Salmo 55:16-17; Lucas 11:1 Mateo 7:7-8; Mark 11:
24; Santiago 5:16
El mundo puede ser
cambiado a través de la oración. Cuando oramos, el poder, la revelación y la
fortaleza de Dios es nuestra. Debemos establecer como una prioridad de nuestra
vida la oración. Esto es algo que solamente usted lo puede hacer. Una
persona que no tiene un entendimiento de la importancia de la oración y no
tiene una vida exitosa de oración siempre estará débil en su vida espiritual.
Siendo que la oración es
tan esencial a la vida espiritual, es imperativo que demos mucho tiempo y
esfuerzo para asegurarnos que sabemos cómo orar efectivamente. Aunque la
oración puede venir por instinto, el orar efectivamente tiene que ser
aprendido. La humanidad ha orado desde el principio, pero no era hasta que Dios
mismo vino a vivir con nosotros en este planeta que comenzamos a aprender el
significado de la oración y como orar con efectividad.
Cuando ora, ¿tiene usted
la confianza de que Dios le contestará? ¿Son sus oraciones específicas o
generales? ¿Es su vida de oración como una respuesta casual a sus necesidades y
deseos, o es de alimento para su vida espiritual?
Existe una razón por la
cual muchos no están experimentando resultados en sus vidas espirituales y esta
carencia de resultados en gran parte tiene que ver con la oración. Existe una
realidad alarmante en el pueblo de Dios y es que hay un gran número de
creyentes que han descuidado esta práctica fundamental y algunos han
distorsionado la eficacia y el propósito de ella.
La oración no es una
repetición incesante de palabras y frases, como si de una fórmula se tratara,
ni tampoco se trata de negociar con Dios para que Él obre a nuestro favor.
Debemos tener claro que ni la palabrería, ni los despliegues emocionales de
gritos y llantos mueven a Dios a nuestro favor.
La oración es hablarle a
Dios con el corazón, sin fingimiento, no por obligación o rutina, es hablar con
Dios con fe, creyendo plenamente en nuestro corazón que Él está presente para
atender a nuestras suplicas. Va más allá de simplemente abrir la boca y decir
palabras, es más que una simple comunicación (Juan 14:14).
La oración nos debe dar
tranquilidad y paz, pues creemos que por la fe lo que hemos pedido ha sido
hecho. No se puede orar con temor y duda en nuestros corazones, no podemos
esperar oír de Dios si no tenemos plena certeza de lo que hemos pedido en
oración. La palabra de Dios en el libro de Santiago nos alerta de que el que
pida así (dudando) no puede esperar nada de Dios (Santiago 1:6-7).
Muchos a la verdad nos
preguntamos en algún momento, ¿cómo es que debemos de orar entonces? Los
discípulos le hicieron la misma pregunta a Jesús y el Señor les dio el ejemplo
del “Padre Nuestro”, la cual es la oración base y guía de cómo está compuesta
una oración efectiva. Basados en los principios que enseña esta oración podemos
desarrollar nuestra comunicación con El Señor con oraciones de más profundidad
y más intimidad.
La oración no es tan
sólo pedir y recibir, sino que también involucra el agradecer, adorar, y alabar
a Dios. Existen dos responsabilidades en la oración, la responsabilidad de Dios
y nuestra responsabilidad. La oración es tanto humana como divina.
Uno de los pasajes más
simples y más profundos acerca de la oración en la Biblia, lo encontramos en
Mateo 7:7-11: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se
os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá.”
Fíjese en la intensidad
de progresión del Señor en este pasaje: “pedid…buscad…llamad.” Claramente,
Jesús tenía en mente que debíamos involucrarnos activamente en el proceso de la
oración. ¡La oración no es un deporte de espectador!
Existe un elemento vital
en la oración que muchos pasan por alto, la constancia en la oración. Tal vez
vemos que no sucede nada, pero una demora entre lo que pedimos y cuando lo
recibimos no significa que Dios no esté contestando nuestras oraciones. Dios
quiere contestar nuestras oraciones. Él no nos dio la oración con el propósito
de frustrarnos o con el propósito de dejar nuestras oraciones sin contestación.
LA ORACIÓN ES UNA
TAREA LABORIOSA
Es laboriosa la oración
porque el enemigo de nuestras almas reconoce el poder espiritual que se puede
alcanzar por medio de la oración y se opone a que nosotros oremos como
deberíamos orar (Efe. 6:12-18; Col. 4:12, Heb. 5:7; Lucas 22:44; Dan.
10:8-14).
Va haber ocasiones que
vamos a luchar en grande manera cuando oramos (Dan. 10:8-14) no
pudiendo sentir la presencia del Señor, pero no debemos de desmayar, es
opresión del enemigo y es mejor no levantarnos de la oración hasta sentir la
presencia y la victoria del Señor.
ES PECADO SER
NEGLIGENTE EN LA ORACION (I
Sam. 12:23; I Tes. 5:17)
Sin la oración, tarde o
temprano el hijo de Dios caerá en pecado. La oración es el recurso espiritual
del Cristiano (Efe. 6:13-18).
En muchas ocasiones la
falta de oración ocurre por falta de conocimientos Bíblicos a las promesas
Bíblicas para nosotros por medio del privilegio de entrar delante de Su
presencia (Heb. 10:19-22).
Si hay pecado en
nuestras vidas, no habrá esa libertad de acercarnos a Él en oración y estando
en esa condición pecaminosa, Dios no escuchar nuestras oraciones (I Jn.
3:19-24; Sal. 66:18).
LO QUE NOS AYUDARA
A QUE NUESTRAS ORACIONES SEAN CONTESTADAS
La regla para recibir
contestación a nuestras oraciones esta en Mateo 7:7-11. Las verdades Bíblicas
nos garantizan contestación:
1) Pedir, 2) Buscad, 3) Llamad, 4) Persistencia.
No desmayes ten
paciencia (Lucas 18:1-7), no dejes que la duda, temor, incredulidad y
desanimo te vence en el esperar la contestación divina. Reprende, resiste toda
oposición del enemigo en sus sugerencias que no vas a recibir contestación.
Solicitar con
insistencia, seas tenaz en tus propósitos; se terco, continua en tus suplicas,
rehúsa el pensamiento "dar una pulgada", demanda con instancia (Lc.
11:5-8; Heb. 10:19-23-36).
Creer, tener fe y
confianza que Dios contestara tus oraciones. Ven a Dios en oración con una
actitud correcta y con motivos limpios (Heb. 11:6; Mat. 6:5, 7:7-11).
Orando (pidiendo)
conforme a Su voluntad. El Señor nos prometió promesas que son definitivas (II
Cor. 1:20). Pero aun debemos pedir que se haga conforme a Su voluntad
porque no sabemos si Dios quiere concedernos lo que estamos pidiendo, por causa
de cumplir Sus propósitos santos en nuestra vida. Y aun si Él nos quiere
conceder lo que estamos pidiendo, no sabemos si ya es el tiempo apropiado para
que Él nos conceda lo que le estamos pidiendo. Esto es el porqué debemos pedir
que se haga conforme a Su voluntad (I Juan 5:14-15; II Cor. 12:8-9; Lucas
22:41-42).
POSICIÓN O POSTURA
DEL CUERPO EN LA ORACIÓN
La Biblia no da
instrucciones específicas sobre la posición del cuerpo durante la oración.
Según las Escrituras se oraba estando el cuerpo en diferentes posiciones (Mat.
26:39; I Reyes 8:54; Mar. 11:25; Hechos 2:2; I Tim. 2:8). Aconsejamos que
en sus oraciones privadas doblen su rodilla cuando sea posible, pues aun esta
demuestra la humillación que debemos de tener delante de la presencia de Dios.
¿CUAL ES EL TIEMPO
MAS APROPIADO PARA ORAR?
Se debe seleccionar un
tiempo que le sea más conveniente para orar a solas conforme a sus
circunstancias personales. La Biblia no especifica alguna hora definida para
orar. Cuando sea posible es bueno y recomendable orar por la mañana, antes de
principiar las actividades del día. Tu mente y tu corazón están frescos y
limpios por la mañana.
IMPEDIMENTOS EN LA
ORACIÓN
A. Teniendo un espíritu
que no perdona: Mat. 6:23-24; Marcos 11:25
B. Viviendo en pecado: Prov.
15:8, 29; Isa. 1:15; Lamen. 3:42-43
C. Un espíritu de
orgullo: Lucas 18:9-14
D. Dudar. Nunca podrá entender totalmente lo que es
orar, o como funciona, pero no permita que eso lo impida orar.
E. La Pereza. Resista la tentación de hacer a un lado
la oración porque está cansado o aburrido.
F. No escuchar la
Palabra de Dios: Prov. 28:9
G. Hipocresía en
nuestras vidas: Mateo 6:5-6; 23:14
H. Vanas
repeticiones: Mateo 6:7
I. Falta de confesar
nuestras ofensas uno al otro.
J. Falta de respeto mutuo
y sujeción en el matrimonio: I Pedro 3:1-7
K. Confiando en sentimientos. No espere tener un
asedio emocional antes de orar. Ore aún cuando usted no sienta hacerlo.
L. La incredulidad. Cuando uno invoca el Nombre del
Señor, es porque cree. Orar a un Dios en el cual uno no cree, es una pérdida de
tiempo.
LA ORACION
SISTEMATICA
El éxito descansa en
comenzar a hacerlo. Sin embargo, hay algunas pautas que seguir. Si usted quiere
tener la habilidad para mantener una vida de oración activa, estas dos cosas
son indispensables: La oración debe ser sistemática y completa.
A. Busque un tiempo para orar: Un tiempo organizado
libre de interrupciones, será muy ventajoso para la oración.
B. Busque un lugar: Debe de establecer en su casa un
lugar de oración donde pueda estar solo con Dios.
C. Busque un objetivo: Sus oraciones no solamente
deben ser sistemáticas con respecto al tiempo y el lugar, sino que también
deben ser específicas. El orar con un objetivo es una de las claves para tener
respuestas a sus oraciones (Isaías 41:21).
Aprendiendo a orar
específicamente produce una diferencia en su sentir acerca de la oración y le
traerá resultados al orar. Oraciones vagas, generalmente, nunca llevaran al
triunfo, pero peticiones especificas, expresadas claramente invitaran el poder
del Dios.
LAS PARTES DE UNA
ORACIÓN EFECTIVA Y EFICAZ
De igual importancia es
ser completo en la oración. El orar por completo incluye todos los aspectos de
la oración, o sea entendiendo lo que usted debe hacer. Una vez que
sabe que hacer, el orar nunca le parecerá difícil.
ALABANZA
1. Es bueno principiar
nuestra oración con alabanza, utilizando los salmos (Salmo 145-150).
2. Dar al Señor toda la honra y gloria por todas las
cosas. Adorar, glorificar, y ensalzar Su nombre con todo el Corazón.
3. Es bueno orar,
expresando la Palabra de Dios memorizada en nuestra mente.
CONFESIÓN (I Juan 1:6-10; 2:1-2)
En tu oración, no te
olvides de esto. Confiesa al Señor tus pecados y debilidades espirituales. No
uses términos generales en tu confesión hacia al Señor, sino se especifico en
esto. El pecado no confesado es el mayor estorbo a la oración.
DAR GRACIAS (Filipenses 4:6)
Hay tanto porque dar
gracias a Dios. Por las cosas pequeñas como las grandes que Él nos concede en
esta vida. Por el hálito de vida, el privilegio de orar, la salvación, el don
del Espíritu Santo, la salud, bendiciones materiales y espirituales y muchas
cosas más ( I Tes. 5:18).
INTERCESION: La intercesión es el amor de Dios, fluyendo a
través de nosotros.
1. Será
una ayuda para usted y para otros que usted interceda por medio de la oración (I
Tim. 2:1-3).
2. ¿Interceder por quien
o por qué?
a. Su Familia. Necesidades
espirituales y materiales. Por todos los hermanos de la iglesia, peticiones
especiales presentadas. Por los hermanos que están débiles espiritualmente, por
las personas que no son salvas, familiares como amigos, y por los enfermos.
b. Por su pastor y demás ministros.
c. Ore por Ud. mismo. Para que sea fiel en todo, que
pueda consagrar su vida más cada día.
MEDITACION (Salmos 1:1-2; 77:12)
En la meditación,
reflexiona en los sagrados temas de la Palabra de Dios y en Su bondad. Al
meditar, experimentar mayor comprensión de lo profundo y maravilloso de las
promesas divinas. Esta comprensión magnificara tu oración y a la vez, tu
vida.
ESCUCHANDO (I Reyes 19:11-12)
La oración no es nada
mas hablar a Dios. También hay que escuchar. Escuchar es diferente de la
meditación. Cuando escuchamos, recibimos órdenes directas de Dios.
ADORACION Y ALABANZA
Es indispensable
terminar nuestra oración de esta manera, agradeciéndole por haber contestado
las peticiones que le hemos hecho. Así como nuestros primeros pensamientos al
principiar el día deben ser en Él, de igual manera al terminar el día.
Se debe cultivar el
habito de la oración en la vida del Cristiano, pues un habito no se forma en un
día, se requiere tiempo. Se necesita disciplina para cultivarlo bien.