I Corintios 12:28-31; Efesios
4:11-12
Si usted en alguna vez ha sido
envuelto en un tipo de ministerio suplementario, usted probablemente ha tenido
la oportunidad de pelear la tentación de
quejarse o dejar el trabajo. Si usted permite que la Palabra de Dios ministre a
su corazón en esta área, usted será librado.
Dios ha puesto Dones en la Iglesia:
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros para perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo.
Pero además de estos hay también los que ayudan. Dios ha puesto ciertos Dones
en la Iglesia para cumplir una función primaria: para servir en un papel
suplementario. Las ayudas fueron instituidas por Dios para hacer precisamente
eso. Son ministerios suplementarios. Estos ministerios son para ayudar a la
Iglesia crecer. Todo los trabajos tienen que hacerse si la meta de Dios para Su
Iglesia se alcanzara. Si usted ha nacido de nuevo usted es parte de la Iglesia.
¿No ha usted en alguna vez deseado
saber lo que es su ministerio al Pueblo de Dios? ¿Tiene deseo de ser parte del
movimiento potente de Dios en estos últimos días? Dios en verdad lo ha llamado
a un ministerio muy importante, el ministerio de suplementario. Dios ha hecho
dos declaraciones en lo que concierne a este
ministerio: 1) Es un Don sobrenatural. 2) Es un Don que Dios ha puesto
en la Iglesia como un pilar de concreto para ayudar sostener algo.
¿Si usted está en el ministerio de
ayuda, a quién entonces ayudas? Dios ha puesto en la Iglesia un pastor para
vigilarla. Su trabajo es ayudar a su pastor correr la iglesia. El ministerio de
ayuda actúa como dedos en una mano en asistir al pastor. Dios le ha dado una
visión al pastor par Su Iglesia, y Él te ha dado a usted a su pastor para
“ayudarle” realizar esa visión. Sin el ministerio de ayuda, las cosas no se
harían. Sería como una mano sin dedos.
Cada persona es vital al
funcionamiento apropiado de una Iglesia. Todo las personas deben estar de
acuerdo y hablar la misma cosa (I Cor. 1:10). Deben operar en amor y siempre
creer el mejor el uno del otro. Cuando cada parte funcione adecuadamente, la
Iglesia entera opera suavemente (I Cor. 12:14-26).
Hay algunos quien cuando fueron
salvos, inmediatamente querían apresurarse en trabajar en un ministerio. Ellos
comúnmente presumen que Dios quiere que prediquen. Muy a menudo, ellos se
adelantan al plan de Dios, antes que la Palabra de Dios ha renovado sus mentes
y saturado sus espíritus. El fracaso es el resultado.
Las personas quien están madurando
en Cristo exhibirán dos calidades: 1) Ellos edificaran y aumentan el bienestar
de la familia de Dios. 2) Ellos aprenderán a ministrar (ayudar o sirven) a
otros. Siempre se puede distinguir los hermanos maduros por ver quiénes son los
que le ayudan al pastor, y no le estorban.
En una película hay una estrella,
una persona principal; pero hay caracteres también suplementarios. ¿Qué es el
trabajo de estos actores suplementarios? Hacer que la persona principal de la
película se mire bien y ejecuta a eficiencia máximo. La estrella sería incapaz
de lograr su tarea si no fuera por todos esos envueltos en una capacidad
suplementarios. Todos tienen una parte que jugar. Sin todos estos caracteres
suplementarios la película no podía progresar. ¡Una persona no lo puede hacerlo
todo! Lo mismo es cierto con el Evangelio. Dios no llamó a una persona para
hacer todo el trabajo él mismo. Dios ha puesto en la Iglesia ciertos
ministerios y dones de ministerio para ejecutar trabajos específicos y llevar a
cabo tareas específicas.
COMO FUNCIONAN LOS MINISTERIOS SUPLEMENTARIOS
En San Mateo 10:1-8,40-41; Jesús
envió Sus discípulos para echar fuera demonios, sanar todo tipos de
enfermedades, predicar, limpiar los leprosos y levantar a los muertos. Ésta es
una parte excitante del ministerio. Ésta es la parte del trabajo del Señor que
todo mundo parece querer, pero que pocos parecen haber leído lo que aconteció
antes que los discípulos salieron hacer estas cosas.
Estos doce fueron llamados para ser
apóstoles, pero no comenzaron en esta manera. Jesús los llamó y los aparto con
un propósito específico en mente: Ellos estaban para llevar a cabo el trabajo
del Evangelio después qué Él se fuera; pero antes que les dio este poder, la
mayoría de su tiempo fue envuelto con lo que muchos hoy considerarían trabajo
servil. Entonces salieron en el poder de Dios para ministrar; pero cuando
volvieron, ellos continuaron haciendo trabajo servil. En todo los Evangelios,
los doce discípulos estaban con El Señor constantemente. Ellos hacían
preparaciones antes que Jesús ministraba, controlaban las masas de gentío y
limpiaban después de las reuniones (Mateo 14:16-20).
Los discípulos operaron en un papel
suplementario, en un ministerio suplementario. Ellos habían salido a ministrar
la Palabra de Dios y se excitaron sobre ello. Pero cuando volvieron,
continuaron haciendo lo qué Dios les había llamado para hacer. Su apoyo, su
ayuda, su asistencia ayudó que el ministerio del Señor fluyera suavemente.
Ellos apoyaron el ministerio en que Dios los había puesto. Ellos se envolvieron
y se excitaron en hacer el trabajo de Dios. Aunque su trabajo era servil, ellos
eran fieles en hacerlo y todo corrió bien.
Si usted está envuelto en un
ministerio, necesita asir la importancia de su trabajo. Usted es parte vital
del ministerio que apoya, si es por trabajo físico o con sus oraciones y finanzas.
Se necesita todos trabajando juntos para hacer el trabajo. Ninguna persona sola
es más importante que otra. Todos tenemos un trabajo para cumplir; es nuestro
llamamiento de Dios.
Jesús primero escogió 12 hombres que
le siguieran en Su ministerio. Entonces en Lucas 10:1, Él eligió otros setenta
hombres. Después que Judas lo traicionó, tenía que ser reemplazado (Hechos
1:15-26). Los apóstoles buscaron de entre los setenta para escoger un
reemplazo.
Matías era uno de los setenta que
Jesús había llamado pero no estaba en los empleados ministeriales o en el
cuerpo docente; era sólo un miembro de la congregación. Pero Dios conoció su
corazón. Matías se envolvió en cualquiera cosa que había para hacer y se excitó
en el porqué servía a Dios. Dios conoció su corazón y lo enalteció desde la
posición de discípulo al de apóstol. Matías no andaba buscando ser exaltado,
pero porque estaba envuelto en lo que Dios estaba haciendo, Dios lo escogió y
lo exalto.
¡Envuelves y haga lo qué hay que
hacer; Dios lo exaltará! Un ejemplo de un ministerio suplementario es
los siete hombres que fueron escogidos en Hechos 6:1-6. La Biblia está llena de
ejemplos de ministerios suplementarios. Felipe comenzó como un ayudante y Dios
lo exaltó al ministerio de un evangelista. En Hechos 13, leemos de Bernabé y
Pablo. Eran maestros y profetas en la Iglesia de Antioquía; entonces Dios los
promocionó al ministerio de apóstoles. En Hechos 14, vemos que Pablo había
llegado a ser el orador principal. Esto no molestó a Bernabé, el había visto su
potencial y le ayudó a Pablo desarrollar su ministerio. En todo la Biblia
encontramos otros ministerios suplementarios: Silas, Tito, Priscila y Aquila, Timoteo, Filemón, Lucas y
otros que ayudaron apoyar el trabajo de Dios con su tiempo y su sustancia.
ENCONTRANDO SU LUGAR EN EL CUERPO
En Proverbios 18:16, leímos, “La
dádiva del hombre le ensancha el camino y le lleva delante de los grandes.” Si
usted es llamado de Dios, su don hará lugar para usted. Su responsabilidad
ahora es ayudar en cualquier capacidad que puede, y dejar que Dios lo exalte.
Personas que fueron usadas por Dios y fueron exaltados en ministerios
prominentes no comenzaron allí. Comenzaron haciendo lo que estaba a la mano;
entonces Dios los enalteció.
El elemento más importante a su
éxito en cualquier ministerio es saber sin ninguna duda que Dios lo ha llamado.
No importa a que ha sido llamado hacer, si es a predicar o a barrer el templo,
debe darse cuenta que usted fue llamado de Dios.
Muchas personas piensan que para ser
llamado de Dios, tienen que estar en el ministerio completamente u ocupar un
funcionario de ministerio tal como el de pastor o evangelista. Esto no es
cierto. Usted es llamado de Dios para apoyar Su Obra con sus oraciones, sus
diezmos y ofrendas, su tiempo y sus talentos. Si no cumple usted con su
responsabilidad, la Obra de Dios sufrirá. Hay unas personas que piensan que a
menos que ellos estén en el frente de todos, ellos son inútiles a Dios. ¡Esto
es una mentira del diablo! Hay un lugar en el Cuerpo de Cristo para cada uno de
nosotros.
PASOS QUE LE AYUDARÁN ENCONTRAR SU
LUGAR EN EL CUERPO DE CRISTO:
1. Realicé Que Eres Llamado De Dios.
¡Si es uno de ser un intercesor en oración o uno que financieramente apoya la Obra de Dios, usted es llamado!
2. Haga La Decisión De Cumplir Con La Posición En Que Dios Le Ha Llamado.
Deje que Dios lo promueve; y no se promueva usted mismo.
3. Todo Lo Que Su Mano Encuentra Para Hacer, Hazlo. (Eclesiastés 9:10)
No
a medias, pero con todo sus fuerzas! (Col. 3:23-24). Mateo 20:6; “Muchos son
llamados, mas pocos escogidos.” No es suficiente ser llamado, cuando ha
sido llamado, tiene que envolverse y hacer algo. Envuélvase; entonces se escogerá.
Hay algunos que han sido llamados, pero no fueron fiel lo suficiente para ser
escogidos. Cuando esto sucede, ellos siempre culpan a Dios cuando en verdad es
su propia falla.
4. No Intente De Andar En El Llamamiento De Otra Persona.
Si usted hace esto sólo lo llevara a la frustración y lo sacará de la voluntad de Dios. Usted tiene que dejar que Dios lo use como Él quiere, con sus propias características personales. Es Dios quien lo llama; no se llama a usted mismo. Usted tendrá éxito si usted es su propia persona. No trate de copiar a alguien más.
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