Dr MARTIN VASQUEZ

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Mesa, Arizona, United States
EDUCATION: Holt High School, Holt Mich., Lansing Community College, Southwestern Theological Seminary, National Apostolic Bible College. MINISTERIAL EXPERIENCE: 51 years of pastoral experience, 11 churches in Arizona, New Mexico and Florida. Missionary work in Costa Rica. Bishop of the Districts of New Mexico and Florida for the Apostolic Assembly. Taught at the Apostolic Bible College of Florida and the Apostolic Bible College of Arizona. Served as President of the Florida Apostolic Bible College. Served as Secretary of Education in Arizona and New Mexico. EDUCACIÓN: Holt High School, Holt Michigan, Lansing Community College, Seminario Teológico Southwestern, Colegio Bíblico Nacional. EXPERIENCIA MINISTERIAL: 51 años de experiencia pastoral, 11 iglesias en los estados de Arizona, Nuevo México y la Florida. Trabajo misionera en Costa Rica. Obispo de la Asamblea Apostólica en los distritos de Nuevo México y La Florida. He enseñado en el Colegio Bíblico Apostólico de la Florida y el Colegio Bíblico Apostólico de Arizona. Presidente del Colegio Bíblico de la Florida. Secretario de Educación en los distritos de Nuevo México y Arizona.

Tuesday, January 27, 2015

¿POR QUE, DIOS?


“¿Hasta cuándo, Señor, te llamaré y no me harás caso? ¿Hasta cuándo clamaré a ti por causa de la violencia, y no vendrás a salvarnos? ¿Por qué permites que vea yo iniquidad? ¿Por qué me haces espectador del mal? ¡Sólo veo destrucción y violencia! ¡Ante mis ojos surgen pleitos y contiendas!... Si por la pureza de tus ojos no soportas ver el mal ni los agravios, ¿por qué soportas ver a quienes nos desprecian? ¿Por qué callas cuando los impíos destruyen a quienes son más justos que ellos?” (Habacuc 1:2-3, 13)

Los problemas son parte de la vida (Juan 16:33). Todos tenemos nuestros problemas particulares que nos afectan. “Todo obra para bien...” (Romanos 8:28), hay personas que les gusta citar esta porción de la Escritura a los que están pasando por una problema. ¿Pero en verdad, cuantos lo han puesto a prueba en su vida? La tendencia común es preguntar, “¿Por qué, Dios? ¿Por qué, yo?” cuando parece que todo esta en nuestra contra. En vez de amar a Dios y confiar en El cuando las cosas van mal, recurrimos a tenernos lástima a nosotros mismos. Pero teniéndose lástima no le ayudara salir de su situación. Eventualmente, usted se va desalentar o amargarse contra la vida y contra Dios.

El primer verso de Habacuc nos da a saber el estado mental que se encontraba el profeta. (1:2-4), Habacuc no se estaba quejando contra Dios, pero más bien el se estaba quejando a Dios. El sabia que Dios era justo en todo lo qué Él hacia. Pero él no podía comprender por qué, Dios permitía la situación que persistiera. Él en un sentido estaba diciendo, “¿Por cuanto tiempo permitirás que el malvado prospere?” “¿Por qué no haces algo?” En un tiempo u otro todos nos encaramos con esta misma pregunta. ¿Por qué es que Dios permite que la gente justa sufra y que los malvados pasen aparentemente sus vidas sin que los problemas los toque? “Esto no justo, protestamos”.

En el Salmo 73 encontramos una situación casi idéntica.  ¿Qué fue la respuesta? (v-17) El escritor de este Salmo realmente pensó que él tenía un caso contra Dios. Él impacientemente estaba molestó y  enojado hasta finalmente Dios, en Su manera quieta, y amorosa dijo simplemente, “Mira el final de la historia y entonces comprenderás”.

Frecuentemente todos preguntamos, “¿Por qué yo, Señor?” Esto puede ser una pregunta negativo, “¿Por qué tengo yo tanta problema?” Cuando el percance nos sucede, lloramos, oramos y preguntamos. Puede ser que Dios nos conteste nuestras preguntas o tal vez que no. Él no esta obligado a explicar Sus acciones a nosotros (Rom. 9:20-21). Sin embargo, hay ocasiones cuando Dios en Su misericordia escoge contestar nuestras preguntas como lo hizo con Habacuc. Dios en ocasiones envía algunas cosas en nuestras vidas para causarnos a hacer preguntas porque Él tiene un mensaje para nosotros. Cuando cosas suceden en nuestra vida que no comprendemos, necesitamos examinarnos estrechamente y escuchar atentamente para oír la voz de Dios. En seguida consideremos unas razones por qué el “¿Por qué yo?”

LA LEY DE LA COSECHA

Cuando Israel, y luego Judá fueron invadidos por los Babilónicos, ellos estaban recogiendo la cosecha que ellos habían sembrado. Si maltratamos nuestros cuerpos,  nosotros podemos esperar enfermedad. Una persona que ha fumado por muchos años, y se esta muriendo de cáncer de los pulmones no necesita preguntar, “¿Por qué yo?” Él debería saber. Un droga adicto en una institución mental no debería preguntar el por qué. Un cristiano quien se casó con un incrédulo solo esta cosechando la cosecha de rebelión cuando su matrimonio se desintegra. Se pudiera agregar otros muchos ejemplos. Así, qué cuando el problema viene, antes de inquirir de Dios, necesitamos preguntarnos “¿Es esto los resultados de mis acciones? Si es así, ¿en donde fue que me equivoque y como prevengo para que no suceda otra ves?”

PARA CONSEGUIR NUESTRA ATENCIÓN

Uno niño pequeño corría por la casa, riendo y jugando. Su madre le llamo varias veces, pero él no la oyó. Finalmente, cuando él vino corriendo cercas de ella, lo tomo del brazo. “Detente, escucha me.” Vivimos en un mundo muy ocupado. Desde el tiempo que nuestros pies tocan el piso en la mañana  hasta el tiempo que nos acostamos en la noche, hay muchas cosas que hacer. Para conseguir nuestra atención, Dios en veces tiene que poner un “alto” en frente de nosotros. Puede ser la enfermedad, una relación quebrada o una necesidad financiera. Lo que sea, nos detiene nuestra prisa frenética y nos pone sobre nuestras rodillas. Entonces oímos la suave, amorosa voz de Dios. “Escúchame, tengo algo que decirte.”

PARA TRAER GLORIA A DIOS

Viendo un hombre ciego, los discípulos de Jesús le preguntaron “Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Juan 9:1-2) Ellos pensaban que su aflicción era el resultado de la ley de la cosecha.  Pero Jesús dijo, “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él” (v-3). La muerte de Lázaro era para la gloria de Dios (Jn. 11:4). Desde la prisión el Apóstol Pablo escribió a los Filipenses que sus problemas se diseñaron para esparcir el evangelio (Fil. 1:12-14). Él vio la mano de Dios trabajando en su vida. Su aflicción estaba avanzando el trabajo de Dios. La fe en Dios juega un papel importante en ayudarnos mantener nuestro balance espiritual cuando caminamos por esos tiempos obscuros de pruebas, porqué frecuentemente no sabemos hasta que hemos pasado hasta el otro lado si nuestra prueba trajo gloria a Dios.

PARA PERFECCIONARNOS

El alfarero probablemente tendrá que aplastar y formar un vaso varias veces antes que le agrade. Una costurera tendrá que desgarrar y alterar un vestido antes que quede perfectamente. Un escritor escribe de nuevo su obra varias veces antes que él quede satisfecho con su trabajo. Así también el Señor frecuentemente tiene que aplastar nuestro orgullo, quebrar nuestra voluntad, alterará nuestra actitud, recortar nuestros deseos y hacer nuevo nuestros planes para perfeccionarnos (I Pedro 5:10).

POR RAZONES CONOCIDAS SOLAMENTE A DIOS

Hay tiempos cuando preguntamos, “¿Por qué, yo Señor?” y  Él contesta, “¡Ten confianza!” Una señora quien había pasado mediante el sufrimiento intensivo tomando tratamientos de quimioterapia para el cáncer testifico, “Yo le pregunte a Dios, ¿y por qué no yo?” Y ella dio alabanza a Dios por amar la y estando con ella durante su sufrimiento.

No encontramos en la Escritura que se le dijo a Job porque el había sufrido. El pregunto “¿Por qué, yo?” El busco por todos lados la respuesta pero se le ocultó (Job 23:3-10). Es en situaciones tal como de Job cuando la fe es purificado. Muy frecuentemente cuando nosotros preguntamos, “¿Por qué yo, Señor?” viene la respuesta, “Espera hasta la mañana, entonces lo comprenderás todo.” Algunas cosas nunca lo comprenderemos en esta vida. Tenemos que confiar en Dios quien hace todo las cosas para nuestro bien, y continuar con Él (Isa. 55: 8-9).

Un perro no puede comprender por que tiene que permanecer en un patio cercado, pero todavía le es fiel a su dueño. Un bebe no comprende porqué se le da un inyección de sarampión, aún el continúa amando a su madre. Como hijos de Dios frecuentemente no podemos comprender como Dios obra, pero tenemos que seguir confiando y alabando le.




WHY, GOD?



O LORD, how long shall I cry for help and you will not hear? Or cry to you "Violence!"And you will not save? Why do you make me see iniquity, and why do you idly look at wrong? Destruction and violence are before me; strife and contention arise… You who are of purer eyes than to see evil and cannot look at wrong, why do you idly look at traitors and remain silent when the wicked swallows up the man more righteous than he?”  (Habakkuk 1:2-3, 13)
Referencia cruzada:

Problems are here to stay (John 6:33). They are custom made for each of us. “All things work together for good...” (Romans 8:28), people love to quote this Scripture to others who have troubles. But how many of us actually put it to the test? The common tendency is to question, “Why, God?” “Why, me?” When predicaments press in on us instead of loving God and trusting Him when things go wrong, we resort to self-pity. But feeling sorry for yourself gets you nowhere fast. Eventually, you become either discouraged or bitter against life and against God.

The first verse of Habakkuk tells us the frame of mind the prophet was in. (1:2-4), Habakkuk was not complaining against God, but rather to God. He knew that God was just in all He did. But he could not understand why God was allowing the situation to persist. He was in a sense saying, “How long will you allow the wicked to prosper? Why don’t you do something?” Somewhere along the way in each of our lives, we face this same question. Why does God allow righteous people to suffer and the wicked ones to go seemingly untouched by trouble? “It isn’t fair, we protest”.

In Psalm 73 is written an almost identical situation. What is the answer? (Ps. 73:17) The writer of this Psalm really thought he had a case against God. He fussed and fumed impatiently until finally God, in His quiet, loving way, said simply, “Look at the end of the story, and then you will understand.”

Often we ask, “Why me Lord?” This can be either a negative question, “Why do I have so much trouble?” When misfortune befalls us, we cry and pray and question. God may answer our questions, and He may not. He is not obligated to explain His actions to us (Rom. 9:20-21). However, there are times when God in His mercy chooses to answer our questions as He did Habakkuk. God even sends some things into our lives to cause us to question because He has a message for us. When things happen which we do not understand, we need to examine ourselves closely and listen intently for Gods voice. Lets consider a few reasons for “Why me?”

THE LAW OF THE HARVEST

When Israel, and later Judah, was invaded by the Babylonians, they were reaping the harvest they had sown. If we mistreat our bodies, we can expect sickness. A smoker dying with lung cancer need not ask, “Why me?” He should know. A drug addict in a mental institution should not question God. A Christian who married an unbeliever is only harvesting rebellion’s crop when that marriage falls apart. And we could add many more examples. So when trouble comes, before we question God, we need to question ourselves. “Is this the result of my actions? If so, where did I go wrong and how can I prevent it from happening again?”

TO GET OUR ATTENTION

A little boy was running through the house, laughing and playing. His mother called to him several times, but he did not hear her. Finally, as he came running by, she grabbed his arm. “Stop, listen to me.” We live in a busy world. From the time our feet touch the floor in the morning until we pull them onto the bed at night; there are a dozen things to do. To get our attention, God may have to slam a “stop sign” in front of us. It may be sickness, a broken relationship, a financial need. Whatever it may be, it stops our frantic rush and puts us on our knees. Then we hear the soft, loving voice of God, “Listen to me, I have something to tell you.”

TO BRING GLORY TO GOD
                
Seeing a blind man, Jesus’ disciples asked, “Master, who did sin, this man, or his parents, that he was born blind?” (John 9:1-2) They thought his affliction was the result of the law of the harvest. But Jesus said, “Neither hath this man sinned, nor his parents: but that the works of God should be made manifest in him” (Jn. 9:3).  Lazarus’ death was for the glory of God (Jn. 11:4). From prison the Apostle Paul wrote to the Philippian church that his problems were designed to spread the gospel (Phil. 1:12-14). He saw the hand of God at work in his life. His affliction was furthering the work of God. Faith in God plays an important role in helping us maintain our spiritual balance when we walk through these dark, trying times for we often do not know until we come out on the other side if our trial brought glory to God.

TO PERFECT US

The potter may have to crush and remold a vessel several times before it pleases him. A seamstress may have to rip, trim, and alter a garment before it fits perfectly. A writer writes and rewrites before he is satisfied with his work. So the Lord often has to crush our pride, break our will, alter our attitude, trim our desires and rework our plans to perfect us. We may have to fall down before we look up. (I Peter 5:10).

FOR REASONS KNOWN ONLY TO GOD

There are times when we question, “Why me Lord?” and He answers, “Trust Me.” One lady who had been going through intense suffering taking chemotherapy treatments for cancer testified, “I asked God, Why not me?” And she gave praise to God for loving her and being with her through her suffering.

We find no record that Job was ever told why he suffered as he did. He question, “Why me?” He looked everywhere for the answer but it was hidden from him (Job 23:3-10). It is in situations such as Job’s that faith is purified. So often when we ask, “Why me, Lord?” the answer comes, “Wait until morning, then you will understand.” Some things we will never understand in this life. We have to trust God who does all things well and keep walking with Him (Isaiah 55:8-9).

A dog cannot understand why he is made to stay in a fenced yard, but still he is faithfully devoted to his master. A baby does not understand why he is given a measles shot, yet he continues to love his mother. As children of God we often cannot comprehend the ways of God, but we must keep trusting and praising Him.












Tuesday, January 20, 2015

ENSÉÑANOS A CONTAR NUESTROS DÍAS


“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.”(Salmos 90:12)

Si alguien le diera la suma de 87,000.00 dólares, ¿qué haría usted con ello? Hay probablemente muchas cosas que usted compraría y haría con ello. Pero, te dices, "nadie mi va a darme esa cantidad de dinero". Probablemente que no, pero si habrá algo dado a usted este año que el dinero no puede comprar, tiempo. Así es. En 2015, Dios dará a todos nosotros 87,000 horas o 5, 256,000 minutos para utilizar.

¿Cómo pasará usted este tiempo? Usted lo puede usarlo sabiamente, usarlo todo en usted mismo o dar parte de este tiempo a tu prójimo o a Dios en el servicio. Tal vez no seamos ricos en términos de dólares, pero una cosa que tendremos todos en común son las horas de 2015. ¿Cómo va pasará usted este tiempo? Recuerde, tendremos que dar todos cuenta a Dios en cuanto a lo que hicimos con el tiempo que él nos dio este año.

Contar es la primera cosa que se aprende en la vida y de las primeras que se ensenan al niño. Contar bien nuestros días es cosa que debemos procurar con empeño; pero pocos aprenden a hacerlo. De contar bien depende la vida y el destino.  

Nuestros días son nuestro tesoro. Es la posesión de que depende todo. Sin embargo, se cuenta con más afán el dinero. Son pocos los días que Dios nos da por eso tenemos que usarlos sabiamente. No se pueden recobrar los días perdidos. El dinero se puede recobrar, pero los días jamás. Nuestro carácter, el éxito y nuestra eternidad dependen de su uso. Recordemos, que Dios nos va a pedir cuenta de ellos. ¿Cómo lo daremos se no la llevamos?

¿Cómo es como unos los cuentan? Unos los cuentan por números. Estos nos dicen si se aprovechan. Muchos días sin provecho nada valen. Otros los cuentan por los placeres. La vida es para gozarla pero si el placer es su único fin que perdida. Hay unos que los cuentan por cuantas riquezas acumulan. Unos los cuentan por sus aflicciones, pero de qué sirve sufrir si en esa escuela no aprendemos nada. La vida no consiste en que tanto duramos, sino en que es lo que hacemos con nuestros días. La vida verdadera no es aquella que se mide en términos de años sino de aprovechamientos.

¿Cómo es que Dios quiere que los contemos? El quiere que los contemos por las bendiciones que El nos da cada día. Muchos las olvidan o las menosprecian. El Señor quiere que aprovechemos las oportunidades de hacer bien y servirle. Algunos solo piensan en las oportunidades de enriquecerse o de gozarse. Dios también espera que los contemos por nuestro crecimiento espiritual.

Hay sabiduría que adquiere en contar los días de la manera que Dios nos quiere. Uno aprende amar y servir. Aprende a no dejar que se pierda su tiempo y aprovechar sus oportunidades. Pero sobre todo, aprende estar siempre contento.

Contemos nuestros días. ¿Cuantos han pasado? ¿Cuántos nos quedaran? ¿Qué uso haremos de los que nos restan? ¡Que Dios nos enseñe a contar los como en Su presencia!     



TEACH US TO NUMBER OUR DAYS


“So teach us to number our days, that we may apply our hearts unto wisdom.” (Psalm 90:12)

If someone were to give you the sum of $87,000.00 what would you do with it? There are probably many things you would buy and do with it. But, you say to yourself, “no one’s going to give me that amount of money.” No, they probably won’t but, there will be something given to you this year that money cannot buy, time. That’s right. In 2015, God will give us all 87,000 hours or 5,256,000 minutes to use.

How will you spend this time? You can spend it wisely, spend it all on yourself, or give some to your fellow man or to God in service. We may not be wealthy in terms of dollars and cents, but the one thing we will all have in common are the hours of 2015. How are you going to spend this time? Remember, we will all have to give an account to God as to what we did with the time he gave us this year.

Counting is the first thing that is learned in life and one of the first things that is taught to a child. To count well our days is something that we must do with determination; but few learn how to do it. Our life and destiny depends on us counting well.

Our days are our treasure. It is the possession on which everything depends on. Nevertheless, money is counted with more zeal. Few are the days that God gives to us, that is why we have to use them wisely. The days that we waste cannot be recovered. Money can be recovered, but wasted days can never be recovered. Our character, our success and our eternity depend on their use. Let's remember, that God is going to ask an account of us for them. How will we give an account of them if we are careless with what we do with them?

Counting tell us if we have benefited from them. Many days without benefit are worthless. Others count them by the pleasures they enjoy. Life is intended to be enjoy, but if pleasure is your only sole purpose what a waste. There are some that count them by all the wealth they accumulate. Some count them by their afflictions, but what good does suffering serve if in this school we do not learn anything. Life does not consist of how long we live, but what we do with our days. True life is not the one that is measured in terms of years but of use.

How does God wants us to count them? He wants us to count them by the blessings that He gives us every day. Many forget them or take them for granite. The Lord wants us to make use of the opportunities to do good and to serve Him. Some only think about the opportunities to prosper or to enjoy themselves. God also expects us to count them by our spiritual growth.

There is wisdom to be acquired in counting the days in the way that God wants us to. We learn to love and to serve. We learn not to waste our time and to make use of our opportunities. But especially, we learn to be always happy.

Let's count our days! How much have gone by? How many do we have left? What use will we make of those that remain? Let's pray that God teaches us to count them as in His presence!


Tuesday, January 13, 2015

USTED PUEDE CAMBIAR SU FUTURO


“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)

Es importante que tomemos tiempo para re-enfocar nuestras vidas y estar dispuestos para hacer cambios. Nuestra vista de metas personales y compromisos es enturbiada por las interacciones de la vida y la inseguridad del futuro. Necesitamos momentos cuando podemos dar un paso atrás y después de un momento de descanso y reflexión, somos capaces otra vez de vivir la vida con propósito, con un foco más claro en el plan y objetivo de Dios para nuestra vida.

Con el principio de un Año Nuevo, a menudo hacemos resoluciones para el Año Nuevo. Lo que estamos diciendo es que vemos una necesidad de cambio y puede ser una cosa buena sólo mientras que Dios está detrás del cambio. Somos malos en comenzando y no terminando las resoluciones del Año Nuevo, pero cuando la necesidad del cambio nace de Dios Él nos ayudará hasta que sea cumplido. Déjeme sugerir tres motivos por qué usted debería pensar en hacer algunas resoluciones de Año Nuevo.

Primero, todos necesitamos cambios. Algunos cambios encontramos que son muy difíciles admitirlo a nosotros mismos. Pero hay una gran potencia en la confesión a nosotros mismos, a Dios, y a otros. Enfrentando nuestros fracasos es el primer paso doloroso en el camino a algo mejor.

Segundo, cuando cambiamos calendarios es también un tiempo bueno para la revaloración. ¿Cómo fue el año pasado? ¿Qué quiero hacer diferentemente este año? Esta vez del año siempre me recuerda de un paso de la escritura, “Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espino” (Jeremías 4:3). Tiene sentido. Entre más tierra que usted pone en la producción, más próspero usted será. Pero algunos de nosotros son bastante estúpidos para tratar de sembrar semillas en la tierra invadida por hierba sin arar la tierra y tener cuidado de arrancar las hierbas cuando salen. Llámelo pereza o Llámelo estupidez. Déjeme hacerle una pregunta seria. ¿Qué porcentaje de su vida esta produciendo algo de valor? ¿Cuánto terreno “sin arar” tiene usted que necesita ser arado en 2015, y hecho útil? El principio de un año nuevo es un tiempo bueno para la revaloración.

Tercero, el Año Nuevo es un tiempo excelente para correcciones de medio curso. Seguramente podríamos fallar en lo que intentamos hacer, pero si dejamos de planear, como dice el viejo refrán, entonces planeamos fallar. Si usted es tan temeroso del fracaso que usted nunca pone metas, usted muy probablemente no hará mucho. El fracaso no es el final. Para la persona que se determina aprender de ello, el fracaso es un amigo. Si usted quiere hablar del fracaso considera al Apóstol Pablo. En toda su vida él estuvo opuesto, perseguido, naufragado, apedreado y dejado por muerto, abandonado por compañeros confiados de trabajo, difamados, y desdeñó. A veces pareció que los proyectos a los cuales él había dedicado años se volvían polvo antes de sus ojos. Pero él no estaba dispuesto a darse por vencido: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14). No me extraña, que él dejo una marca en su mundo. Él dejó de mirar hacia atrás, y puso su vista en lo que estaba adelante. Él no dejó que el miedo del fracaso lo detuviera de intentar otra vez.

No tenga miedo de cambiar. ¡Usted puede cambiar su futuro sólo mientras que usted no resista el cambio! La razón principal por qué la gente resiste el cambio es el miedo; miedo del fracaso, miedo del rechazo, miedo de pérdida y miedo de lo desconocido: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio” (II Timoteo 1:7). La gente resiste el cambio porque están contentos y satisfechos como están las cosas. La mayoría de nosotros queremos quedarnos en la cumbre de la montaña de la victoria de ayer en vez de continuar y crecer. Usted nunca crece en la cumbre de la montaña, pero sólo en pasar por el valle de cambio: “Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder…” (Salmos 84:6-7).

Algunas personas resisten el cambio porque no entienden lo que Dios quiere hacer en sus vidas. Ellos no pueden ver ninguna necesidad personal del cambio o no ven ninguna ventaja para el cambio. Los hábitos y las tradiciones dificultarán el cambio. El fracaso de dejar nuestra zona de comodidad minimizará cambios y transformaciones en nuestras vidas. Nadie lo ha hecho de esta manera es una queja común de la gente que rechaza cambiar debido a tradición o hábito.

Cuando entramos en el Año Nuevo, ay que hacernos unas preguntas difíciles y enfocar en el propósito de nuestras vidas y ser receptivos a cambios. Recobre su foco en el propósito y plan en su vida. Con la ayuda de Dios usted puede cambiar su futuro.




YOU CAN CHANGE YOUR FUTURE


And be not conformed to this world: but be ye transformed by the renewing of your mind, that ye may prove what is that good, and acceptable, and perfect, will of God.” (Romans 12:2)

It is important to take time to re-focus our lives and be open to change. Our view of personal goals and commitments is blurred by life's interactions and the uncertainty of the future. We need moments when we can take a step back and after a time of rest and reflection, we are able once again to live life with purpose, with a clearer focus on God's plan and purpose for our life.

With the beginning of a New Year we often make New Year’s resolutions. What we are saying is that we see a need for change and that can be a good thing just so long as God is behind the change. We are notorious for starting and not finishing New Year’s resolutions but when the need for change is born of God He will help us until it’s completed. Let me suggest three reasons why you should consider making some New Year’s resolutions.

First, we all need changes. Some changes we find very hard to admit to ourselves. But there is a great power in confession to ourselves, to God, and to others. Facing up to our failures is the first painful step on the road to something better.

Second, when we change calendars it is also a good time for reassessment. How did last year go? What do I want to do differently this year? This time of year always reminds me of a passage of scripture, “Break up your unplowed ground and do not sow among thorns” (Jeremiah 4:3). It makes sense. The more land you put into production, the more prosperous you'll be. But some of us are stupid enough to try to sow seeds in land overrun by weeds without breaking up the soil and taking care to root out the weeds as they come up. Call it laziness or Call it stupidity. Let me ask you a serious question. What percentage of your life is producing something of value? How much "unplowed ground" do you have that needs to be broken up in 2015 and made useful? The beginning of a new year is a good time for reassessment.

Third, New Year's is an excellent time for mid-course corrections. Sure, we might fail in what we set out to do, but if we fail to plan, as the old saying goes, then we plan to fail. If you're so fearful of failure that you never set goals, you're not very likely to do very much. Failure is not the end. For the person who determines to learn from it, failure is a friend. You want to talk about failure look at the Apostle Paul. Throughout his life he was opposed, persecuted, shipwrecked, stoned and left for dead, deserted by trusted co-workers, slandered, and scorned. Sometimes it seemed that projects to which he had devoted years were turning to dust right before his eyes. But he was unwilling to quit: “Brethren, I count not myself to have apprehended: but this one thing I do, forgetting those things which are behind, and reaching forth unto those things which are before, I press toward the mark for the prize of the high calling of God in Christ Jesus” (Philippians 3:13-14). No wonder he made a mark on his world. He stopped looking back, and looked forward instead. He didn't let the fear of failure keep him from trying again.

Don’t be afraid to change. You can change your future just so long as you don’t resist change! The main reason why people resist change is fear; fear of failure, fear of rejection, fear of loss and fear of the unknown: “For God hath not given us the spirit of fear; but of power, and of love, and of a sound mind” (II Tim. 1:7). People resist change because they are content and satisfied with the way things are. Most of us want to stay on the mountain top of yesterday’s victory instead of going on and growing up. You never grow up on the mountain top but only in passing through the valley of change: “When they walk through the Valley of Weeping, it will become a place of refreshing springs. The autumn rains will clothe it with blessings. They will continue to grow stronger…” (Psalms 84:6-7).

Some people resist change because they don’t understand what God wants to do in their lives. They can see no personal need for change or they don’t see any benefit for change. Habits and traditions will hinder change. Failure to leave our comfort zone will minimize changes and transformations in our lives. No one has ever done it this way before is a common complaint of people who refuse to change because of tradition or habit.

As we move into the New Year let’s ask ourselves the hard questions and focus on the purpose of our lives and be open to change. Regain your focus on the purpose and plan in your life. With God’s help you can change your future.


Tuesday, January 6, 2015

LIBRADOS EN 2015


“…Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta…” (Filipenses 3:13-14)

Durante la guerra en Vietnam una mujer joven vietnamita fue matada. Ella dejó a su esposo y un hijo pequeño de dos años. Él esposo en muchas ocasiones tenía que viajar lejos para encontrar trabajo para proveer para él y su hijo. Cuando el salía en estos viajes dejaba a su hijo con su vecinos. Toco que después de un viaje largo, el hombre volvió a su pueblo y lo encontró destruido y vacío. Histéricamente comenzó  a buscar entre los escombros donde estaba la casa de su vecino y se encontró unos huesos de un niño. Él estaba seguro que éstos eran los restos de su hijo. Él tomó los huesos pequeños en sus manos y se los puso contra su pecho y comenzó a llorar amargamente. Después de un tiempo envolvió  los huesos en su camisa y se los llevo con él, y en donde quiera que él iba llevaba con él los huesos de su hijo.

Muchos años pasaron, y una noche el hombre oyó que alguien tocaba su puerta. ¿Él llamó, "Quién está allí?" “¡Soy yo tu hijo!" la voz afuera contestada. “¡Mis secuestradores me soltaron, y he pasado estos años tratando de encontrarte!" El hombre se quedó atónito y gritó, "Usted es un mentiroso y una persona cruel. Tomó los huesos y llorando se los puso a su pecho y contestó mi hijo está muerto. ¡Déjame en paz!" Él hombre no abría la puerta. Su hijo llorando siguió tocando la puerta y rogándole a su padre que le abriera la puerta pero nunca le abrió la puerta. Después de un tiempo, viendo que no le iba abrir la puerta el joven se fue llorando. Este hombre nunca encontró la felicidad y perdió su hijo que todavía vivía. ¿Por qué? Porque el estaba determinado retener los huesos del pasado.

Estamos en el principio de un Año Nuevo. Este es una gran oportunidad de dejar ir los huesos del pasado. Alguien una vez dijo que Dios nos creó con los ojos en frente de nuestras cabezas para que cuando tratamos de mirar hacia atrás se nos entiese el cuello. Las posibilidades del futuro nos llama que miremos hacia adelante. Las buenas noticias para nosotros al principio de este Año Nuevo son que Dios nos ha puesto en libertad, libre de los huesos del pasado. Somos librados cuando realizamos que no somos atrapados por lo que nos pasó  en el pasado.

Algunos se estancan porque se recuerdan y vuelven a revivir memorias viejas y dolorosas. Se estancan y se paralizan por huesos viejos. La vida hace lo que se supone hacer, y luego seguimos nuestra marcha. Para algunos, el año pasado fue un año malo. A pesar de lo que nos paso el año pasado, el principio de un año nuevo es un tiempo para liberarnos del pasado y comenzar de nuevo. Un nuevo principio es posible.

Resuelva a olvidar sus fracasos. Para algunos sus fracasos son memorias dolorosas. Tal vez es una memoria de cómo usted falló en una relación. Tal vez usted hizo unas decisiones malas, o dijo e hizo unas cosas incorrectas. Lo que está diciendo la Palabra de Dios es que no debemos permitir que los fracasos del pasado nos paralicen y que estos nos detengan de avanzar. Es tiempo de decir “voy a olvidar mi pasado. Voy a dejar de torturarme sobre lo que hice o lo que no hice”. Es tiempo de dejar de ser encadenado a mis fracasos pasados. Dios no quiere que usted viva su vida como un fracasado.

En este Año Nuevo cométase a dejar sus rencores. ¿Qué es un rencor? Un rencor es un resentimiento profundo que cultivamos en nuestro corazón contra alguien. Un rencor es un espíritu que no perdona y conduce a actitudes y acciones semejantes. Abrigar un rencor es guardar un disgusto contra alguien. Los rencores son peligrosos porque ellos son destructivos. Los rencores pueden destruir matrimonios, familias, arruinan amistades y pueden dividir iglesias.

Si en este día usted guarda un rencor contra alguien, Dios le esta diciendo en este momento que lo dejes ir. Los rencores no solo son destructivos, también son autodestructivos. Cuando usted guarda un rencor contra alguien usted se esta haciendo mas daño a usted mismo que a la persona quien usted guarda es rencor. Si usted sigue abrigando un rencor esto con el tiempo lo destruirá, si no físicamente, seguramente emocionalmente y espiritualmente. Le hará una persona amargada y enojada. Librarse, de su rencor, “y perdonándoos  unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdono, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13). Según la Palabra de Dios el modo de dejar un rencor es perdonar el agravio.

Dios no le está pidiendo que se olvide lo que se le hizo. Pretender como si nada paso. Lo que Dios le esta pidiendo  es que perdones el agravio. Lo que esto implica es reconocer que lo que se hizo fue incorrecto y doloroso, pero que usted ha decidido perdonar a aquella persona que le hizo el mal. Estoy seguro que hay personas, que están leyendo esto, que tiene que dejar sus rencores y perdonar el agravio que ellos tienen contra alguien. Dios le dice hoy que ese resentimiento que esta profundamente arraigado en usted tiene que dejarlo. ¿Qué mejor tiempo para tomar esa decisión difícil para perdonar que el principio de este año nuevo? Ahora no digas, "Pero, es que tu no entiendes". Lo cierto es que usted no quiere perdonar.

Resuelva a restaurar sus relaciones. Cada vez que enciendo mi computadora corre un programa que revisa todos mis programas para ver si están todas trabajando correctamente. Dios en Su Palabra nos pide que hagamos algo similar en nuestras vidas, que cada vez en cuando hagamos un chequeo de nuestras relaciones personales para ver si están trabajando correctamente. Escuche a lo que la Palabra de Dios dice “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18). La frase importante aquí es, “en cuanto dependa de vosotros.” Dios nos esta diciendo que debemos hacer todo lo que podemos para restaurar nuestras relaciones rotas.

Algunas de nuestras relaciones podrían haberse rotado debido a lo que otros han hecho y ellos tal vez no quieren restaurar aquella relación. Dios reconoce esto. Por eso, Él comienza diciendo “Si es posible” Pero algunas de nuestras relaciones se han rotado debido a lo que nosotros hemos hecho. Una de las cosas que usted puede hacer en este Año Nuevo es admitir sus errores pasados y humildemente buscar el perdón de aquellos que usted ha lastimado. Has un compromiso de restaurar sus relaciones rotas en este Año Nuevo.

Cométase dar la espalda a sus transgresiones. Después que se había terminado la Guerra Civil y los esclavos habían sido librados muchos de ellos decidieron quedarse con su amos y seguir haciendo lo que les dijeran. Ellos fueron librados pero decidieron vivir como esclavos. Esto es exactamente como algunos cristianos han decidido vivir. Cristo nos ha hecho libre, pero como aquellos esclavos unos todavía deciden obedecer su viejo amo, el pecado. Escuche estas palabras de Romanos 6:16: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis?”

Algunas personas tienen pecados particulares que siguen cometiendo. Cuando fuimos salvados dejamos de pecar, pero hay otras cosas que sabemos que son pecado que todavía practicamos. Tal vez así es como usted vivió durante el año pasado, constantemente derrotado por el mismo pecado. ¿Está estancada su vida espiritual porque usted ha aprendido a vivir con cierto pecado en su vida? La Palabra de Dios lo reta a que des la espalda a aquel pecado. Ya basta que ese pecado controle su vida. Usted no tiene que vivir este Año Nuevo siendo derrotado por el mismo pecado viejo. Usted puede tener la victoria sobre ello en este Año Nuevo.

Será el año 2015 solamente un año mas para usted, o va hacer estos cambios y hacerlo un año que cambia su vida; “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).


SET FREE IN 2015


“…I count not myself to have apprehended: but this one thing I do, forgetting those things which are behind, and reaching forth unto those things which are before, I press toward the mark…” (Philippians 3:13-14)

During the war in Vietnam a young Vietnamese woman was killed leaving behind her husband and her baby. The husband traveled far and wide looking for work because he needed to provide for himself and his child. Often he would leave the small child with neighbors. After one long trip, the man returned to find his village demolished and deserted. He began frantically to searching through the rubble where his neighbors house had been and found scattered about some small bones. He was sure that these were the remains of his son. He took the small bones in his hands and held them to his body and began to cry bitterly. After a while he wrapped the bones in his shirt and carried them with him everywhere he went.

Many years passed and one night as the man sat in his house he heard knocking on his door. He called out, “Who’s there?” “It is I your son!” the voice outside replied. “My kidnappers set me free and I have spent all these years trying to find you!” Trembling the man yelled back, “You are an impostor and a cruel person. Holding the small bones to his body as he began to weep he replied, my son is dead. Leave me alone, go away!” His son continued pounding on the door, but the man would not open the door.  After a while he stopped pounding on the door and left crying. The man never found happiness and he lost his son who was still alive. Why, because he was determined to hold on to the bones of the past.

We are at the begin of a New Year. This is a great opportunity for letting go of the bones of the past. Someone once said that God created us with eyes in the front of our heads so that when we tried to look back we would get a stiff neck. The possibilities of the future call us to look forward. The good news for us as the beginning of this New Year is that God has set us free, free from the bones of the past.

Some people are stagnate because they remember and relive old and painful memoirs. They are stagnate and paralyzed by old bones. Life does what it's supposes to doing, and then we continue on. For some, last year was a bad year. In spite of what happened to us last year, the beginning of a new year is a time to liberate ourselves of the past and begin anew. A new beginning is possible. 

Resolve to forget your defeats. For some their defeats are painful memoirs. Perhaps it is a memory of how you failed in a relationship. Perhaps you made a few bad decisions, or said and did a few incorrect things. What the Word of God is saying is that we must not allow the defeats of the past to paralyze us and stop us from advancing. It is a time to say “I am going to forget my past. I must be going stop torturing myself over what I did or what I didn’t do”. It is a time to stop being chained to my past defeats. God does not want that you live your life as a failure.

In this New Year commit yourself to leaving your grudges. What is a grudge? A grudge is a deep resentment that we cultivate in our heart against someone. A grudge is a spirit that will not forgive and leads to similar actions and attitudes. To harbor a grudge is to have a feeling of resentment against someone. Grudges are dangerous because they are destructive. Grudges can destroy marriages, families, ruin friendships and can divide churches.  

If today you hold a grudge against someone, God is telling you to let it go. Grudges are not only destructive, they are also self-destructive. When you keep a grudge against someone you are hurt yourself more than the person who you have the grudge against. If you keep on harboring a grudge, with time it will destroy you, if not physically, surely emotionally and spiritually. It will make you a bitter and angry person. Free yourself from your grudge, “forgiving on another, if any man have a quarrel against any: even as Christ forgave you, so also do ye” (Colossians 3:13). According to the Word of God the way of getting over a grudge is to forgive the offence.

God is not asking you to forget what was done to you. To pretend as nothing happened. What God is asking of you is to forgive the offence. What this implies is to admit that what was done was wrong and painful, but that you have decided to forgive the person who wronged you. I am sure that there is someone, who is reading this, who has to leave their grudges and forgive the offence that they have against someone. God is says to you today that this resentment that is deeply rooted in you has to go. What better time to make this difficult decision to forgive then the beginning of this New Year? Now don't say, "But, it is that you don't understand". The truth is that you don't want to forgive.

Resolve to restore your relationships. Whenever I start up my computer it runs a program that checks all my programs to see if they are all working correctly. God in His Word asks us to do something similar in our lives, that every now and then we should do a checkup of our personal relationships to see if they are working correctly. Listen to what the Word of God says: “If it be possible, as much as lieth in you, live peaceably with all men” (Romans 12:18). God is telling us that we must do everything that we can to restore our broken relationships.

Some of our relations might have been broken due to what others have done and they perhaps do not want to restore that relationship. God recognizes this. That's why; He starts by saying “If it is possible”. But some of our relationships have been broken due to what we have done. One of the things that you can do in this New Year is to admit your past errors and humbly seek the forgiveness of those that you have hurt. Make a commitment to restore your broken relationships in this New Year.

Make a commitment to turn your back on all your transgressions. After the Civil war was over and the slaves had been freed many of them decided to remain with their old masters and keep on doing what they told them. They were freed but they decided to continue living as slaves. This is exactly how some people have decided to live. Christ has made us free, but as those slaves some still decide to obey their old master, sin. Listen to these words in Romans 6:16: “Know ye not, that to whom ye yield yourselves servants to obey, his servants ye are to whom ye obey…”

Some people have some particular sins that they keep on committing. When we were saved we stop sinning, but there are other things that we know that are a sin that we still practice. Perhaps, this was the way you lived last year, constantly defeated by the same sin. Is your spiritual life stagnate because you have learned to live with a certain sin in your life? The Word of God challenges you to turn your back on that sin. It's time that this sin stops controlling your life. You don't have to live through this New Year being defeated by the same old sin. You can have the victory over it in this New Year.


Will this New Year be just another year for you, or will you make these changes and make it a year that changes your life. The Word of God tells us; "I can do all things through Christ which strengtheneth me" (Philippians 4 13).