Génesis 2:1-3; Mateo 12:6-8
A fin de que la
observancia del día de reposo sea obligatoria para los cristianos del Nuevo
Testamento, tendría que ser un mandamiento que precedió y sobrevivió la Ley de
Moisés. Si originó con la Ley de Moisés, sería único a esa dispensación y sería obligatorio únicamente
para esa dispensación, a menos que una declaración clara del Nuevo
Testamento lo hizo también obligatorio a la Iglesia.
Que el mandato de guardar el sábado era
sólo para Israel será visto por lo siguiente. La primera mención del sábado en
la Biblia se encuentra en Éxodo 16:23 “Y él les dijo: Esto es lo que
ha dicho Jehová: Mañana es el santo sábado, el reposo de Jehová: lo que
hubiereis de cocer, cocedlo hoy, y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y
todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.”
No hay ningún
registro bíblico antes de este tiempo de alguien guardando el sábado o que aun
fueron consciente de tal cosa. La palabra “Acuérdate” en Éxodo 20:8 (“Acuérdate
del día de reposo para santificarlo”) se refiere al mandamiento que se había
dado en Éxodo 16:23, no a algo que Israel había conocido previamente, porque no
hay ninguna Escritura que sugiere que Israel era consciente del sábado antes de
salir de Egipto. Nadie antes de Israel supo del Sábado: “No con nuestros
padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy
vivos” (Deuteronomio 5:3).
Los elementos del
pacto que Dios hizo con Israel, incluyendo los requisitos de guardar el sábado,
no se había dado a ninguna generación previa. El pacto en todo sus aspectos
originó en el Sinaí. Ni aun Israel supo de él antes de este tiempo: “Y sobre
el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y dísteles
juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos: Y
notificásteles el Sábado tuyo santo, y les prescribiste, por mano de Moisés tu
siervo, mandamientos y estatutos y ley” (Nehemías 9:13-14).
La Ley de Moisés
era un pacto consistiendo de 613 mandamientos que Dios hizo exclusivamente con
la nación de Israel. Estos mandamientos no deben ser vistos como independientes
unos de otros, todo ellos junto formaban un pacto. Quebrar uno de ellos era
quebrar el pacto entero; ser culpable por uno de ellos era ser culpable de todo
ellos (Stg. 2:10; Ga. 5:1-4).
EL SÁBADO ERA UN
SEÑAL (Ezequiel 20:12)
Dios le dio a
Israel los días Sabáticos para ser una señal entre Él e Israel solamente:“Y
díles también mis sábados, que fuesen por señal
entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los
santifico.” Nunca fueron parte de un pacto entre Dios y otras naciones. “Ha
manifestado sus palabras a Jacob, Sus estatutos y sus juicios a Israel. No ha
hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a sus juicios, no los
conocieron. Aleluya” (Salmos 147:19-20).
Los estatutos y
juicios de la ley dados a Israel eran únicos a ellos; Dios no tratado de esa
manera con ninguna otra nación. Esas cosas únicas a la Ley de Moisés, por lo
tanto, no eran obligatorio a ninguna otra nación en otros lugares o en otros
tiempos.
El sábado era una
señal entre Dios e Israel solamente (Éxodo 31:12-17). La única manera que el
sábado podría ser una señal entre Dios e Israel sería si era único a esa
relación, por ejemplo, si Dios requirió que todo mundo guarden el sábado, ¿qué
tipo de señal especial fuera entre Él y
Israel? Algo es una señal, sólo porque es único, especial. Si es común, no es
ninguna señal. El sábado era una señal visible que permitiría inmediatamente a
Dios probar la obediencia de Israel a Él (Éx. 16:4-5).
UN PACTO NUEVO
Dios predijo que
Él haría un pacto nuevo con Israel (Jeremías 31:31-34). El pacto nuevo que Dios
hará todavía con Israel será diferente al pacto que Él hizo con ellos en el
Sinaí. No será de acuerdo a ese pacto. El aspecto de este pacto es un
conocimiento superior de Dios al que era ofrecido por la Ley de Moisés. En
lugar de tener que hacer con días, fiestas, ofrendas, etc., este pacto nuevo
ofrecería una relación profundamente
personal con Dios, indicada por tener Su ley escrito en sus corazones. Nada se mención sobre el
sábado.
EL SÉPTIMO DÍA DE
DESCANSO DE DIOS
La referencia al
descanso de Dios en el séptimo día en Génesis 2:1-3 indica que Dios bendijo
específicamente ese día solamente. Una examen cuidadoso de este pasaje revelará
nada acerca de Dios bendiciendo cada séptimo día. Él bendijo específicamente
ese séptimo día, el día que sigue la creación del hombre. Este séptimo día no
es llamado “el Sábado”, tampoco es
referido alguna vez como "el Sábado”. Era simplemente el séptimo día, y
Dios santificó ese día, o lo separo, para Su descanso.
La prueba de que
Dios no descansa cada séptimo día o en el Sabático Judío se ve en Juan 5:17.
Jesús acababa de sanar un hombre en el sábado, por el cual fue condenado por
los judíos. Jesús dijo, “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” La
implicación clara era que el Padre trabajaba en el sábado y así también Jesús. Esto se confirma en Juan 5:19:
“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No
puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque
todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.” En vista de
que Jesús había sanado el hombre en el sábado, estaba claro que el Padre estaba
trabajando también.
Mientras se ha
presumido por algunos, que Dios creó el sábado en el séptimo día de creación, y
que hombres fieles han observado el sábado cada séptimo día de ese día en adelante, no hay ninguna mención sobre
esto en alguna Escritura. Nunca, antes del éxodo de Egipto, se sabe de un
hombre fiel que guardo el sábado o aun siendo consciente de él. En vista de que
Dios mismo no estaba descansando en el sábado en el Nuevo Testamento, este día
era claramente de ser observado por los Israelitas solamente.
JESÚS VINO A
CUMPLIR PROFECÍAS
Jesucristo no vino
para obedecer la ley; Él vino para cumplir las profecías contiendas en la ley y
los profetas (Mat. 5:17-18). Los
guardianes modernos de la ley nos quieren hacer creer que estos versos prueban que Jesús mismo vino para obedecer la ley. La
palabra “cumplir” se dice que significa “obedecer.” En realidad,
la palabra Griega pleroo, traducida “cumplir,” significa; terminar,
acabar, hacer completo, causar a expirar.
La clave para
interpretar los versos se contiene dentro de los versos mismos. Jesús dijo: “No
penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas...” Él vino a
cumplir ambos la ley y los profetas. Lo que Él dio a entender con “cumplir los
profetas” significaba lo mismo en cuanto cumplir la ley. ¿Cómo podría obedecer
los profetas?
El ministerio
básico de los profetas era predictivo, de anunciar de personajes y eventos
venideros, y especialmente el Mesías. Ambos la ley y los profetas estaban
llenos de elementos predictivos del
Mesías venidero. Estos Jesús cumplió (Lucas 24:27,44).
La palabra “ley”
tiene un uso amplio en el Antiguo Testamento. Puede referirse a:
1. Los Diez
Mandamientos (Éx. 20:1-17; 24:120).
2. Un reglamento
dentro de la Ley de Moisés (Lv. 7:7).
3. El Libro
de Deuteronomio (Dt. 1:1-5; 27:1-8; Jos. 8:30-35).
4. El
Pentateuco entero (Lc. 24:44; I Co. 14:34; I Cr. 16:40).
5. Una de
las dos secciones mayores que comprenden las enteras Escrituras Hebreas (Mat.
5:17).
6. Las enteras Escrituras Hebreas (Mt. 5:18, Ro.
3:10-19; Is. 28:11 con I Co. 14:21).
El uso de la
palabra “ley” solo en Mateo 5:18 debe de ser entendido en luz del contexto,
como debe ser toda las menciones de la palabra. El verso previo ha indicado ya
que el tema de la declaración de Jesús es ambos la “Ley” y “Los Profetas.” El
segundo uso de la palabra “Ley” es una manera abreviada para referirse al
entero Antiguo Testamento.
Jesús cumplió la
Ley de Moisés no por obediencia a ella, pero por Su papel como el objeto de
todo los elementos predictivos de la Ley. Esto incluyó las ofrendas de carne,
las ofrendas de bebida, los días santos, las lunas nuevas, los días Sabáticos,
la Pascua, el sacerdocio, etc. (Col. 2:16-17; I Co. 5:7; He. 10:1-20).
JESÚS QUEBRANTO EL
SÁBADO
Esos quien creen
que guardando la Ley de Moisés es esencial a la salvación Nuevo Testamentario
calurosamente disputan este hecho. Pero es la enseñanza clara del Nuevo
Testamento. Cuando Jesús visitó el estanque de Betesda en el sábado, sanó un hombre incapacitado,
mandándole, “Levántate, toma tu lecho, y anda” (Jn. 5:8). El hombre
obedeció, totalmente fue sanó. Se condenó amargamente por los judíos esta
acción de Jesús en el sábado. De hecho, los judíos procuraban matarle, “porque
no sólo quebrantaba el sábado, sino que también á su Padre llamaba Dios,...(Jn.
5:18).
Algunos sugieren
que los judíos meramente suponían que Jesús había quebrantado el sábado, que la
única cosa que Él había quebrantado fue un mandamiento o tradición de hombres.
Pero Jeremías 17:19-22 registra el mandamiento de Jehová. La declaración de Juan
es clara: “...quebrantaba el sábado...” Él no dijo, “los judíos
suponían que Él había quebrantado el sábado.”
En otra ocasión
cuando los Fariseos acusaron a Jesús y Sus discípulos porque ellos arrancaron
espigas para comer cuando caminaron por un campo en el sábado, la respuesta de
Jesús incluyó esta declaración, “O, ¿no habéis leído en la ley, que los
sábados en el templo los sacerdotes
profanan el sábado, y son sin culpa?” (Mt. 12:5), (Nm. 28:9-10, 18-19). Jesús
no sugirió que los sacerdotes eran exentos de las obligaciones Sabáticas y que
por lo tanto su labor vigoroso en ese día no era una violación del mandamiento.
En cambio, Él dijo, “...los sacerdotes...profanan el sábado...” Y aún,
Él dijo, ellos “...son sin culpa.” ¡En otras palabras, también a la
nación de Israel bajo la dispensación de la Ley de Moisés, había tiempos y
circunstancias cuando la ley no los ligaba!
En Su defensa de
Sus discípulos arrancado espigas en el
sábado, Jesús también refirió a los Fariseos a la violación clara de David de
la Ley, una violación por el que no recibió condenación (Mt. 12:3-4). Los panes
de la proposición pertenecían sólo a Aaron y sus hijos. Se tenían que comer en
el lugar santo sólo por ellos. Era cosa muy santa para el sacerdocio Aaronicó (Levítico 24:9). Claramente era ilegal para
David, que era del tribu de Judah, no de Leví, para comer este pan sagrado.
Jesús dijo que era ilegal. Aún así, no hubo ninguna culpa adjunta a la acción.
Jesús explicó Su negativa a
condenar los discípulos de esta manera: “Pues os digo que uno mayor que el
templo está aquí. Mas si supieseis qué es: misericordia quiero y no sacrificio,
no condenarías a los inocentes: Porque Señor es del Sábado el Hijo del hombre”
(Mt. 12:6-8).
El mayor del
templo es, por supuesto, Jesús mismo. La implicación simple de esto es que
cualquier cosa hecho bajo la Señoría de Jesucristo y que no recibe condenación
de Él no puede ser pecado. Aún, bajo la Ley de Moisés, el deseo supremo de Dios
no era la observancia sutilezas de la técnica jurídica, pero la exhibición de
misericordia (Oseas 6:6). Jesucristo era el Señor aún del sábado. En otras
palabras, Jesús mismo es mayor de
cualquier de Sus mandamientos. Mientras que no hay un caso en cualquier parte
de las Escrituras donde el Señor falto en tratar con una violación de la ley moral, hay en
verdad muchos casos en donde se refrena de hacer juicio sobre violaciones de la
ley ceremonial. El sábado y todo aspectos del tabernáculo eran ceremonial; que
eran en alguna manera predictivo del Mesías venidero.
DIOS ADVIRTIO DE
GUARDAR SÁBADOS VANOS (Isaías 1:10-17)
En este pasaje, se
refiere a los Israelitas desobedientes espiritualmente como Sodoma y Gomorra
(Ap. 11:8). Ellos hacían todo lo citado de la ley ceremonial, pero era
repulsivo a Dios. Los aspectos ceremoniales de la Ley de Moisés nunca fueron dados con el propósito de ser un
fin en sí mismo. La ley fue un ayo para traer a Israel a Cristo (Ga. 3:24).
Esos quien guardaban los aspectos
ceremoniales de la ley sin que sus corazones estuvieran en una buena relación
con Él no los aceptaba. En cambio, Gentiles que hubieran tenido sus corazones
bien con Dios se podía haber aceptado por Él, sin las obras de la Ley (Ro.
2:25-29).
Dios causó que
cesaran los sábados; “Y haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas
lunas y sus sábados, y todas sus festividades” (Os. 2:11). La razón por esta acción era claramente el
adulterio espiritual de Israel. Pero, sí el sábado hubiera sido un fin en sí
mismo, sí el propósito del sábado era el guardar del sábado, parecería
extraño que el mimo Dios quien lo ordenó ahora lo cesara.
Dios causó que los
sábados se olvidaran; “ Y quitó su tienda como de un huerto, Destruyó el lugar de su congregación: Jehová ha hecho
olvidar en Sión solemnidades y sábados ...” (Lm. 2:6). Nuevamente, si el
sábado era un fin en sí mismo, parecería muy extraño que el Señor, quien ordenó
la observancia del día, que ahora causara que se olvidara. Parecería más bien
que querría causarlo que se recordara. Algunos judíos convertidos en la Iglesia
primitiva querían que los Cristianos guardaran la Ley de Moisés, pero la
Iglesia no ordenó tal cosa (Hch. 15:5, 24).
Una lectura
cuidadosa de Gálatas capítulos 3, 4 y 5 servirá para poner el Ley de Moisés en
su perspectiva apropiada. Fue para la nación de Israel solamente; empezó en el
Monte de Sinaí y no tuvo ningún impacto cualquiera sobre algún pacto previo que Dios había hecho con los
hombres; terminó con la venida de Cristo. El peligro de volver otra vez a estar
bajo la Ley se ve claramente en Gálatas 4:10-11. Cristo cumplió el sábado (Col.
2:16-17).
El sábado, un día
de descanso, era predictivo del Mesías venidero y el descanso espiritual que
los creyentes encontrarían en Él. El sábado era meramente una sombra; no era
ninguna sustancia en o de sí mismo (He. 10:1). Ahora que la sustancia ha venido
en la persona de Jesucristo, no hay más necesidad de la sombra. Desde luego,
sería un insulto a Jesús y espiritualmente peligroso mantener una fascinación
con cualquier Ley ceremonial cuyo propósito se ha servido. Fuera tan
desagradable a Dios si los Creyentes
observaran el sábado, como fuera si ellos ofrecerían la sangre de toros y
cabras.
UN EXÉGESIS DE
ÉXODO 20:11
Este verso es
usado por los guardianes de la Ley para enseñar que el sábado se creó en el
séptimo día, después de la creación del hombre. Aún, se enseña de este verso
que todo hombres fieles, desde Adán en adelante,
fueron obligados a guardar el sábado. Un estudio cuidadoso de este verso
demostrará de otra modo.
Las palabras
“séptimo” y “sábado” no son sinónimos. La palabra Hebrea para “séptimo”
es “shebeee.” La palabra para “sábado” es “shabbath.” La palabra shebeee
literalmente significa “intermisión.” La palabra “shebeee” en las
Escrituras nunca se traduce “sábado” y nunca “shabbath” se traduce
“séptimo.” Estas dos palabras son totalmente diferentes. Sabemos del séptimo
día desde la creación, pero no el sábado. No se dice que Dios descansó en el
sábado; se dice que el descanso en el séptimo día. La palabra
“Shabbath” no aparece en la Escritura hasta el capítulo 16 de Éxodo versículo
23.
Mientras la
palabra Hebrea traducido “descansó” viene de la misma palabra raíz que
es traducido “sábado,” esto no indica que el séptimo día formalmente se
instituyó como el sábado en Génesis 2. La palabra simplemente significa
“descanso” y se usa in el Antiguo Testamento de descansos ocurriendo en otros
casos que en el Día sábado.
La palabra clave
es “por tanto”. La palabra “por tanto” se traduce de dos palabras
hebreas que lleva el significado “por esta razón.” En otras palabras, el
descanso de Dios en el séptimo día era el modelo para el descanso de Israel en
el día sábado.
El sábado
está en el séptimo “Seis días se hará
obra, mas el día séptimo es sábado de
reposo...” (Éx. 31:15). En el principio era el séptimo día; bajo la
Ley llegó a ser el Día sábado. El séptimo día llegó a ser el sábado solamente
para Israel. No hay ninguna garantía absoluta que el sábado fue en el mismo día
que el original séptimo. El principio de
tiempo (meses) para Israel comenzó en Éxodo 12:1-2. Éxodo 20:11 dice que Dios
bendijo el séptimo en el principio, no el sábado (Gn. 2:1-2). Dios santificó el
sábado con dar el maná ( Éxodo 16).
La práctica de
adorar en el séptimo día no provino hasta el exilio, cuando los judíos
empezaron a construir sinagogas y reunirse en el sábado para leer las
Escrituras y orar. La Ley de Moisés mismo no contuvo mandamiento que se adorara
en el sábado. En cambio, prohibió cualquier tipo de trabajo y la mayoría de
tipos de actividad en el sábado. La palabra Hebrea tradujo “sábado” (shabbath)
esencialmente significa “cesar.” El
mandamiento era que en el sábado toda labor debía cesar.
EL SABÁTICO HEBREO
Y EL SÁBADO MODERNO
Comúnmente se
asume que el sábado moderno es el Sabático Hebreo que ha sido observado por
Judíos Ortodoxos desde el Éxodo de Egipto. Todo las discusiones sobre días
especiales son complicadas por el hecho de que hay aproximadamente 40
calendarios en el uso en el mundo hoy, y por problemas por razones de la Línea
Internacional de Tiempo.
El calendario de
Israel en Sinaí era un calendario “solar”, y no debe ser confundido con el
calendario judío moderno “solar-lunar” de D.C. 359. El calendario Hebreo
empezó su fecha de la liberación de Egipto. Los Hebreos retuvieron el
calendario Egipcio de 12 meses de 30 días, pero, en lugar de agregar los cinco
días suplementarios al final del año, ellos agregaron tres al final del sexto
mes, y dos al final del duodécimo mes. El décimo quinto día de Abib, el
primer mes, tenía que ser un sábado cada
año, que significá que el primero y octavo de Abib eran sábados fijos, como lo
era el séptimo sábado que le seguía al décimo quinto de Abib (Lv. 23:6-7,
11, 15-16). El quincuagésimo día entonces sería Pentecostés.
No hay nada en la
Biblia para determinar la longitud de un sábado. Las Escrituras usa la misma
palabra para describir:
1. Un
reposo de un día (Éx. 20:8-11; Dt.
5:12-15.
2. Un
reposo de dos días (Lv. 25:8-12).
3. Un reposo de un
año (Lv. 25:4-8).
4. Un
reposo de dos años (Lv. 25:8-12).
5. Un
reposo de setenta años (II Cro. 36:21).
En vista de que el
sábado no es mencionado antes del éxodo de Israel de Egipto, puesto que fue
dado a la nación de Israel solamente y nadie más, en vista de que era una
sombra del Mesías venidero, y ya que el Nuevo Testamento nunca manda su
observancia en la Iglesia sino más bien rechaza la Ley de Moisés como legando a
los Creyentes, concluimos que el Sabático judío perteneció a la dispensación de
la Ley únicamente. Sería un error serio traer este distintivo dispensencional a
la dispensación de La Gracia.
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