“El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal;
pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo
Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo
del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” Mateo 12:39-40
Muchas personas, por la
razón de la tradición del "Viernes Santo y Domingo de
Resurrección" han asumido que Jesús murió en viernes y resucitó
el Domingo de Pascua. Como Jesús dijo que resucitaría al tercer día, algunos
cuentan parte del viernes como un día, sábado como el segundo y parte del
domingo, como el tercero. Pero cuando escudriñamos las Escrituras, hallamos que
Cristo habló del período de tiempo como tres días y tres noches. ¡Del viernes
por la tarde hasta el domingo por la mañana, no hay tres días y tres noches!
¿Cuál es entonces la explicación correcta?
No hubo testigos oculares de
la resurrección. Aun los llamados "Padres Apostólicos" no
tuvieron más fuente e información que los registros que están hoy a nuestra
disposición. No fue sino hasta la muerte del último de los doce apóstoles
(Juan) que la tradición de "Viernes Santo y Domingo de Resurrección"
empezó a difundirse en las iglesias. ¿Cuáles son los hechos registrados?
Los fariseos pedían a Jesús
una señal de que era el verdadero Mesías, El les dijo que no les daría más
señal que la del profeta Jonás. "Porque como Jonás estuvo en el
vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en
el corazón de la tierra, tres días y tres noches" (Mat. 12:39-40, 16:21;
Mar. 10:34; Lc. 24:7; Jonás 1:7). Jesús declaró expresamente que la
única señal que daría para probar Su dignidad de Mesías, sería Su permanencia
de tres días y tres noches justos en el sepulcro.
Estos fariseos que se
negaban a admitir la investidura de Cristo exigían una prueba, Jesús les
ofreció solamente una prueba. Esa prueba no era el hecho de la resurrección en
sí, sino el lapso de tiempo que El había de reposar en el sepulcro antes
de ser resucitado. Jesús reclamo su derecho de
ser el Salvador sobre Su promesa
de permanecer exactamente tres días y tres noches en el
sepulcro, ¡pero si el fracasaba en cumplir esta señal, debe ser rechazado
como un impostor! ¡No es de extrañar que Satanás haya hecho que los incrédulos
se mofen de la historia de Jonás y la Ballena! Esta única y sobrenatural prueba
dada por Jesús para demostrar su mesiazgo, ha incomodado mucho a los
comentaristas y a los altos críticos. Sus esfuerzos por descartar esta única
prueba de la divinidad de Cristo, son ridículos en extremo. ¡Tienen que
destruir esta evidencia, o sus tradiciones de "Viernes
Santo y el Domingo de Pascua" se derrumban!
Jesús estuvo en la tumba no
menos ni más de 72 horas. Dios es un Dios de exactitud. El hace todo a la
hora propicia. No hay nada de accidental en lo que El hace. "Pero
cuando vino el cumplimiento del tiempo," no un año antes ni un año
después, sino justamente a tiempo, que "Dios envió a su Hijo"
(Gál.4:4). La hora de su Unigénito fue preordinada y de ella nos habló
Daniel. De igual manera fue exacto el tiempo cuando Jesús fue "entregado" por
los pecados del pueblo. Aquellos que trataron de matarlo antes, fallaron
porque "su hora no había llegado". No solamente el
día y el año de su muerte fueron preparados de antemano, ¡sino que hasta
la "hora" era parte del plan divino! "Padre...Jesús
clamó..., la hora ha llegado..." (Juan 17:1).
Siendo que había una hora
exacta para el nacimiento de Cristo, una hora exacta para su ungimiento, una
hora exacta para el comienzo de su ministerio, una hora exacta para su muerte,
no es impropio pensar que había también una hora exacta para su resurrección.
Exactamente 72 horas. Un comentarista dice: "Por supuesto, sabemos
que Jesús estuvo en el sepulcro solamente la mitad del tiempo que esperaba
estar". ¡Algunos expositores nos embaucan hasta hacernos creer
que "en la lengua griega, en que el N.T. fue escrito, la expresión
'Tres días y tres noches' indica tres períodos, ya sean del día o de la
noche"! Jesús, nos dicen ellos, fue puesto en la tumba poco antes
de la puesta del sol el viernes y resucitó al amanecer el domingo, dos noches y
un día.
El comentarista Adam
Clarke como otros cita el Talmud judío para apoyar la idea de
que tres días y tres noches supuestamente significan un día y dos noches.
El Comentario Bíblico de los Adventistas del Séptimo Día implica
lo mismo. Pero la Biblia no es interpretada por el Talmud judío
ni por ningún comentario de hechura humana. Jesús rechazó las talmúdicas
tradiciones de los judíos.
La definición de la Biblia
con respecto a la duración de los "días y las noches", es
muy simple. Aun estos mismos críticos admiten que en hebreo, la lengua en que
el libro de Jonás fue escrito, la expresión "tres días y tres
noches" quiere decir un período de 72 horas, tres días de doce
horas y tres noches de doce horas. Jonás 1:17 dice, "...y estuvo
Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches". Ese, los
críticos admiten, fue un período de 72 horas. Y Jesús dijo claramente,
que "como estuvo Jonás tres días y tres noches" en
el vientre del gran pez, ¡así El estaría el mismo lapso de tiempo en el
sepulcro!
¿Sabía Jesús cuánto tiempo
había en un "día" y en una "noche”? Respondió
Jesús: "¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no
tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza,
porque no hay luz en él" (Juan 11:9-10). Ahora note usted la
definición bíblica de la expresión "al tercer día". Texto
tras texto nos dice, que Jesús resucito al tercer día. Vea cómo defina la
Biblia el tiempo requerido para cumplir "el tercer día"
En Génesis 1:4 y
5 leemos que "separó Dios la luz de las tinieblas. Y
llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde
[oscuridad] y la mañana [luz] un día" [el primer día]. El
versículo 8 dice: "Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la
tarde [oscuridad] y la mañana [luz] el día segundo". En el
versículo 13 del mismo capítulo 1 de Génesis se lee; "...y fue la
tarde [ahora tres períodos de oscuridad llamados noche - tres noches] y la
mañana [ahora tres períodos de luz llamados día - tres días] el día
tercero". Aquí tenemos la única definición de la Biblia que
explica y suma la cantidad de tiempo implicada en la expresión, "el
día tercero". Jesús dijo que doce horas contenía cada período.
¡Un total de 72 horas! "Y comenzó a enseñarles que le era
necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos,
por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar
después de tres días" (Marcos 8:31).
Si Jesús hubiera muerto el
viernes y resucitado después de un día, la resurrección habría ocurrido el
sábado por la tarde, y si después de dos días, ésta habría acontecido la tarde
del domingo, y si después de tres días, la tarde de lunes. Examine este texto
cuidadosamente. Usted no puede, por ningún proceso de matemática, sumar nada
menos que un total de setenta y dos horas, tres días y tres noches, en una
resurrección que ocurrió tres días después de la crucifixión.
Si aceptamos todo el
testimonio de la Biblia (Marcos 9:31; Mateo 27:63; Juan 2:19-21), tenemos
que llegar a la conclusión de que Jesús estuvo exactamente tres días y tres
noches, tres días completos de 24 horas cada uno, o sean 72 horas en el
sepulcro.
Para que sean tres días y
tres noches, 72 horas, los de su permanencia en el sepulcro, su
resurrección tuvo que haber ocurrido exactamente a la misma hora del día en que
su cuerpo fue colocado en la tumba. ¡Si podemos hallar la hora del día en
que fue sepultado, habremos encontrado también la hora del día e la
resurrección! Si el entierro, por ejemplo, hubiera sucedido a la salida del
Sol, y era necesario que el cuerpo quedara tres días y tres noches en la tumba,
la resurrección tenía que ocurrir también a la salida del Sol tres días
después. Si el sepelio fue a la puesta del Sol, la resurrección ocurrió tres
días más tarde al ponerse el Sol. Jesús clamó a gran voz en la cruz poco
después de "la hora novena" {3:00 p.m.} (Mat.
27:46-50; Mr. 15:34-37; Lc. 23:44-46).
El día de la crucifixión fue
llamado de "preparación" o un día antes del
Sábado (Mt. 27:62; Mr. 15:42; Lc. 23:54; Jn. 19:31). Ese día
terminó a la puesta del Sol, según la computación bíblica (Levítico
23:32).
Jesús fue enterrado antes de
que el citado día terminara, antes de la puesta del Sol. Juan añade: "Allí,
pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel
sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús" (Jn. 19:42). De acuerdo
con las leyes antes de que comenzara el Sábado o algún día grande de fiesta
solemne. Por eso el cuerpo de Jesús fue enterrado antes del ocaso el mismo día
que murió y su muerte ocurrió poco después de las tres de la tarde.
¡El entierro del cuerpo de
Cristo fue a una hora avanzada de la tarde! Fue entre los tres pasados
meridianos y la puesta del Sol como estas Escrituras lo prueban. Y puesto que
la resurrección tuvo que ocurrir a la misma hora del día tres días más tarde,
la resurrección de Cristo ocurrió, no a la salida del Sol, sino en la tarde, ya
avanzada la hora, cerca de la puesta del Sol. Las primeras investigadoras,
María Magdalena y sus compañeras, vinieron al sepulcro el primer día de la
semana (el domingo) muy temprano, siendo todavía oscuro, cuando el Sol
comenzaba a rayar, al alba (Mr. 16:2, 9; Lc. 24:1; Jn. 20:1). Estos
son los textos que según suponen indica que la resurrección tuvo lugar a la
salida del Sol la mañana del domingo.
Algunos enseñan que Marcos
16:9 enseña que la resurrección fue el domingo en la mañana. Este versículo no
dice que Jesús hubiera resucitado el primer día de la semana. ¿Dice que en el
primer día de la semana estaba resucitado o que resucitó a esa hora? ¡No! Dice
que al llegar el primer día de la semana "ya había
resucitado". Esta frase está en tiempo anti pretérito. La palabra
griega aquí escrita "resucitó", que es en pasado. La
palabra griega no indica que Cristo resucitó en la mañana del primer día de la
semana; al contrario, expresa que ya había resucitado.
Cuando la Biblia fue escrita
originalmente, las comas eran desconocidas. La puntuación fue inventada por
Aldus Manutions, en el siglo XV. Como los manuscritos originales no tenían
puntuación alguna, los traductores añadieron las comas en donde pensaron que
debían ir, basados en la lógica. En Marcos 16:9, notemos que la coma está
situada después de la palabra mañana. El poner la coma aquí conecta al primer
día de la semana con la hora de la resurrección. Pero si la coma se pone
después de la palabra "resucitó", vemos el significado
correcto de las Escrituras. Recordemos que fueron las palabras de la
Biblia inspiradas, no la puntuación, que fue añadida más tarde por los
hombres. El tercer día a contar del miércoles en que ocurrió el
sepelio, fue Sábado; los tres días completos de permanencia en la tumba
terminaron el Sábado en la tarde, poco antes de la puesta del Sol, no el
domingo por la mañana.
Jesús fue crucificado el
miércoles, o sea el día intermedio de la semana. El murió en la cruz un poco
después de las tres de aquella tarde y fue enterrado antes de la puesta del
Sol, la tarde del miércoles. Cuente tres días y las tres noches. Su cuerpo
estuvo en la tumba el miércoles, jueves y viernes por la noche, tres noches. Y
también estuvo allí durante la porción iluminada del día el jueves, viernes y
Sábado, tres días. ¡Fue resucitado el sábado, ya tarde, un poco antes de la
puesta del Sol, precisamente a la hora en que fue sepultado! Y el domingo en la
mañana al amanecer ¡El ya estaba allí, ya había resucitado!
¡Ahora llegamos a una
objeción que posiblemente pueda surgir, y con todo, es precisamente el punto
que prueba esta verdad! Tal vez haya observado que la Escritura dice que el día
posterior a la crucifixión fue un sábado. Por leer negligentemente la Palabra
de Dios, durante siglos, muchas personas ciegamente han supuesto que la
crucifixión tuvo lugar un viernes.
Ya hemos demostrado
con los cuatro Evangelios que al día de la crucifixión se le llamo de "preparación" o "la
víspera de la pascua". Era el día de preparación para el sábado.
Pero, ¿para qué sábado? El Evangelio de Juan da una respuesta "Y
era la preparación de la pascua". ¿Qué es un gran día de sábado?
¡Pregunte usted a cualquier judío! Le dirá que es uno de los Días Santos
anuales, o día de fiesta. ¡Los Israelitas observaban siete de éstos todos los
años, y a cada uno le llamaban sábado! Los sábados anuales caen en
ciertas fechas del calendario, en diferentes días de la semana y en diferentes
años, así como las fiestas que se observan ahora. Estos siete Sábados anuales
pueden caer lunes, jueves, domingo, etc. (Levítico 16:31; 23:15, 24,
26-32, 39).
Mateo 26:2: "Sabéis que
dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado
para ser crucificado". ¡Si lee
usted todo este capítulo, entenderá que Cristo fue crucificado en la
Pascua! Cristo es nuestra pascua, sacrificado por nosotros (I Cor.
5:7).
¡Jesús fue ofrecido en
sacrificio el mismo día en que la Pascua era inmolada cada año! ¡Fue
sacrificado el 14 de Abib, el primer mes del calendario hebreo! Y
este día de la Pascua era el anterior o de preparación para la fiesta, o gran
sábado anual, que ocurría el 15 de Abib. Este sábado puede
caer en cualquier día de la semana. Frecuentemente sucede, aún hoy, y es
observado por los judíos, en jueves. Los judíos observaron este gran sábado en un
jueves en 2029.
El calendario de los hebreos
muestra que en el año en que Jesús fue crucificado, el 14 de Abib, día de la
Pascua, era miércoles y que el sábado anual fue jueves. Este era el sábado que
se acercaba ya, cuando, José de Arimatea se apresuró a enterrar el cuerpo de
Jesús casi al finalizar aquella tarde del miércoles. ¡Hubo dos sábados en esa
semana!
Según Marcos 16:1, María
Magdalena y sus acompañantes compraron las drogas aromáticas para ungir el
cuerpo de Jesús después de que el sábado hubo pasado. Por lo tanto, no
pudieron preparar dichas drogas antes del citado día. Sin embargo, después de
prepararlas, "descansaron el día de reposo, conforme al
mandamiento" (Lucas 23:56).
Estudie estos textos
cuidadosamente. Hay solamente una posible explicación: el gran Sábado anual, el
día de fiesta correspondiente a los días de los Panes sin Levadura, ese
año (31 d. de J.C.) cayó jueves, y al día siguiente, es decir,
el viernes, estas mujeres compraron y prepararon sus aromas y luego descansaron
el Sábado semanal, conforme al mandamiento (Éxodo 20:8-11). Una
comparación de estos dos textos prueba que hubo dos sábados en aquella semana,
con un día intermedio. De otra manera, estos textos se contradicen.