II Crónicas 7:14, Mateo 6:16-18
Ayuno se define como abstinencia de comida o cualquier
cosa que es legitimo en si por causa de alguno propósito espiritual. El ayuno
debería hacerse en conjunto con la oración. Cuando se hace correctamente
humilla y castiga el alma (Salmo 35:13,
69:10) y las oraciones de una persona humilde son más probables de ser
oídos (Esdras 8:21-23). El ayuno se
trata más de la condición del corazón, que en la manera en que ayunamos.
NUESTRA
ARMA DE AYUNO (II Corintios10:3-4)
Este es el día de valores prácticos. Las cosas
son medidas por si producen sus resultados intencionados. Esto es cierto en el
mundo de negocio y la ciencia, es también cierto en lo espiritual. Buscamos las
mecánicas de éxito, y atajos para conservar tiempo y energía.
El ayuno es una de aquellas prácticas de que
se piensa como un atajo para obtener respuestas a la oración. El ayuno ha sido
ignorado por la mayoría de los Cristianos excepto como un deber prescribido.
Para ser un vencedor en la lucha entre la carne y el espíritu, requiere que a
menudo recurramos a refuerzos adicionales en nuestra guerra espiritual.
Hay dos centros poderosos de dominio que tienen que
ser vencidos en la vida de cada creyente. Estos son fortalezas que nos impedí
en recibir las cosas sobrenaturales de Dios como deberíamos. Derrumbando estas
fortalezas, se nos facilita hacer trancos rápidos de progreso y adelanto
espiritual. La carnalidad y la incredulidad tienen que ser conquistados para
que en verdad tengamos victoria.
Dios nos ha dado el arma espiritual de la fe para
combatir nuestra naturaleza carnal y la incredulidad. Una de los más grandes
aliados de la fe es el ayuno. La fe y el ayuno tienen muchas cosas en común.
Son tan mutuos que la fe es más eficiente, activa y desarrollada cuando este
grande aliado viene a la asistencia de la fe.
La fe tiene que luchar contra nuestra naturaleza
carnal, que se constituye de nuestros cinco sentidos. Todo el conocimiento que
el hombre natural tiene le viene mediante estos canales a su cerebro. La vista,
el oído, el tacto, el gusto y el olfato son los sentidos por lo cual vivimos.
Pero Dios no le agrada que nosotros creamos solo lo que podemos ver, oír,
sentir, etc. La Biblia nos dice que la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Heb. 11:1). Por lo tanto, tenemos que
buscar más fe para conquistar la carnalidad y la incredulidad, las dos cosas
que nos detienen de disfrutar de lleno las bendiciones de Dios.
Por qué es el ayuno un arma poderosa contra la
carnalidad y la incredulidad? Porque el ayuno realmente odia nuestros cinco
sentidos, que son el asiento de la carnalidad y la incredulidad. Nuestros cinco
sentido se mantienen en operación mediante la fortaleza del “apetito.” La
oración ataca demonios y espíritus, el ayuno ataca la carne y la incredulidad (I Juan 3:8). Los sentidos guerrean
fuertemente contra el ayuno, esto es la razón porque muchos creyentes son
incapaces de derrotarlos y entrar en una vida mayor de servicio espiritual para
Dios. Nuestros cinco sentidos se oponen al ayuno y el ayuno se opone a nuestros
sentidos. Cuando el ayuno y la oración tienen rienda libre sin estorbos, la
carne es arrestada; entonces la carne es obligada a rendirse e inclinarse al
Espíritu. Cuando esto es logrado la incredulidad es destruida y el Espíritu
tiene más acceso a nuestra vida cual no es posible mediante cualquier otro
método.
La satisfacción de un estomago lleno, ha resultado en
el fracaso espiritual de muchos creyentes. La historia de la nación de Israel
es una ilustración de este hecho que muestra cuán rápidamente el hombre
satisfecho se olvida de su dependencia de Dios (Deut. 6:11-12). Esto es porque el ayuno es de mucho valor.
Cada creyente tiene tres enemigos: la carne, el mundo
y el diablo. Estos tres, el Señor los venció por nosotros en la Cruz. De
acuerdo a la medida que nosotros vencemos a estos tres enemigos se determinará
la medida que el Señor vivirá Su vida a través de nosotros.
Puesto que tenemos que vencerlos por la fe en la obra
terminada de Jesús en la Cruz, en la cual El nos dio una victoria perfecta
sobre la carne, el mundo y el diablo. Entonces queda evidente que lo que
necesita ser fortalecida y aumentada es nuestra Fe. El Señor no nos dejó sin los medios para fortalecer nuestra fe.
Uno de los más poderosos y efectivos métodos bíblicos
que Dios nos ha dado para aumentar nuestra fe es el ayuno. Si el propósito de nuestra vida es usar los métodos
bíblicos que Dios nos ha dado para que El sea glorificado en nuestras vidas
necesitamos aprender como ayunar más efectivamente.
Tenemos que entender que el ayuno no es un final en sí
mismo. Esto es un medio de lograr objetivos espirituales. No hay ningún poder
en el ayuno, el poder está en Jesús. El ayuno es sólo el creyente rendándose a
Dios para que Él pueda hacer en nosotros lo que Él no podía hacer de otra
manera.
El ayuno es un principio bíblico que Jesús enseñó con Palabra y ejemplo,
con el propósito del crecimiento de cada creyente. Hay arias de victoria en
nuestras vidas que nunca serán
realizadas excepto por medio del ayuno (Mt. 17:21). Él nos enseño por su
ejemplo como ayunar. Él no dijo si ayunemos,
Él dijo cuando ayunamos. En uno
de Sus sermones (Mateo 6) Jesús enseñó tres ejercicios espirituales muy
necesarios en la vida disciplinada de cada creyente. Estos tres principios
espirituales indispensables son: Dar, Orar y Ayunar. El tercer principio
espiritual, ayunar, ha sido casi
olvidado por muchos creyentes. Incluyendo el ayuno en nuestras vidas, un balance espiritual será
alcanzado y nuestra comunión con Dios será profundamente enriquecida con la
consecuencia de desatar Su poder ilimitado en nuestras vidas.
Es nuestra elección de no comer a fin de poner
nuestra atención en algo más importante para nosotros. El significado simple
del ayuno es expresado por la palabra griega 'nesteia' que es traducido
como la abstinencia voluntaria del alimento.
Dos palabras Hebreas se refieren a la práctica
del ayuno. El primero significa “retener todo alimento del cuerpo.” El
otro describe los efectos del ayuno como “la aflicción del alma.” En el Antiguo Testamento era una forma de humillación
personal (Isa. 58:3-5; Sal. 35:13). Juntos comunican al pensado de la privación voluntaria del cuerpo,
subordinando el alma para objetivos espirituales.
¿COMO NOS HUMILLA EL AYUNO?
Debemos recordar que el ayuno es la aflicción
del alma, no del cuerpo. El foco en Dios no es conseguido simplemente por la
privación física; esto requiere la exposición del corazón. El ayuno lleva a
cabo esta obra que se llama humillándonos, de varias maneras.
El ayuno es un tiempo para un auto examen
honesto de sí mismo. Ponemos todo lo demás a un lado para liberar nuestra
atención para Dios. Tan pronto que discontinuamos nuestras desviaciones
externas, descubrimos un sin número de distracciones interiores y defensa de
conocer lo que está en nuestros corazones. Por instinto resistimos el auto
exposición. Pero si persistimos en la busca honesta del alma, tendremos la
ayuda del Espíritu en el señalamiento de áreas del pecado desapercibido. Tal
convicción causa el arrepentimiento, el aflige por nuestros pecados. Este
proceso es llamado rasgando el corazón (Joel 2:13).
El ayuno quita muchas cosas que rápidamente se
acumulan y desordenan el corazón y la mente. Traspasa por la corrosión,
renovando nuestro contacto con Dios. Los términos del Antiguo Testamento; “la
aflicción de alma” y “auto humillación” significaban quitar la
máscara. Esto significa confrontándonos a nosotros mismos.
La abstención del alimento nos libera para
concéntranos más en Dios con una intensidad fresca y también abre nuevas
avenidas de percepción espiritual y un entendimiento que no está disponible a
nosotros en la prisa de la vida rutinaria. Cuando nos concentramos en Dios por
la disciplina deliberada, Dios se concentra en nosotros en la claridad de
dirección y renovando nuestro espíritu. Podemos comunicarnos más fácilmente con
Dios cuando todo lo demás es puesto a un lado.
Dios siempre nos llama a un compañerismo más
profundo y comunión más cercana con Él, pero en su mayor parte nuestra rutina
cotidiana de actividad detiene Su llamada de nosotros. Durante tiempos de
ayuno, sin embargo, otras llamadas son temporalmente suspendidas y permitimos
que seamos llamados a Su presencia.
La comida simboliza eso que es más esencial
para nosotros. Poniendo esto a un lado para buscar a Dios, estamos declarando
que Él es más importante y esencial para nosotros. Job expresó esta
determinación de buscar a Dios con estas palabras: “Guarde las palabras de
su boca más que mi comida” (Job 23:12).
Cuando nos concentramos en Él en oración y
ayuno, Él mira nuestro corazón con atención aumentada. Él examina nuestra
motivación. Él quiere saber si estamos ayunando "para Él". Él no mira
los aspectos externos del ayuno o cuenta las comidas que perdemos. Él mira la
intención. La religión de algunas personas consiste en el espectáculo público.
DESCANSO
Nuestro espíritu es asistido en la relajación
ante Dios cuando ayunamos. Podemos recibir refrescamiento y fuerza de esta
espera en Dios (Isaías 40:31).
El descanso del alimento es mandatario si
vamos a concentrarnos totalmente en Dios. El ayuno descansara el cuerpo físico.
Ayunando en fe también descansara el alma y limpiara nuestro espíritu.
Afligiendo el alma es otro termino para ayunar
(Levítico 16:29-31). La introspección es un aspecto importante de afligir
nuestra alma. Esto es la razón principal del ayuno. El ayuno es una verdadera
ayuda en calmarnos del habitual apresuramiento y en poner aparte un tiempo para
la introspección.
¿POR QUÉ AYUNAMOS?
¿Cómo deben ayunar? Primero, debemos reconocer que el
ayuno no debe ser mecánico y Farisaico. El ayuno no es un fin en sí. Es un
medio para realizar unos propósitos espirituales.
No haga un ayuno largo a menos que Dios le haya
llamado a ser uno. Si Dios le ha llamado a ser un ayuno largo, pregúntale qué
tipo de ayuno te ha llamado hacer. No Asume que 40 es el número mágico. Esté
seguro de no poner una meta de ayuno más largo de lo que el Señor le ha llamado
hacer. No asuma que va a ayunar 40 días cuando Él sólo le ha dado gracia para
diez o quince días.
Recuerde que el punto del ayuno es para obedecer y
honrar a Dios y acercarnos más a Él. Un acercamiento renovado con Dios y una
sensibilidad mayor a cosas espirituales puede resultar del ayuno. Muchas
personas encuentran que en un ayuno largo, ellos son capaces de discernir la
voz de Dios más claramente que cuando ellos no ayunan. Pero, no se desilusione
si usted no tiene una experiencia gloriosa como algunos han tenido. No todos
tienen esta experiencia. Algunos sólo se sienten cansados e irritables y hasta
más lejos de Dios en el ayuno, pero encuentran ese lugar de intimidad después
de que ellos han terminado el ayuno. Es importante tener los motivos correctos
cuando ayunamos. Por favor no vea el ayuno como una manera espiritual de torcer
el brazo de Dios y obligarlo a contestar su oración. Esto no trabaja de esa
manera. En cambio, vea el ayuno como un tiempo para separarse al Señor, poner
la busca de Él sobre la satisfacción de sus necesidades corporales, con la
intención de permitirle que lo toque y lo cambie. Mire el ayuno como poniéndote
más en tono con Él que tratando que el haga algo para usted.
Es muy importante que no pongamos nuestro enfoque en
el ayuno como si el acto de ayunar es de mérito en sí mismo. Mejor dicho, trate
de mantener su enfoque en Dios y entrar más en intimidad con Él, de ser capaz
de oír Su corazón en un asunto. Pero usted será consciente que usted no está
comiendo, su carne comenzará a clamar por alimento. Esto tratará de consumir su
atención.
A veces el grado de los ataques del enemigo y la
guerra espiritual aumentan en un ayuno largo. El enemigo tratara de conseguirle
que deje el ayuno. Otra cosa común que pasa cuando ayunamos es que
subconscientemente esperamos que Dios nos dé privilegios especiales porque
estamos ayunando. Esperamos que Él nos protege de los ataque del enemigo.
Guarde sus expectativas durante un ayuno y guarde su corazón y su actitud.
Espere que la guerra espiritual y los ataques del enemigo sean más intensivas
que de costumbre cuando usted ayuna. No se desilusione si el ayuno no es la
experiencia espiritual que usted esperaba. Habrá tiempos así, pero habrá muchos
tiempos que no parecen a esto. De hecho, durante algunas partes de un ayuno
largo, usted puede sentirse “más lejos” de Dios que cuando usted no ayuna. Esto
no es sorprendente.
Nuestro motivo en ayunar debe ser para glorificar a
Dios, no para tener una experiencia emocional, ni para lograr felicidad
personal. Cuando sus motivos son correctos, Dios honrara su corazón buscador y
bendecirá su tiempo con Él. El ayunar no se trata de lo que usted puede
conseguir de ello; ayunando con los motivos correctos es un acto de adoración y
una expresión de obediencia y amor por Dios. Como una disciplina espiritual, el
ayunar es el acto de abstener de alimentar el cuerpo para enfocar más
totalmente en buscar el rostro de Dios y alimentar el espíritu. Para el cristiano
la pregunta no es, ¿Si debo ayunar?, pero ¡si ayunare!
No comments:
Post a Comment