Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Wednesday, January 27, 2016

¿QUIERE RENDIRSE?


 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?... Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” Juan 6:60-68

La peregrinación de la vida está lejos de ser fácil. Hay todo clases de sacrificios, tropiezos y dificultades que hacen que nuestro viaje sea difícil. Hay tiempos cuando nuestra caminata parece demasiado difícil de soportar; “me rindo,” queremos decir. Las palabras de la fe cristiana para esta circunstancia son articuladas en un diálogo entre Jesús y sus discípulos que se centran sobre las severas exigencias y la dificultad de Sus enseñanzas.

Algunos de sus discípulos expresaron sus sentimientos, “Esta enseñanza es demasiado fuerte. ¿Quién puede aceptarlo?” sus murmuraciones tuvo que ver no sólo con sus enseñanzas, sino también con su frustración en el manejo de los desafíos de la vida en general. Sabiendo de su malestar, Jesús se dirigió a Sus discípulos preguntándoles simplemente, “¿Le hace esto querer rendirse?” Varios de ellos ya se habían ido. Jesús entonces les pregunta, “¿Y vos, también quieren irse?” Había un verdadero tirón en la dirección de rendirse. ¿Quién sabe cuántas veces Sus discípulos tuvieron que tratar con sentimientos de frustración? Rindiéndose, era una opción atractiva.

Para poder entender mejor el contexto de esta porción, vamos a lo que dijo el Señor en otra ocasión; “Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Mato 19:27-29). Pedro le dice al Señor; “Nosotros hemos dejado todo, ¿Qué nos va a tocar?” Yo creo que esta pregunta es una que nos ocupa a todos, hay vez en cuando.

Parece que le ponemos más importancia en lo que nos va a tocar que en la generosidad y la bondad del Señor para con nosotros. La cuestión de las recompensas y lo que vamos a recibir, ¡parece que nos estorba! El Señor les responde, “Mi van ayudar a juzgar a las doce tribus de Israel.” Yo creo que el Señor está diciendo, “¿Porque me presentan cuentas?” “¿Tienen miedo ustedes de perder, o que no van a ganar nada?” “¡Creen que después de la jornada los voy a dejar sin nada!” Queridos hermanos hay siempre recordar y entender que lo que hacemos para el Señor no es en vano.

Nuestra relación con Dios no es cuestión de contabilidad, ¡que nos debe El Señor! El es más amplio que esto, porque no hay limite a Su generosidad y bondad. Después de todo, ¿con que nos va premiar el Señor? ¡Con la vida eterna!

La respuesta no estaba en dándole la espalda, pero en acercarse a Jesús que los discípulos encontraron su equilibrio otra vez. Pedro contestó la pregunta del Señor sobre rendirse diciendo: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Consciente que las cuestiones no fueron solucionadas, ni simplificadas, Pedro rechazó retirarse y los demás estuvieron de acuerdo. Ellos mantuvieron su lealtad a Dios.


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