“Así dijo Jehová:
No aprendáis el camino de las naciones…Porque las costumbres de los pueblos son
vanidad…” (Jeremías 10:2-3)
El día 14 de Febrero se le
llama por algunos “El Día de los Enamorados”, pero históricamente es conocido como
el día de “San Valentín”. En cualquier enciclopedia y casi en cualquier
diccionario, vemos que el Cupido romano era el mismo Eros griego, símbolos
ambos, del amor sensual. Cupido fue dios de los romanos y esto explica el que
la Institución Católica Romana lo haya puesto en el calendario Gregoriano, sólo
que con el nombre de “San Valentín,” el 14 de Febrero, haciendo una
mezcla de religiones paganas.
En la religión griega
fueron rejuveneciendo al dios Eros, hasta que llegó a ser un infante en la
época helénica. Las palabras “erotismo” y “erótico” vienen
precisamente de la palabra griega “eros” y el principal centro
de culto de este dios fue en Boeotia, Thespiae, donde se celebraban en su honor
las “Erotidias”(Grandes orgías con desenfrenos sexuales eróticos de
todo tipo), pero también compartió un santuario con Afrodita (diosa
griega de la fecundidad, la belleza y el amor), en la parte norte de la
Acrópolis de Atenas y esto no nos extraña, dado que dicha diosa griega era su
madre (madre de Eros o Cupido) y que al igual que éste, ha tenido distintos
nombres, según el país que las ha adoptado. Así, en la historia encontramos a
Eros como hijo de Astarot, hijo de Iris, hijo de Afrodita, hijo de Venus, etc.
Es que madre e hijo han sido representados a través de los siglos por distintas
culturas y en maneras distintas y similares.
Así también, vemos a Eros
como el dioses eslavo Yarilo y Kupala (Yarilo viene del
adjetivo yari que significa ardiente, apasionado,
incontrolable). Encontramos el culto a Yarilo profundamente arraigado entre
paganos eslavos, hasta finales del siglo 18; éste era el dios de la primavera y
la fertilidad y por ello, honrado en la primavera, durante la siembra. En
Inglaterra se comenzó a popularizar la celebración y el envío de tarjetas de San
Valentín en el siglo 14, a causa de que el poeta Geoffrey Chaucer, mencionó que
es en Febrero 14 cuando los pájaros comienzan aparearse. Los jóvenes ingleses
todavía acostumbran en esta fecha intercambiar cartas anónimas llenas de
requiebros y sátiras y cabe mencionar que la palabra inglesa “sow” significa “sembrar” y “hacer
travesuras juveniles”, en lo que vemos también la relación de los dioses
Yarilo y Kupala (dioses de la siembra) con el Valentín de las travesuras
juveniles. Kupala significa bañar y en el mes
de junio, los eslavos se bañaban en los ríos, y ahogaban a su ídolo al ponerse
el sol o lo quemaban. En el culto a Kupala era esencial la adoración a árboles
y este mismo dios era adorado por los Serbios, quienes sólo lo quemaban.
Así podemos darnos cuenta
de la verdadera identidad del “Valentín” o “Cupido” que viene siendo el
mismo hijo de la diosa Afrodita, o Astarot (Jueces 2:13-14; 10:6), o Semiramis,
o Diana; esta última representada, igual que su hijo, con un arco y flechas, conociéndosele
como la diosa de los bosques y las cacerías (La Diana Cazadora). Esto de las
flechas de Cupido, tiene varias historias que también han variado según la
cultura, historias que se resumen en una relación incestuosa y por demás
anormal entre madre, hijo y nuera, en la que interviene el corazón,
simbolizando el amor profano.
El amor sexual siempre ha
sido los ingredientes esenciales en la observancia del Día de San Valentín.
Esto era cierto en la Roma antigua, durante la Edad media, y es cierto
hoy. Además, la fecha de a mediados de febrero de esta observancia no se ha
cambiado. Sólo el nombre se ha cambiado, siendo que el 14 de febrero es la
víspera del festival romano originalmente llamado Lupercalia.
El Valentine de los días
romanos fue menos refinado que su celebración moderna. Después del sacrificio
de cabras y un perro, los sacerdotes, llamados Luperci, tradicionalmente
corrían, en dos grupos, un curso marcado alrededor de la ciudad durante este
día, escasamente vestido sólo en fajas de piel de cabra y llevaban tiras de
piel de cabra con la cual ellos golpeaban a mujeres para quitarles su
infertilidad. Las tiras llevaba el nombre de "Februa", una palabra
relacionada con Februare, “purificar,” por tanto el día fue llamado “Februatus”
y el mes Febuarius.
El Lupercalia era, o se
hizo, relacionado con la lupa legendaria (lupus-lobo latino) quién amamantó
Remus y Romulus, los fundadores epónimos de Roma; y "el lobo" era un
sinónimo en Roma para una mujer sexualmente disponible. Entonces el día se hizo
relacionado con Venus, la diosa del amor sexual. El hijo de Venus, Cupido
también desempeñó un papel importante en este banquete de amor.
La mitología romana asigna
a madre e hijo el poder de infundir la pasión a la gente, y con su poción de
amor ellos también tenían el poder de hacer el amor cesar. Cupido es
interpretado a menudo disparando flechas a los corazones de las víctimas
desventuradas. Por lo general desnudo, con alas y armado con un arco y
flecha, Cupidos todavía son pintados en tiempos modernos en las tarjetas de San
Valentín.
Como bien se puede
imaginar, un festival indecente de sexo y amor era popular entre las masas de
Roma. La iglesia cristiana, por otra parte, no tenía ningún deseo de perpetuar
Lupercalia y así intentaron de desarraigar esta fiesta de amor. Pero el intento
se encontró con el fracaso. La población pagana del Imperio, así como muchos
cristianos recientemente convertidos, siguió su observación.
Finalmente la iglesia
decidió que la única manera que podría ser manejada este asunto era dejar que
la gente del Imperio, incluyendo miembros de la iglesia, que seguirán guardando
el banquete de Lupercalia, pero rededicarlo con otro objetivo. Esta política de
compromiso religioso se utilizó muy efectivamente por los primeros padres de la
iglesia católica.
Una vez que los emperadores
romanos abrazaron el cristianismo, el crecimiento de iglesia se hizo explosivo.
A fin de convertir rápidamente el pueblo pagano, la iglesia sintió que no podía
ser duro con los futuros miembros. Algunos líderes de la iglesia razonaron que
si el cristianismo debía conquistar el mundo, esto podría hacerse mejor por
relajando lo que el mundo percibió como principios demasiado rígidos de las
enseñanzas de Cristo.
Otra manera efectiva de
ganar miembros fue de mezclar e incorporar creencia y practicas paganas con
practicas cristianas, sincretismo. Viendo que las masas no podían ser
persuadidas a abandonar muchas de sus costumbres supersticiosas, el intento se
hizo para agregar conceptos cristianos a las fiestas supersticiosas. El
desarrollo histórico de la iglesia cristiana muestra que, para casi cada
ceremonia pagana, algún rito cristiano fue introducido.
Por lo tanto, a partir de
496 D.C., el populacho romano todavía podía llegar a su fiesta de amor, ya no
dedicado a Venus, la diosa del amor, pero a la Virgen María y los santos. El
Lupercalia fue oficialmente bautizado “El Día de San Valentín.” La atención de
las masas en cada 14 de febrero debía ser centrada ahora en los santos
cristianos. La gente todavía podría echar suertes para sus 'Valentinos', pero
con los nombres de santos escritos en ellas en su lugar.
El nombre fue elegido
porque los archivos de la iglesia del tercer siglo manifestaban que ya había
una tradición acerca de cierto presbítero llamado Valentín que se había casado
parejas en secreto contra el edicto del Emperador Claudius II y que había sido
ejecutado por hacerlo. El había sido elevado a la canonización, y como sucedió,
su día de conmemoración fue el 14 de febrero, el mismo día de Lupercalia. De
este modo Gelasivs, obispo de Roma, oficialmente Cristianizo Lupercalia y lo
renombro “Día de San Valentín.”
Cuando los protestantes
entraron en la escena, San Valentín cayó en el fondo, ya que los protestantes
no tienen el concepto de que los santos son dignos de celebración. La gente
volvió al escoger de los nombres de jóvenes y jovencitas ordinarios que se
elegían compañeros para la celebración. Los santos y el cristianismo nunca se
habían hecho una parte principal del festival.
Cupido estaba todavía allí.
También los corazones con las flechas. Todavía se escogía nombres como la
oportunidad dirigiera, el día era todavía el día romano original y era tan
popular como siempre. A finales de la Edad Media mucho folclore se desarrolló,
como la creencia que se dijo que aves apareaban el 14 de febrero. También se
sostuvo que la primera persona del sexo opuesto que uno encontraba en la mañana
del Día de San Valentín se convertiría en su futuro cónyuge. Las pociones de
amor eran considerados especialmente potentes en este día.
Al participar en las
prácticas de San Valentín o Cupido, aunque hayan sido modificadas por el paso
de los años y se presenten dulces y románticas, estamos desagradando a Dios,
así como cuando se disgustó con la gente que sirvió a Astarot (Jueces 10:6-7).
Si decimos que servimos al Dios verdadero, más vale que lo hagamos teniendo en
cuenta I Samuel 7:3:“Habló
Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os
volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y
preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano
de los filisteos.”
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