“Porque no nos ha
dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio.” II
Timoteo 1:7
Una de las cosas
que he venido a entender en mis muchos años en el ministerio es que un sentido
de impotencia es la raíz a todas las emociones negativas. Si usted se siente
impotente de hacer algo de su pasado, se siente culpable. Si usted se siente
impotente de cambiar su futuro, se siente con miedo y si usted se siente
impotente de cambiar su presente, se siente deprimido. Cuando usted siente que
las circunstancias de su vida no se cambiarán, usted se siente enojado. En mis
años de asesoramiento he aprendido que la depresión, el miedo, la culpa y la
ira son las más poderosas emociones negativas que la gente experimentará en su
vida, y todos ellos vienen de un sentido de impotencia.
El pensar que no
hay mucho que podemos hacer en cuanto a nuestras finanzas, nuestras
circunstancias, nuestra salud, etc., nos encarcela para aceptar y tolerar una
vida mediocre y débil. Mucha gente generalmente acepta que hay áreas de sus
vidas que son impotentes de controlar. No tienen ningún poder para escoger en
algunas situaciones. ¿Aún es cierto esto? La impotencia es la sensación de no
tener control sin ninguna aparente solución que nos ayude a recobrar el
control. La mayor parte de personas quieren ser poderosas, pero han tolerado
una existencia impotente, sólo porque ellos nunca han realizado que poderoso
realmente son. La palabra poder viene de la palabra griega: “dunamis”, que
significa capacidad, posibilitar. Necesitamos pedirle a Dios que nos ayude
vencer ese sentimiento de impotencia.
Tenemos que aceptar
la verdad de que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio. Esto ha sido hecho ya. Tenemos el poder de vencer por
medio del Espíritu de Dios. Usted tiene que creer que este poder está en usted.
Efesios 3:20 dice: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las
cosas mucho mas abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder
que actúa en nosotros”. Hay poder en usted que permite que Dios
haga más allá de lo qué nosotros podemos pedir o pensar.
Darle a Dios algo
con que trabajar. Usted tiene que pensar y pedir. Ya que él puede hacer más
allá, tenemos que darle una base donde El puede comenzar. Limitamos a Dios
cuando no pensamos grande y pidamos grande. Hechos 1:8 dicen, “Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo...” Este poder ya está en usted. Gracias a Dios para Su Espíritu
en usted. Romanos 8:11 dicen, “y si el Espíritu de aquel que levantó de
los muertos a Jesús mora en vosotros”.
No le ponga límite
a Dios. El Salmo 78:41 dice que Israel limitó al Señor. Ellos lo limitaron,
porque no recordaron Su poder (v.42). Desatamos la mano de Dios para bendecir
cuando recordamos sus bendiciones anteriores. El salmo 103 dice; “no
olvides ninguno de Sus beneficios”. Nunca subestime el poder de Dios.
Espere hoy para que el poder de Dios lo fortalezca; espere ser dirigido hoy por
Su Espíritu. Limitamos lo que Dios puede hacer en nuestras vidas, cuando
disminuimos nuestras expectativas. ¡Abrace este poder!
¡Piénselo y dígalo!
Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio. Tenemos el poder en nuestras vidas ahora mismo. En Cristo,
tenemos el poder para vencer el pecado; el poder para cambiar nuestra vida para
lo mejor, el poder para ser sanado; el poder para perdonar; el poder para
alabar a Dios pase lo que pase; el poder para hablar la Palabra de Dios y ver
Sus promesas realizadas en mi vida. Tenemos que pensar grande y pedir grande, y
por lo tanto el poder del Espíritu de Dios dentro de nosotros, lo traerá a
pasar en nuestras vidas.
Dios quiere que nos
ayudemos a nosotros mismos y Él hará el resto como lo hizo con Josué. Usted
puede hacer todas las cosas en Cristo que lo fortalece” (Filipenses
4:3). Usted decide recordar lo que Dios ha hecho que quitara los límites de
su vida y sus expectativas. ¡Espera el favor hoy, la sabiduría, el
entendimiento, y la bendición de Dios!
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