“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (I Juan 1:9)
“Hermanos, yo
mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente
lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.” (Filipenses 3:13)
Muchas
personas forman su concepto de Dios basado en el comportamiento de sus padres.
Una persona quien yo estaba aconsejando me dijo que cuando él tenía nueve años su
padre murió y cuando él murió, un poco de su concepto de Dios se estableció que
en efecto decía, “Dios te ha dejado a ti también.” Su madre
trabajaba y el pasaba muchas horas solo después que llegaba a la casa de la
escuela. El llego a creer, “Que Dios siempre está en otro lugar con
alguien más.”
Para él,
siendo un niño solitario, inseguro y ansioso, Dios era muy remoto. Vio a Dios
como uno quien tenía autoridad, y en ese respecto, él era mucho como su
padrastro, malo y abusivo.
Él había
visto cómo Dios obraba, en la iglesia y en la vida de su abuelito hasta el
punto que él tenía fe para creer en Dios. Él conocía las historias bíblicas
bien para conocer de Jesús y lo que Él había hecho. Pero, aun todavía, Dios era
un misterio, que él nunca en verdad sintió que era accesible a él. El tenía un
sentir muy fuerte que él necesitaba ser mas santo para que Dios se acercarse
más a él. Por mucho que lea la Biblia, él siempre sentía que necesitaba leer
más. No importaba cuanto oraba, él siempre se sentía que no había orado lo
suficiente. El se sienta seguro que Dios estaba guardando cuenta de cada
aspecto de su vida. Y el resultado de todo esto era un sentido emocional pesado
de culpabilidad.
Se Ud. se ha
sentido o se siente de esta manera, no es único, muchos han tenido o están
pasando por una experiencia similar en sus vidas. Ellos tratan de ser lo
suficiente buenos para ganar la aprobación de Dios, hacen muchas obras buenas
para que Dios los recompense, tratan de hacer suficiente buenas obras para
deshacerse de ese sentir de culpabilidad que esta siempre sobre ellos que les
dice que no están haciendo lo suficiente par Dios.
Muchos creen
que después que han sido salvado, que todo sentir de culpabilidad es quitado
completamente de sus vidas, pero esto no es verdad. El sentir de culpabilidad
continuará manifestándose periódicamente. Esto no quiere decir que Ud. no es
salvo. Lo que Ud. está encarando es lo que muchos tienen que encarar, que
continuamos pecando, que violamos los mandamientos de Dios y cedemos a la tentación,
aun después de salvos. Muchas personas saben qué hacer en esta situación.
Veamos lo que dice la Biblia. La Palabra de Dios enseña que después que hemos
sido salvos y experimentado el perdón de Dios, nuestro deseo por pecar
disminuye grandemente (Romanos 6:1-2).
La Biblia
reconoce el hecho que aun después de ser salvos, nosotros frecuentemente le
faltamos a Dios. Es en esos tiempos que debemos venir a Dios en oración y
decirle, “Estoy luchando. Estoy faltándote y no estoy haciendo bien.
Perdóname y ayúdame.” El perdón se concede el momento que se pide.
Nuestro sentir de perdón, sin embargo, puede tomarse algún tiempo. La Palabra
de Dios dice que crecemos en nuestra comprensión de la gracia de Dios (II
Pedro 3:18). En cuanto más llegamos a ser como Cristo y somos
transformados a su semejanza y a su voluntad, lo más que nos damos cuenta de Su
naturaleza imponente y que tan grande es el golfo entre Dios y la humanidad.
¡Nuestra salvación se vuelve en un simple creciente milagro a nosotros! Tenemos
un creciente deseo de guardar nuestros corazones en contra las tentaciones del
diablo porque nuestra Salvación es tan preciosa para nosotros.
La Palabra de
Dios enseña que cada vez que tenemos una conciencia de nuestro pecado; debemos
pedir el perdón de Dios. Nunca debe haber un tiempo cuando debemos sentirnos
“más allá” la habilidad de Dios para perdonarnos. Hay algunos que
dicen, “Yo he pecado muchas veces que yo pienso que Dios no me perdonará una vez más,” o “He cometido un pecado, aun cuando sabía lo que
estaba haciendo. ¿Cómo puede Dios perdonar eso?” El hecho es, que Dios
perdona todo nuestros pecados. No podemos comprender tal misericordia, pero es
verdad sin embargo.
Seguramente
si Jesús enseñó a Sus discípulos que ellos tenían que perdonar a otros “setenta
veces siete” por lo pecados que ellos cometieron contra ellos, Dios es capaz de
perdonarnos de igual manera y aun mas (I Juan 1:9, Mat. 18:21-22, Salmo
86:5).
DEJAR IR SU PASADO
Después que
has pedido a Dios Su perdón, el próximo paso hacia la liberación de la
culpabilidad es dejar ir su pasado. Hay muchos que son frecuentadas por sus
pecados del pasado. Ellos no han sido capaces de perdonarse ellos mismos y
dejar ir su pasado. La Biblia nos dice que una vez que nos hemos arrepentido de
nuestros pecados, Dios ambos los perdona y los olvida (Isa.
43:25). No es Dios quien nos recuerda de nuestros pecados pasados. Mas
bien, es el diablo, quien la Biblia llama el “acusador” (Apoc.
12:10). Cuando Ud. se enfrenta con imágenes o las memorias de pecados
que ya se han perdonado, dígale al diablo, “Rehusó aceptar estos
pensamientos. Dios ya me ha perdonado de todo eso. Diablo, tú no tienes nada conmigo.” (Isa. 43:25, Salmo 103:11-14).
Siempre
debemos recordar que el pecar y cometer un error son dos cosas diferentes el
uno del otro. El pecado es una elección para hacer algo que sabemos está en
contra la voluntad de Dios. Es un acto intencional, uno que se calcula, medita,
anticipa y totalmente consciente. Es deliberadamente ir en contra de lo que
nosotros sabemos que es correcto en los ojos de Dios. Un error es un impulso
del momento, que no se ha pensado y se hace sin premeditación de consecuencias,
un error en juicio.
Tenemos que
hacerle frente a nuestros errores y aprender de ellos. Tenemos que hacer compensación
si hemos herido alguien con nuestros errores. También debemos pedirle a Dios
que nos ayude para no cometer los mismos errores otra vez. No debemos
golpearnos, nosotros mismos, emocionalmente por los errores que hemos cometido.
El hacer errores es humano. Mientras vivimos, vamos hacer errores.
La
culpabilidad falsa ocurre cuando una persona siente la culpa que apropiadamente
pertenece a otra persona. Este tipo de culpabilidad es experimentado
frecuentemente por esos quién son las víctimas de abuso o el rechazo. Los
padres de jóvenes quien se ha rebelado contra la Palabra de Dios también
tienden a sentir esta culpabilidad. Las víctimas se sienten que ellos deben
haber fracasado en alguna manera y así, ellos han contribuido al rechazo y la
rebelión. Por lo tanto, ellos se sienten culpables por haber causado el pecado
de alguien otro. Si Ud. retiene culpabilidad falsa, Ud. debe de dejarla ir de
su vida.
LA CULPABILIDAD QUE VIENE DE UN CONCEPTO FALSO DE DIOS
Un sentir
persistente de culpabilidad, no relacionado a un pecado específico, un error, o
falta de obediencia es un sentir que mucha gente parece tener. Este sentir no
tiene que ver nada con lo que uno sabe que es verdad según las Escrituras y lo
que es la verdad sobre la salvación y el perdón. Es un sentir que está
arraigado en nuestra percepción de Dios. Como la persona que mencionamos al
principio, creyó que Dios era un juez muy áspero y duro. El sentía
que tenía que ser perfecto para que Dios lo aceptara y lo amaré y como él sabía
que no era perfecto, el se sentía culpabilidad que le había fallado
a Dios.
Si Ud. está
luchando con una percepción falsa de Dios, le aconsejo que tome tiempo para
estudiar la Biblia. Vea por ti mismo como Dios realmente es. Dios comprende sus
debilidades y abatimientos y El te ama a pesar de ellos. El amor de Dios para
con Ud. es incondicional. No limita la capacidad de Dios para amar. Es
infinito. Rehusé confiar en su sentir que aprendió o adquirió del hombre en
cuanto a Dios, que casi por lo regular es inexacto. Confía, en cambio, la
verdad presentada en la Palabra de Dios. Base su sentir sobre el fundamento
seguro del amor de Dios como se revela en Su Palabra (Juan 3:16-17, I
Juan 4:16,19).
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