande.

La condición de este hombre fue ayudada por autocompasión (v.7). La autocompasión es uno de las favoritas coartadas para quienes se dan por vencidos. Nadie quiere ayudar mi. Nunca he disfrutado de las ventajas que los otros tienen. Me ha sentido abandonado toda mi vida. La vida es demasiada difícil. He intentado tantas veces, etc. La autocompasión es destructiva. Usted no puede vivir teniéndose lastima y esperar lograr algo; “toma tu lecho y anda” (v.8). No mire la dificultad, mira la oportunidad. El hombre cojo tuvo que hacer una elección (v.3).

Cristo le está preguntando hoy, “¿Quiere ser sana?” ¿Quiere experimentar la vida en toda su abundancia? El punto es, atrévase a hacer las cosas de una manera diferente. Atrévase cambiar su rutina. Rompa viejos hábitos. Este puede ser un primer paso importante hacia la experimentación de una vida nueva y más abundante. Y un segundo paso es aventurarse fuera de su zona de comodidad. A menudo somos encerrados en la mentalidad que donde estamos y lo que estamos haciendo es un determinado, mientras, de hecho hay otras opciones y Dios a menudo nos llama para aventurarnos a nuevas fronteras de vida y fe. Nada en la vida es más maravilloso y poderoso que la fe, Dios requiere la fe.

¡Usted tiene que tomar su lecho y andar! le preguntaron a un pequeño, por qué se había caído de la cama. Él contestó, “me quedé muy cercas de donde subí.” Usted no puede disfrutar de la victoria de Dios y cargar cláusulas de reserva. Queme los puentes detrás de usted. No haga provisiones para volver. Por eso Jesús le dijo al hombre después de que él fue sanado que levantara su cama y que se la llevara con él. Él no la iba a necesitar, porque él no iba a volver. No esté pensando, “Si este no trabaja, yo siempre puedo volver y hacer lo que yo hacía antes.

¿Quiere ser sano? Porque si es hace, usted va tener que salir de su zona de comodidad y tomar un salto de fe y arriesgarse a lo desconocido. Si usted está determinado retener lo que tiene, usted puede cerrar la puerta a las posibilidades que Dios tiene para usted. En el análisis final, esto es una pregunta que sólo usted puede contestar.


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