“Escucha, pueblo mío, mi
ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. Abriré mi boca en
proverbios; hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos
oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron. No las encubriremos a
sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su
potencia, y las maravillas que hizo. El estableció testimonio en Jacob, y puso
ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos; para
que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se
levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, y
no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos, y no sean
como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su
corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu.” (Salmo 78:1-8)
Se ha dicho que:
1. Hubo una generación
que vio y experimentó el movimiento de Dios. (Primera generación)
2. Entonces hubo una generación que vio el movimiento
de Dios, pero no experimentó el movimiento de Dios. (Segunda generación)
3. Entonces hubo una generación que ni vio, ni
experimentó el movimiento de Dios. (Tercera generación)
Otra manera de decir la
misma cosa es la siguiente:
1. La primera generación
conoció al Señor de la obra.
2. La segunda generación
conoció la obra del Señor.
3. La tercera generación no conoció ni al Señor de la
obra o la obra del Señor.
Lo que se describe aquí
es un ciclo.
Si examinamos
cuidadosamente la vida de Abraham, descubriremos que él necesitó un cambio
drástico en su vida. Dios necesito que hacer un poco de trabajo en él antes de
que él fuera capaz de ser la cabeza terrenal de un plan nuevo de Dios. Él tenía
que ser un hombre de poder y fuerza. El necesitaba tener un encuentro poderos
con Dios para lograr esto, y lo tuvo. Entonces, simbólico como un nuevo
principio y un nuevo destino como “el padre de muchas naciones,” Dios cambió su
nombre a "Abraham".
El hijo de Abraham,
Isaac, por otra parte, no tenía ninguna necesidad por que cambiar. Él creció en
medio de un avivamiento. Él tuvo todas las bendiciones pasadas a él de Abraham,
la primera generación. Todo que él tuvo que hacer era sostienen el avivamiento
a través de la oración, pero él no pudo hacerlo.
Fue porque Isaac dejó de
sostener el avivamiento a través de la oración que su hijo, Jacob, necesitó un
encuentro de poder. Por lo tanto, la tercera generación se hace la más crucial
porque esta gente inaugurará la próxima generación, la generación que comenzará
el ciclo de nuevo.
Queda en este asunto una
última cosa significante que consideremos. José, la cuarta generación, la
generación de avivamiento. Creo que Dios quiere que volvamos a preocuparnos con
la salvación de nuestros vecinos y el mundo. Esto nos haría depender en la
oración otra vez.
Dios sabe como devolver
a su iglesia al lugar donde dependemos de Él otra vez. Él sabe como forzarnos a
nuestras rodillas en oración. Él anhela un pueblo que pase tiempo con él
nuevamente en Él la oración.
Creo que el mundo está
buscando algo diferente. Sin embargo, si no volvemos a ser un pueblo que
celosamente busca a Dios, nunca tendremos ese algo diferente para
ofrecerles.
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