Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, November 1, 2016

FORTALEZA EN EL TIEMPO DE LA CULPABILIDAD


“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (I Juan 1:9)

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.” (Filipenses 3:13)

Muchas personas forman su concepto de Dios basado en el comportamiento de sus padres. Una persona quien yo estaba aconsejando me dijo que cuando él tenía nueve años su padre murió y cuando él murió, un poco de su concepto de Dios se estableció que en efecto decía, “Dios te ha dejado a ti también.” Su madre trabajaba y el pasaba muchas horas solo después que llegaba a la casa de la escuela. El llego a creer, “Que Dios siempre está en otro lugar con alguien más.” 

Para él, siendo un niño solitario, inseguro y ansioso, Dios era muy remoto. Vio a Dios como uno quien tenía autoridad, y en ese respecto, él era mucho como su padrastro, malo y abusivo.

Él había visto cómo Dios obraba, en la iglesia y en la vida de su abuelito hasta el punto que él tenía fe para creer en Dios. Él conocía las historias bíblicas bien para conocer de Jesús y lo que Él había hecho. Pero, aun todavía, Dios era un misterio, que él nunca en verdad sintió que era accesible a él. El tenía un sentir muy fuerte que él necesitaba ser mas santo para que Dios se acercarse más a él. Por mucho que lea la Biblia, él siempre sentía que necesitaba leer más. No importaba cuanto oraba, él siempre se sentía que no había orado lo suficiente. El se sienta seguro que Dios estaba guardando cuenta de cada aspecto de su vida. Y el resultado de todo esto era un sentido emocional pesado de culpabilidad.

Se Ud. se ha sentido o se siente de esta manera, no es único, muchos han tenido o están pasando por una experiencia similar en sus vidas. Ellos tratan de ser lo suficiente buenos para ganar la aprobación de Dios, hacen muchas obras buenas para que Dios los recompense, tratan de hacer suficiente buenas obras para deshacerse de ese sentir de culpabilidad que esta siempre sobre ellos que les dice que no están haciendo lo suficiente par Dios.

Muchos creen que después que han sido salvado, que todo sentir de culpabilidad es quitado completamente de sus vidas, pero esto no es verdad. El sentir de culpabilidad continuará manifestándose periódicamente. Esto no quiere decir que Ud. no es salvo. Lo que Ud. está encarando es lo que muchos tienen que encarar, que continuamos pecando, que violamos los mandamientos de Dios y cedemos a la tentación, aun después de salvos. Muchas personas saben qué hacer en esta situación. Veamos lo que dice la Biblia. La Palabra de Dios enseña que después que hemos sido salvos y experimentado el perdón de Dios, nuestro deseo por pecar disminuye grandemente (Romanos 6:1-2).

La Biblia reconoce el hecho que aun después de ser salvos, nosotros frecuentemente le faltamos a Dios. Es en esos tiempos que debemos venir a Dios en oración y decirle, “Estoy luchando. Estoy faltándote y no estoy haciendo bien. Perdóname y ayúdame.” El perdón se concede el momento que se pide. Nuestro sentir de perdón, sin embargo, puede tomarse algún tiempo. La Palabra de Dios dice que crecemos en nuestra comprensión de la gracia de Dios (II Pedro 3:18). En cuanto más llegamos a ser como Cristo y somos transformados a su semejanza y a su voluntad, lo más que nos damos cuenta de Su naturaleza imponente y que tan grande es el golfo entre Dios y la humanidad. ¡Nuestra salvación se vuelve en un simple creciente milagro a nosotros! Tenemos un creciente deseo de guardar nuestros corazones en contra las tentaciones del diablo porque nuestra Salvación es tan preciosa para nosotros.

La Palabra de Dios enseña que cada vez que tenemos una conciencia de nuestro pecado; debemos pedir el perdón de Dios. Nunca debe haber un tiempo cuando debemos sentirnos “más allá” la habilidad de Dios para perdonarnos. Hay algunos que dicen, “Yo he pecado muchas veces que yo pienso que Dios no me perdonará una vez más,” o “He cometido un pecado, aun cuando sabía lo que estaba haciendo. ¿Cómo puede Dios perdonar eso?” El hecho es, que Dios perdona todo nuestros pecados. No podemos comprender tal misericordia, pero es verdad sin embargo.

Seguramente si Jesús enseñó a Sus discípulos que ellos tenían que perdonar a otros “setenta veces siete” por lo pecados que ellos cometieron contra ellos, Dios es capaz de perdonarnos de igual manera y aun mas (I Juan 1:9, Mat. 18:21-22, Salmo 86:5).

DEJAR IR SU PASADO

Después que has pedido a Dios Su perdón, el próximo paso hacia la liberación de la culpabilidad es dejar ir su pasado. Hay muchos que son frecuentadas por sus pecados del pasado. Ellos no han sido capaces de perdonarse ellos mismos y dejar ir su pasado. La Biblia nos dice que una vez que nos hemos arrepentido de nuestros pecados, Dios ambos los perdona y los olvida (Isa. 43:25). No es Dios quien nos recuerda de nuestros pecados pasados. Mas bien, es el diablo, quien la Biblia llama el “acusador” (Apoc. 12:10). Cuando Ud. se enfrenta con imágenes o las memorias de pecados que ya se han perdonado, dígale al diablo, “Rehusó aceptar estos pensamientos. Dios ya me ha perdonado de todo eso. Diablo, tú no tienes nada conmigo.” (Isa. 43:25, Salmo 103:11-14).

Siempre debemos recordar que el pecar y cometer un error son dos cosas diferentes el uno del otro. El pecado es una elección para hacer algo que sabemos está en contra la voluntad de Dios. Es un acto intencional, uno que se calcula, medita, anticipa y totalmente consciente. Es deliberadamente ir en contra de lo que nosotros sabemos que es correcto en los ojos de Dios. Un error es un impulso del momento, que no se ha pensado y se hace sin premeditación de consecuencias, un error en juicio.

Tenemos que hacerle frente a nuestros errores y aprender de ellos. Tenemos que hacer compensación si hemos herido alguien con nuestros errores. También debemos pedirle a Dios que nos ayude para no cometer los mismos errores otra vez. No debemos golpearnos, nosotros mismos, emocionalmente por los errores que hemos cometido. El hacer errores es humano. Mientras vivimos, vamos hacer errores.

La culpabilidad falsa ocurre cuando una persona siente la culpa que apropiadamente pertenece a otra persona. Este tipo de culpabilidad es experimentado frecuentemente por esos quién son las víctimas de abuso o el rechazo. Los padres de jóvenes quien se ha rebelado contra la Palabra de Dios también tienden a sentir esta culpabilidad. Las víctimas se sienten que ellos deben haber fracasado en alguna manera y así, ellos han contribuido al rechazo y la rebelión. Por lo tanto, ellos se sienten culpables por haber causado el pecado de alguien otro. Si Ud. retiene culpabilidad falsa, Ud. debe de dejarla ir de su vida.

LA CULPABILIDAD QUE VIENE DE UN CONCEPTO FALSO DE DIOS

Un sentir persistente de culpabilidad, no relacionado a un pecado específico, un error, o falta de obediencia es un sentir que mucha gente parece tener. Este sentir no tiene que ver nada con lo que uno sabe que es verdad según las Escrituras y lo que es la verdad sobre la salvación y el perdón. Es un sentir que está arraigado en nuestra percepción de Dios. Como la persona que mencionamos al principio, creyó que Dios era un juez muy áspero  y duro. El sentía que tenía que ser perfecto para que Dios lo aceptara y lo amaré y como él sabía que no era perfecto, el se sentía culpabilidad que  le había fallado a Dios.

Si Ud. está luchando con una percepción falsa de Dios, le aconsejo que tome tiempo para estudiar la Biblia. Vea por ti mismo como Dios realmente es. Dios comprende sus debilidades y abatimientos y El te ama a pesar de ellos. El amor de Dios para con Ud. es incondicional. No limita la capacidad de Dios para amar. Es infinito. Rehusé confiar en su sentir que aprendió o adquirió del hombre en cuanto a Dios, que casi por lo regular es inexacto. Confía, en cambio, la verdad presentada en la Palabra de Dios. Base su sentir sobre el fundamento seguro del amor de Dios como se revela en Su Palabra (Juan 3:16-17, I Juan 4:16,19).


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