Rey heroína es mi pastor. Yo siempre deseare.
Él me hace acostarme en las canaletas.
Él me guía junto a las aguas turbulentas.
Él destruye mi alma.
Él me conduce en el camino de maldad por bien del esfuerzo.
Sí, andaré por el valle de pobreza y temeré todo mal,
Porque tú, heroína, estás conmigo.
Su aguja y cápsula tratan de consolarme.
Despojas mi mesa de comestibles en la presencia de mi familia.
Robas mi cabeza de la razón.
Mi copa de dolor está rebosando.
Seguramente la Adicción a la heroína me acechará todos los días de mi vida,
Y moraré en la casa del condenado para siempre.
Este salmo fue encontrado en una tarjeta por una policía en una cabina telefónica. En el reverso de la tarjeta estaba esta nota:
“Realmente este es mi salmo. Soy una mujer joven, 20 años de edad y por el último año y medio he estado vagando por la pesadilla del drogadicto. Quiero dejar de tomar la droga e intento, pero no puedo. La cárcel no me curó. Tampoco la hospitalización me ayudó por mucho tiempo. El doctor le dijo a mi familia que hubiera sido mejor, y de hecho más amable, si la persona que me había introducido a la heroína hubiera volado los sesos. Y como lo desearía que lo hubieran hecho. ¡Mi Dios, cómo lo deseo realmente!”
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